Capítulo 6

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Capítulo 6

El domingo por la tarde, estábamos matando el tiempo en mi habitación, Alex jugueteaba con el pompón rojo de mi gorro de lana y yo solo hojeaba una revista juvenil, en sí, no teníamos nada importante que hacer y Alexander tuvo una idea.

─ ¿Qué te parece si vamos de paseo? ─ dijo levantándose de la camilla de golpe.

─ ¿de paseo?

─ Si, de paseo, hay un parquecillo cerca de aquí, estoy seguro de que no habrá problema si vamos─ sus ojos se iluminaron como los de un niño cuando le das una paleta.

─ Me parece bien solo que hoy me siento un poco débil─ confesé esperando no arruinar su autoestima.

─ No hay problema puedes ir en tu silla de ruedas.

Hice una mueca ante su propuesta, detesto mi silla de ruedas, hace que parezca más frágil y vulnerable de lo que ya soy, pero me siento tan débil que lo acepto de todos modos.

─ Está bien─ por un lado me alegro, no estaremos aburridos en esta habitación un domingo, pero no me siento mal por mi estando aquí, si no me siento mal porque robo el tiempo de Alexander, él podría estar disfrutando el fin de semana con sus amigos y sin embargo mal gasta todas y cada una de sus tardes conmigo haciéndome compañía y levantándome el ánimo.

─ Perfecto solo deja informo al personal y a seguridad y nos vamos.

Alexander sale por la puerta con una sonrisa de superioridad y regresa 10 minutos después, cuando entra estoy cepillando mi cabello castaño, el me ayuda a colocarme en la silla de ruedas a la vez que pasa un mechón de cabello detrás de mi oreja, me pone una fina manta sobre mis rodillas y lo miro inquisitivamente.

─ Afuera está fresco no quiero que después te duelan tus huesos.

Solo asiento, pero internamente me sonrojo, el siempre hace este tipo de gestos dulces, me protege, me cuida y me consigue golosinas de vez en cuando, aunque estén prohibidas, especialmente los chocolates, se supone que no podemos comer chatarra, pero me encanta.

Alexander con la misma sonrisa con la que se fue anteriormente me guía por los pasillos del hospital hacia la salida y una vez que estamos afuera empuja la silla por las calles desiertas de un fin de semana de inicios de verano, todo mundo sale de vacaciones en verano tratando de ir a lugares hermosos para visitar y pasar el rato, pero no se dan cuenta del hermoso paisaje que dejan aquí.

Cuando llegamos a aquel parquecillo quede impresionada, el verde de las hojas de los pinos es tan profundo que crea un buen contraste con el cielo azul, desprenden un olor fresco y reconfortante que se mezcla a la perfección con el gélido viento que nos rodea, este lugar huele a Alexander.

Aquel día que me leía no pude reconocer ese olor, pero ahora lo hago, Alex al igual que este bosquecillo, tienen el mismo olor, un olor dulce y embriagador, definitivamente este es mi olor preferido.

Por mi garganta brota una sonrisa de colegiala y eso le divierte.

─ ¿te gustó?

─ me encanto, me fascino, me enamore, este lugar es tan... mágico y perfecto.

─ no sabes cuánto alivio me trae escuchar eso, creí que no te gustaría.

─ ¿de verdad? ¿Cómo podría no gustarme algo tan magnifico?

─ no lo sé, tenía miedo de que no lo hiciera y eso es porque de todos este es mi lugar favorito, es un lugar simple, pero acogedor y lleno de recuerdos para mí.

Huesos de cristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora