Capítulo 8
Cuando nuestros labios se separaron ambos respirábamos con dificultad, Alexander ya no estaba sentado en la orilla si no dentro del agua conmigo, si, con la ropa puesta y empapándose todo, mi mano ya no hacia el intento de cubrir mis pechos, ambas manos estaban alrededor de su cuello y mi pecho desnudo estaba pegando al de él, su fina barba raspaba mis mejillas y ninguno de los dos se quería separar.
Apoye mi cabeza en su pecho y lo abrace con intensidad, quería fundirme con él, no quería que este momento se terminara, este momento superaba todo lo lindo que había pasado con el.
Cuando nos separamos rápidamente cubrí mi pecho, una carcajada brotó de sus labios y me dio mi traje de baño, rápidamente lo coloque mientras él se tapaba los ojos con sus manos y en lugar de informarle con palabras de que ya estaba vestida me decidí y deje salir lo atrevida que llevo dentro y dejé todo mi miedo e inseguridad de lado sabiendo que lo hecho, hecho esta y nada de lo que pase con Alexander cambiara, aquí iniciaba algo nuevo y entonces empecé a besar las pecas de su cara.
─Creo que podría acostumbrarme a esto─ dijo con una sonrisa.
─Si acostúmbrate─ dije mientras tomaba sus manos entre las mías y las retiraba de sus ojos.
Me sentía rara, jamás en la vida había hecho algo siquiera parecido, de alguna manera era incomodo, pero todo mi cuerpo gritaba que era lo correcto y por una vez decidí hacerle caso a mi corazón y no a mi cabeza, y aquí el libro de mi vida daba vuelta a su página y mi historia continua.
Sus ojos brillaban con deseo y no dudaba que los míos igual, acerque nuevamente mis labios a los suyos y volvimos a besarnos con ternura, fue un beso dulce, un beso dulce como todo lo que era Alexander.
Si, ahora se sentía bien.
Entre besos sonreíamos y alguna que otra vez soltamos algunas risitas risueñas, finalmente nos separamos y Alexander me llevo a mi habitación, se despojó de sus prendas hasta quedar solo en bóxer, unos ceñidos bóxer que se le veían realmente bien, quede embobada con su cuerpo de adonis, realmente me costaría tener los ojos fuera de su escultural cuerpo, tomo algunas toallas y se empezó a secar y mientras él trabajaba en su cabello yo retiraba con delicadeza las gotitas de la piel de su pecho ahora desnudo, su pecho era duro, marcado, suculento, era toda una tentación.
─ Debo irme, pero vendré en la noche, te lo prometo.
─ Está bien─ nuevamente bese sus labios, correspondió el beso, enredo una toalla a su cuerpo, cogió su ropa y se retiró dejándome en mi habitación despidiendo suspiros cada cinco segundos.
*****
Ya ha pasado la hora de la cena y desilusión invade mi cuerpo, Alexander dijo que vendría por la noche, pero ya son las 9 y no ha llegado, aun así, la hora de las visitas ya ha terminado no me queda más que resignarme, ya en mi pijama me dispongo a tirarme sobre la camilla hasta concebir el sueño, pero antes de que logre hacerlo alguien sigilosamente entra a mi habitación, inmediatamente enciendo la luz y veo a Alex con una enorme sonrisa en su rostro.
─ Creí que ya no vendrías ─ dije divertida.
─ Claro que sí, pero si venia antes no podríamos hacer lo que tengo planeado─ dicho esto se descolgó la mochila que traía en la espalda y saco algo parecido a un triplay y comenzó a armarlo.
─ ¿Qué, que es eso? ─ dije señalando aquel material con mi dedo índice.
─Es una sorpresa.
─ Genial, no te ofendas, pero tus sorpresas no son las mejores.
El solo río.
─ deberías sacar el tubo, lo ocuparemos ahora.
Hice lo que me pidió mientras terminó de armar aquel triplay y de su mochila sacó ni más ni menos que un mini telescopio, acerco el triplay a la ventana y la abrió, coloco el telescopio y sonrió. Mi boca cayó al piso, jamás en la vida lo imaginé y ahí mismo empecé a dar brinquitos de alegría
─ ¿Odiaste mi sorpresa?
─ Como no tienes idea
─Ven acércate, hace mucho quería hacerlo, pero no había podido, los mapas que te di, son de constelaciones─ tomó los papeles de mis manos y me enseño.
─Oh mi dios─ me acerqué a él y me posiciono frente a el telescopio─ observa─ pegué mi ojo al telescopio y observé los millones de estrellas que se podían apreciar con este instrumento y maravillada suspiré.
Alexander me mostro las constelaciones, sus nombres sus historias, mitología, etc. y me conto una historia.
─Para ti, lo sombreado de la luna ¿Qué forma tiene? ─ enfocando el telescopio hacia la luna pegue mi ojo en él y simplemente conteste.
─ Tiene forma de conejo
─ ¿y sabes por qué?
─No, ¿Por qué?
─ científicamente por los asteroides que chocan contra esta, pero en la mitología, se dice que antes de que existiera la luz solar se reunieron los dioses y se preguntaron quien se haría cargo de iluminar el mundo. Un dios rico se ofreció para iluminar la superficie de la tierra, pero los dioses deseaban que lo acompañara otro candidato. Nadie manifestó el valor para hacerlo, los dioses halaron al fin con un dios pobre y enfermo diciéndole "sé tú el que alumbres."
Cuatro días se mantuvieron en penitencia ambos elegidos sobre los dos enormes promontorios de las pirámides del sol y la luna. El dios rico llevo como ofrendas las plumas preciosas del pájaro quetzal y bolas de filamento de oro. En cambio, el dios pobre llevo tres manojos de cañas verdes, bolas de heno y las puntas de maguey con las que se había punzado el cuerpo, untadas con su propia sangre. Cercano ya el tiempo del sacrificio, se encendió una gran hoguera preparada para la próxima cremación de los dos dioses. Los dioses pidieron al dios rico que se arrojara primero, pero se arredro cuatro ocasiones. Entonces los dioses dieron oportunidad al dios enfermo, quien cerró los ojos y se arrojó al fuego al primer intento. El dios rico arrepentido de su cobardía siguió a su compañero.
Tas la cremación los demás dioses se sentaron a esperar el nacimiento del sol, pero los dioses no sabían por dónde seguiría el astro. Salió por fin el dios pobre con todo su fulgor, convencido en sol y después salió el dios rico como la luna también por el oriente y con la misma intensidad de luz, los dioses quedaron perturbados, no era conveniente que en el cielo hubiera dos astros que alumbraran de igual fuerza. Por ello acordaron que el brillo de la luna fuera disminuido y uno de los dioses fue corriendo a golpear el rostro del dios rico con un conejo. Desde entonces su luz quedo ofuscada y la cara del astro conservo la mancha oscura del golpe del cuerpo del conejo.
─ Entonces ¿le dieron un conejazo? ─ y explote en carcajadas.
─ De cierto modo─ Alexander encontró divertida mi idea sobre la leyenda que me relato y rio conmigo
─ ¿y las estrellas? ─ pregunté
─ No conozco ningún mito sobre ellas, pero mi madre solía decir que cuando una persona muere y sube al cielo una estrella aparece en el universo y desde ahí siempre cuida a sus seres queridos por muy lejos que se encuentre por que como sabes el universo es infinito.
─ ¿Cuáles serán las estrellas de nuestros padres? ─Pregunte, pero un bostezo escapo de mi boca.
─ No lo sé, pero ahora debes dormir─ dicho esto Alexander levanto mi cuerpo en sus brazos y me acostó en la cama cubriéndome con las sabanas, deposito un beso casto en mis labios y se fue dejándome en un sueño profundo e inevitablemente entre sueños sonreí.
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Huesos de cristal
أدب نسائيY para ti ¿que intención tienen las estrellas? ¿Por qué todo ocupa un lugar en el espacio? ¿Cual es el motivo de existir? Para Cara Elkeles todo esto no significa nada. Atada a una camilla, sin ilusiones y con el alma en mil pedazos. Para Alexander...