Capítulo 29- Gritos silenciosos

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Narra Dominik:

¿Qué cosa, es peor que el hecho de que tus seres queridos te mientan? Mis padres se divorciarían, eso era indudable. Yo no veía a Sienna últimamente, mucho menos por el hecho que en la escuela todos hablaban al respecto. No sabía si ella me engañaba con Aleksander, justo ese estúpido.

Otro estúpido día en el estúpido colegio, con mis estúpidos "compañeros". No veía por ningún lado a Sienna. No sabía nada de ella, solo el vídeo que vi colgado en la red, donde Karolina la golpeó. Si estuviese estado en ese momento, no hubiese permitido que la lastimara. Quería encontrarla y pedirle disculpas. Antes de ir al colegio, iría por ella.

Me vestí con lo primero que encontré, tomé mi mochila y salí de casa. Tomé un taxi hasta su casa y bajé allí. Parecía no haber nadie. Golpeé la puerta, pero nadie atendió. Pensé por un momento, y me acordé de la enredadera que conectaba con su habitación. Trepé por ella y para mi suerte, la puerta del balcón estaba abierta. Entré en la habitación, pero ella no estaba en cama. La puerta del baño estaba abierta, apenas entré, la encontré en la ducha inconsciente. Me desesperé al ver un frasco de pastillas totalmente vacío en su mano. Inmediatamente la saqué de allí y tomé su pulso. Estaba bastante débil, pero sentía los latidos aislados de su corazón.

Llamé rápidamente a urgencias y la ambulancia llegó al rato. Llegamos al hospital y la atendieron inmediatamente. Al rato, el doctor se acercó hacia mí.

-Tuve otra recaída, nada grave, pero ella está entrando totalmente en depresión. No logro entender, ayer estaba bien.- dijo preocupado el médico.- Llamaré a un psicólogo para que la visite esta noche y veremos cuál es el diagnóstico, para saber cómo actuar.- se detuvo un momento a mirarme cuando vio mi cara horrorizada y de preocupación.- ¿Tú eres... Su novio, cierto?.- asentí.- Bien, ven conmigo, así firmas unos papeles.- lo seguí.

Llegamos a la oficina y el sacó una planilla de varias hojas, me senté en la silla y comencé a llenarla.

-¿Cuándo estuvo ella aquí?.- pregunté expectante a que me respondiera.

-Ayer, ella fue traída por un muchacho. La recibimos muy golpeada y estaba muy mal, por una pelea fue todo. Apenas sentíamos su pulso cuando entró en urgencias. Tuvo suerte que no haya sido algo de gravedad.- lo escuché atento. ¿Aleksander la había traído?. Me asqueada con sólo pensar en él, posando sus sucias manos en mi ex novia.

-Mmmm... ¿el muchacho tenía cabello medio oscuro?.- pregunté para ver si lograba sacarle la información.

-No, de hecho el chico que la trajo tenía el cabello rubio algo apagado, y... Parecía de unos 20 o 25 años.

Hice una mueca de disgusto al escuchar esto, y no saber quién podría ser.

Salí de aquella oficina, y me dirigí a la habitación donde habían dejado a Sienna. Estaba sentado, en una silla al lado de ella, cuando alguien irrumpió.

Un tipo, cabello rubio oscuro, con un físico trabajado, y mirada aislada. El estaba observando detenidamente a mi novia. Fruncí el ceño y tosí suave para que se diera por aludido y dejara de mirarla. Luego, su vista se volvió hacia mí.

-Oh, no te había visto.- ¿Estás bromeando imbécil?.- Soy Ian Nowicki.- ¿Quién te preguntó, maldito arrogante?.- Soy quien encontró a Sienna inconsciente, tirada en el patio trasero. Un gusto, ¿y tú eres?.- preguntó amable y le fruncí aún más el ceño.

-Dominik Santorski, su NOVIO.- recalqué.- ¿Tú la trajiste aquí ayer? Te lo agradezco.- dije fingiendo amabilidad.

-Oh, descuida. No hay problema. Me imagino entonces que los veré pronto en la escuela.- no lo toleraba definitivamente.- Los dejo para que ambos descansen. Vendré mañana.- terminó diciendo y se despidió agitando su mano, le levanté apenas la mía en respuesta.

¿Lo veremos pronto en la escuela? ¿Enserio? Ni quería saber a qué se refería el tipo, pero sí qué tipo de relación tenía con Sienna. Saber que quería y porqué.

La visita express del desconocido aquel, me había inundado los pensamientos. Reaccioné al escuchar los pequeños quejidos de Sienna. La miré expectante.

-¿Dónde estoy?.- dijo frunciendo el ceño, y aún sin abrir los ojos. Se tomó la cabeza, parecía dolerle. Luego miró hacia mí.- ¿Dominik? ¿Qué haces aquí?

-¿No sería mejor decir "gracias por salvarme de la peor estupidez que hice en mi vida"?.- me regodeé.

Ella rodó sus ojos. Para eso, si tenía fuerzas, para pelearme.- Gracias.- es todo lo que dijo.- Pensé que no volvería a verte...

-¿Realmente querías morir? Lamento haber arruinado tu plan, pero eres la menos indicada para morir. Tienes una gran vida por delante, quien sabe. No puedo creer lo que hiciste.

-¿Viste el vídeo? Sé que lo viste. Esa es una de las razones...- se lamentó.

-A nadie le interesa un puto vídeo, tu vida vale mucho más. No quiero que mueras, quédate conmigo...- ya sonaba cursi, pero era cierto. La quería conmigo a mi lado.

*************

Pasaron un par de horas, cuando apareció el psicólogo del hospital. Entró en la habitación y me pidió un momento a solas con Sienna. Hice caso y salí de allí.

*************

Narra Sienna:

Un psicólogo. Lo que me podía faltar. ¿Enserio? Sólo a mi me pueden pasar estas cosas.

Lo miré atenta a lo que hacía, tomó la silla y comenzó a hablar amablemente de cosas sin sentido, yo solo me reía.

-Bien, creo que no te caeré tan mal.- bromeó.- Dime Sienna, ¿cómo has estado? Recuerda que debes ser honesta conmigo y yo lo seré contigo.- dijo dulcemente, con el fin de ganarse mi confianza.

-Pues, he estado mejor, eso no lo dudo. Últimamente, mi vida es un asco.- el hombre abrió grande sus ojos. No esperaba que sea tan confiada.

-¿Y a qué se debe eso?.- preguntó, a lo que sonreí arrogante.

-Vamos, ¿es su mejor forma de "querer ayudarme"?.- dije recalcando entre comillas.

-Pues, si queremos llegar a algún lado, te tendrás que abrir con respecto a tus angustias, tu tristezas y tus sentimientos.

Lo miré fijamente un largo tiempo, no parecía ser ninguna amenaza. Pero no sabía si era honesto o después lo divulgaría.

-¿Cómo se llama?.- me miró confundido.

-Doctor Philip Morrison.

-Eres estadounidense, ¿cierto? Seguro lo eres. ¿Te puedo llamar Phil, si no te molesta?

-Estadounidense sí, y sí, llámame como te sea más cómodo.- sonrió.

-Mira Phil, resulta que mi vida es una mierda, mis padres no saben dónde estoy, ni nada de lo que hago. Mi padre desde que tiene a su amante, me ignora por completo. Y mi madre, apareció hace unos días, luego de desaparecer hace dieciocho años, ¿puede creerlo?. Para colmo, el maldito, corrió a mi ama de llaves. Sola en casa. Mi novio está paranoico, también me ignora y no sabe nada de lo que me pasa. Sola, aún con novio. Y por último, no tengo amigos que me ayuden o algo. Sola, en la vida en general.- terminé descargando toda mi ira.

El psicólogo escribía en su libreta, atento a cada tontería que decía.

-Te sientes sola...- asentí con obviedad.- Es como que te encuentras buscando al vacío. Gritando en silencio, porque no hay nadie más allí.- decía y yo lo atendía con cierta amargura.

-Así es.- dije con voz distorsionada.

-No estás sola, y si lo estás ¿qué? Eso no debe importarte, debes buscar lo mejor para ti misma. Puede sonar egoísta, pero primero estoy yo antes que los demás. Si no te puedes ayudar tú misma, no podrás ayudar a quienes también lo necesitan.- me quedé congelada con sus palabras, nunca nadie me dijo algo así.- Sabes... Ser suicida, no es la solución, no es la tuya y, no es la de nadie. Si te sientes mal, habla. Si estás molesta, exprésalo. Si estás triste, ignóralo. Si estás feliz, vive. Todo puede tener su explicación, si la buscamos.

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Corregido.

Justo A Tiempo (Dominik Santorski)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora