Capítulo 28
Su perfecto rostro libre de arrugas se frunció ligeramente al examinar el lugar, al cruzarse nuestras miradas pasó de largo, pero rápidamente volvió a posar sus ojos en los míos, la sangre se me heló y supe que todo se iba a complicar. Ella me dedicó una mirada de reproche, dolor, decepción y lo que más me inquieto fue el brillo de sus ojos que irradiaban odio.
─Sube al auto─ musitó en mi dirección.
Rápidamente Salí de mi trance.
─ ¿Qué? ¡No! ─ exclamé.
─ Sube ahora─ rugió más fuerte.
─ No─ dije en tono decidido y algo retador.
─No solo me traicionas a mi sino también a tu padre─ escupió con todo su veneno cargado en esas simples palabras, tan simples que como una daga atravesaron mi pecho y se retorcieron en él.
─ ¡yo no traiciono a nadie! ─ vociferé a punto de romper en llanto y no de tristeza o agonía, si no de furia y dolor.
─ Nos traicionas a ambos al estar aquí con ellos ─ dijo señalando nuestro alrededor y posando ahora su mirada en la abuela.
─Es decisión de ella, no tuya Janet, si Cara decide quedarse es más que bienvenida, este también es su hogar─ me defendió mi abuela.
─ ¡Su hogar soy yo, no te metas en esto vieja estúpida! ─ gritó ─ ¿se te olvida quien la dio a luz? ─ inquirió retadora.
─ ¿se te olvida quien la llenó de amor? ¿se te olvida quien la traicionó? ¿se te olvida que no haces más que ocultarle secretos?
─ ¡CALLATE ROSARIO!
─ Vamos cuéntale─ la retó mi abuela.
─ ¡Cierra tu maldita boca!
─ O le cuentas tu o le cuento yo─ advirtió.
─ ¿Qué me tienes que contar? ─ hablé finalmente afectada por su discusión y mire fijamente a mi madre, ella inspiro hondo y soltó el aire rápidamente.
─ Puede marcharse ─ le indico mi madre al taxista dándole un par de billetes que saco de su bolso.
El taxi arranco el motor y se deslizó rápidamente por la carretera de terracería y por un momento lo envidie porque solo él podía salir huyendo.
La abuela les hizo un ademan a los chicos para que entraran a la casa, pero cuando Tamara los siguió ella la detuvo, y por lo visto mi tía también estaba involucrada en esto.
Me intrigaba que era aquello que me tenía que contar, pero a la vez me aterraba y juro que ni la más remota idea se me cruzaba en ese momento, no me sorprendería si me dijera que soy adoptada o algo por el estilo, sinceramente alguna vez lo llegue a pensar, pero lo que me dijo rompió por completo mi corazón.
─ Mira Cara... ─ hizo una pausa mirando con odio a la abuela─ veraz, yo ame y sigo amando a tu padre, pero yo cometí errores─ se hizo un silencio, para mi prácticamente eterno.
─ Continua─ la animó, Tamara.
Janet la fulminó con la mirada.
─ Después de nacer Ansel, viajamos a México, yo conocí al mejor amigo de Justo quien también es mexicano, bueno tu padre es mexicoamericano tu abuelo era originario de estados unidos y tu abuela, pues ya sabes.
─No le des más rodeos─ dijo la abuela.
─Cuando conocí a su mejor amigo, Francisco, inmediatamente sentí algo por él, comenzó a gustarme yo le gustaba a él, varias veces escapamos juntos, mientras Justo cuidaba de Ansel yo me desaparecía y me iba a los bares y discotecas con él, debes entenderme él era guapo y muy tierno, pronto comenzó a hartarme de tu padr... de Justo y su amigo y yo comenzamos a salir, una noche terminamos en una cama y...─ su voz se quebró, pero aun así no pase desapercibido ese repentino cambio de "tu padr... a justo".
─ ¿Le pintaste los cuernos a papa? ─ chille horrorizada.
Ella solo asintió y dirigió una mirada de súplica y arrepentimiento hacia Tamara y la abuela, pero ellas negaron, ella volvió a tomar aire y a expulsarlo, vi como disimuladamente quitaba una lágrima que amenazaba con correr libremente por su rostro y arruinarle su impecable maquillaje, pero rápidamente se repuso y continúo.
─ Me sentía libre y muy bien cuando salía con él, tiempo después se lo confesé a tu padre porque no podía más con el remordimiento porque aunque no lo creas me sentía culpable por lo que hacía, el enloqueció y se enfureció aún más cuando le conté lo de nuestra noche, el salió hecho una furia de la casa y corrió por toda la playa hasta llegar a casa de Francisco, tu padre lo golpeo hasta dejarlo inconsciente y los vecinos llamaron a la policía pero él se escabulló y regreso donde yo me quede tirada derramando lágrimas, el me tomo a la fuerza y...─ su garganta se cerró, más bien ella se atraganto con su propio llanto.
No podía creer lo que me contaba y para cerciorarme de que decía la verdad gire a ver a la abuela y a Tamara quienes con una mirada decaída miraban hacia el piso, donde ahora se encontraba mi madre tosiendo y vaciando su estómago.
─ Después de todo lo sucedido...─ continuo Janet, que ahora ya no quiero llamar madre─ llegamos a un acuerdo, ni él ni yo hablaríamos de lo sucedido y juntos criaríamos a Ansel, nos reconciliamos y todo fue bien hasta que comenzaron los vómitos y mareos, casi a diario me sentía débil y muy mal, Justo me llevo al hospital una tarde que me desmaye, me hicieron un examen médico y nos dijeron que estábamos esperando un hijo, ambos nos alegramos y festejamos por el nuevo miembro que se uniría a la familia y preparamos todo para tu llegada, según los médicos naciste prematura, de 8 meses, una preciosa niña y tu padre eligió el nombre, yo quería que te llamaras Nina como mi madre, pero decidí acceder a que te llamaras así.
─ Tiempo después comenzó lo de tu enfermedad y tras realizar varios estudios y te diagnosticaran osteogénesis imperfecta decidimos volver a viajar a México, durante nuestra estancia a tu padre se le llenó la cabeza de análisis y pruebas, pero no sabía exactamente a que se refría, una tarde mientras cocinábamos la cena tu padre salió contigo y 2 días después llegó con unos resultados de unos análisis, era una prueba de paternidad... Cara, tú no eres hija de Justo.
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Huesos de cristal
Literatura KobiecaY para ti ¿que intención tienen las estrellas? ¿Por qué todo ocupa un lugar en el espacio? ¿Cual es el motivo de existir? Para Cara Elkeles todo esto no significa nada. Atada a una camilla, sin ilusiones y con el alma en mil pedazos. Para Alexander...