Capítulo 35

43 7 0
                                    


Capítulo 35

Mas drama definitivamente no podía haber. Todos estábamos bastante callados y yo no podía dejar de mirar a Alex. Era una locura, su madre no solo tenía la misma enfermedad que yo, sino que murió en el mismo accidente que mi padre y una de las responsables era Janet.

—Entonces, ¿murieron en el mismo accidente? — murmuré.

—Eso parece— su voz apenas era un susurro audible.

—Definitivamente eso no tiene por qué afectar su relación chicos- intervino la abuela— así son las cosas de la vida, ¿Qué no?

Todos afirmaron con respuestas entusiastas tratando de aminorar la notica, pero yo solo asentí. Mire directamente a los ojos de Alex y le lance una mirada de "esto no me pude estar pasando" cargada de tristeza, el pareció entenderme y no rechisto nada.

—Chicos— dije dirigiéndome a Noé y Noah— gracias por venir, estoy algo cansada creo que mañana arreglaremos las dudas, ¿creen que sea posible?

—De nada— hablo Noah.

—Por supuesto que hablaremos luego, descansa —dijo Noé— nosotros nos vamos pues tenemos que arreglar el hospedaje.

—Una disculpa chicos, pero no tenemos habitaciones extras que brindarles— dijo Tamara.

—No hay problema— afirmó Noé— descansen, permiso.

Martin se levantó de su lugar y los acompañó la puerta. En todo este tiempo no había visto ni a Teo ni a Rick pero de verdad estaba tan cansada que solo me tire en la cama, caí rendida, solamente sentí como los brazos de Alex me rodearon y susurro en mi oído un "te quiero pase lo que pase".

Esa noche soñé con mi padre.

Una ráfaga de aire entro por la ventana, la brisa marina refresco el ambiente y fue tan apetecible caminar por la playa que sin dudarlo Salí por la ventana. Mis pies se enterraban en la arena pero no me importaba, justo frente a mí estaba mi padre con sus brazos abiertos esperando que lo abrazara. Corrí a su invitación tan solo con verlo, me lace a sus brazos y enrede mis manos en su cuello, cogió mi cintura y me dio vueltas en el aire.

—Te extrañe— dije una vez que me dejo de pie en tierra firme.

—Yo te extraño a cada hora que paso sin verte— afirmo haciendo que un sentimiento de ternura y amor se apoderara de mi cuerpo.

Sonreí, caminamos por la arena y nos dejamos caer observando las nubes avanzar y poco a poco desaparecer, era un silencio cómodo, pues no me atrevía a contarle lo sucedido y creo que el entendía que necesitaba tiempo para poder soltarlo. Pero temía que mi tiempo se acabara y no podría hablar con mi padre, así que decidí hablar después de un muy buen rato.

—Sabes lo que ocurrió ¿no? — dije mirando fijamente al cielo.

—Lo sé todo— afirmo papá— mira, Cara, sé que esto es más difícil de lo que esperaba que fuera, pero así son las cosas y...

— ¿Por qué? — corté incorporándome rápidamente y mirándolo fijamente a los ojos— ¿Por qué nunca me dijiste que no eras mi padre?— Nos quedamos en silencio, solo se podía escuchar las olas chocar y las ráfagas de aire que azotaban en la playa— Dime de una buena vez ¿porque dejaste que pasara tanto tiempo sin que supiera la verdad?

El suspiró.

—No era tan fácil como lo haces parecer, era frustrante saber que la felicidad de mi familia podía venirse abajo tan solo con pensar en aquel hecho, Cara, yo sé que no soy tu padre biológico, pero si soy tu padre en alma.

Huesos de cristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora