Narra Sienna:
Llegamos bastante tarde a clase, por lo que todos giraron a mirarnos cuando entramos.
-Disculpe el retraso profesor.- dije apenada.- No volverá a pasar.- me miró y solo asintió.
Tomé del brazo a Dominik y nos sentamos en los últimos asientos. Notamos las malas miradas sobre nosotros. Nada nuevo, pero ya me estaba cansando.
-Debemos hablar luego.- me susurró Dominik. Su rostro estaba completamente serio.
"Demonios, ya era demasiada calma" pensé.
-Hablaremos en el almuerzo, ¿vale?.
-De acuerdo.
Las horas pasaron rápido. Apenas sonó la campana, todos salieron hacia la cafetería. Me quedé sentada en mi lugar, pero porque me había colgado en mis pensamientos. Mi vista estaba compenetrada, mirando por la ventana. ¿Qué era lo que miraba? Una mujer, sentada en la vereda de en frente con su pequeña hija, al parecer. Ellas jugaban y reían, estaban alimentando a las palomas. Me detuve en esa tierna imagen.
-Sienna, ya sonó la campana. Deberíamos ir a almorzar, ¿no crees?.- ahora sonaba amable. Bipolar, ¿dónde?
Me devolví a la realidad, y me levanté de mi asiento.- Ah claro, vamos.
Apenas lo hice, Dominik me tomó del brazo y me acercó demasiado a él. Nuestras frentes casi chocaban. Me sonrojé por la incómoda situación. Lo único que hice, fue carraspear para que se diera cuenta de lo que pasaba y me soltara. Pero no lo hizo, así que me intenté alejar de él. Obviamente, su fuerza era mayor, así que hiciera lo que hiciera, era inútil.
Yo me hacía la desentendida y corría mi mirada hacia otro lado. Dominik tomó mi rostro con su mano y empezó a hablar.
-Primero, es de mala educación no mirar a las personas a los ojos. Segundo, no te hagas la vergonzosa aquí, no lo hiciste en el baile, así que no lo hagas ahora.- solo me quejé porque me apretó muy fuerte el brazo.- Tercero, el tema que quería hablar contigo.- pausó y no continuó.
-Primero, suéltame, me estás lastimando. Segundo, pensé que lo del baile ya era pasado, que lo habíamos olvidado. Tercero, habla de una vez, no te hagas de rogar.- me soltó bruscamente, por lo que pude retroceder al menos tres pasos de él. Quería mantener la distancia. Si él estaba molesto, por lo que sea que lo estaba, no me importaba, porque yo también estaba enojada. Lo miré seriamente a los ojos.
-Bien.- soltó.
-Bien...- susurré.
-Eres una estúpida y una metenarices.- bufó.
-¿Qué? ¿Por qué?.- quería escucharlo de su boca.
-No te hagas la mosquita muerta, sabes porque estoy molesto. No, no molesto. Furioso contigo.
-Dominik, segunda vez no te voy a rogar. Si sé de qué estás hablando, pero quiero oírte decirlo.- lo desafié y de pronto, su rostro se volvió helado, muy pálido y con tono frío. Se paró erguido en frente de mí. No iba a intimidarme, ¿o si?
-¿Por qué mierda te metiste en mis planes? No, no sólo eso. ¿Por qué diablos no te metes en tus cosas? Arregla lo tuyo, intenta hacer tu vida sola. ¿Es necesario que te entrometas en todo lo que hago? No fuiste más que un estorbo. Te odié en ese momento, y no sé, si ya se me pasó ahora.
Quedé boquiabierta. ¿Enserio dijo lo que dijo? No podía emitir palabra alguna. Fue como un palazo todo lo que dijo. Me agarré la cabeza con las puntas de mis dedos.
-A ver si entiendo, tú estabas por suicidarte y te enojas porque lo evite... ¿Enserio querías tú, me refiero a tu conciencia, no a la de los demás, quitarte la vida? ¿De verdad querías morir? Dímelo, porque la verdad es que ya no te entiendo, Santorski.- intentaba no insultarlo, aunque en mi mente lo estaba haciendo.
-Nadie pidió tu ayuda. Y si es así, ¿¡qué!? ¿Acaso tanto te importa?
-Sí.- respondí antes que terminó de hablar.
-Pues, eres una idiota al hacerlo. Porque a mí, no me importa nadie, mi vida no es de tu incumbencia, ni nada de lo que yo haga. Deja de meterte en mi vida. Tú no me importas. Aléjate de mí. Entiende que soy yo y solamente yo- se burló.
Yo echaba chispas. Estaba totalmente furiosa, y más porque se reía en mi cara. No aguanté y le di una cachetada. Quedó mudó por mi reacción.
-De acuerdo, haz lo que quieras. Tienes razón, soy una estúpida por querer ayudarte.- yo sonaba tranquila.- Mátate, si es lo que quieres. Pero no me busques luego, yo estoy muerta para ti. Ya no quiero saber más de ti Dominik. Me cansé. Nunca debí creer en nada de lo que decías, en tus mentiras. Se acabó.- Mi voz se quebraba, y ya soltaba en llanto, pero no quería hacerlo en frente de él.- Espero que logres todo lo que te propongas... Suerte... Adiós Dominik.- terminé y salí corriendo del salón.
Me sentía de lo peor, tal vez él tenía algo de razón, yo siempre estropeaba todo. Salí del colegio, antes del horario y corrí y corrí varias cuadras. Me detuve apenas me cansé. No sabía hacia dónde iba, sólo quería despejarme. Últimamente necesitaba mucho hacerlo. Lloraba y lloraba como una niña desconsolada detrás de un gran árbol que había en aquella plaza en la que me encontraba.
No tenía ánimos de nada, y todavía me faltaban los regaños de mi papá. Pero ya no me importaba, me daba igual cualquier mierda. Solo quería ir a casa y meterme en mi habitación.
Tomé mi móvil y marqué el número de mi papá. Cuando respondió, sonó totalmente preocupado, pues me bombardeó a preguntas, diciéndome si estaba bien y todo eso.
-Escucha, ¿podrías buscarme?.- yo sollozaba. No quería causarle problemas.
-Cariño, dime dónde estas e iré a buscarte.
-Estoy en el parque Dixon, cerca del centro.
-No te muevas, quédate ahí. Llegaré en quince minutos.- dicho esto, corté y lo esperé allí.
Apenas vi su coche, me levanté del suelo y caminé hasta el auto. Mi papá se bajo de éste, y vino a mi encuentro. Me abrazó como si hubieran secuestrado a su hija. Yo solo rompí peor en llanto, y ocultaba mi rostro en su pecho.
-No vuelvas a asustarme así, sonrisita. No sé que haría si te perdiera.- me susurró.- Eres lo más preciado que tengo. Sea lo que sea que te suceda, lo superaremos juntos, no te preocupes.
No decía nada, sólo lloraba y lloraba, y mi papá me abrazaba más fuerte, como si entendiera lo que me pasaba. Realmente lo quería cerca en este momento. Solo quería que alguien me abrazara y me dijera "Todo estará bien".
Creo que debía entender por mí misma, que debía dejar de buscar a Dominik. Ya no lo molestaría más, nunca más. Las cosas suceden por algo, y por algo debo alejarme sin decir más.
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Corregido.
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Justo A Tiempo (Dominik Santorski)
RomanceDominik, un chico de 18 años que sufre muchísimo de bullying luego que sus supuestos amigos le jugaran una mala pasada por besarse con un chico, Aleksander. Su vida dio un giro bastante horrible para él, sumado a la poca atención que le dedican sus...