2- Simple Lógica

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Nos quedamos en silencio unos minutos que para mi son más que eternos, y si a eso le sumamos el hecho de que no puedo ver su rostro, y no puedo descifrar lo que piensa con tan solo el sonido de su respiración. Todo se empeora.

— ¿ Que hubiese pasado si yo no me hubiese ido?

Su pregunta me agarra desprevenida, lo que hace más incómoda la situación. ¿que le digo? ¿en realidad tengo yo idea de que hubiese pasado?

— no lo sé —murmuro entre dientes—. No me fío del futuro, prefiero vivir el presente y olvidar el pasado.

Siento su mano hacer contacto con mi mejilla y luego siento su nariz acunada en mi cuello. Es su pasatiempo preferido. Y es mi deleite el hecho de que lo haga.

Un jadeo se me escapa, al sentir su aliento calentito chocar con mi fría piel. Siento como los vellos del cuerpo se me erizan y trato de no demostrar mi nerviosismo.

Otro intento fallido, querida Camila. Farfulla mi yo interior, con un tono que identifico como lastima. Lo sé , hasta yo me la tengo.

— Extrañaba tu aroma a vainilla, tu piel... Te extrañaba toda—se despegó y sentí un frío donde antes estaba su boca y su nariz.

Poco a poco se va alejando, solo puedo escuchar los pasos, pero se que se va, se que se aleja. El terror se apodera de mi—y no es para menos—. ¿a donde se supone que va?

Sentí algo peludo pasarme por los pies y ronronearse en el trayecto.

—¡SEBASTIAN! ¡SEBASTIAN! —grite histérica.

El terror, el miedo, la ansiedad y la desconfianza se adueñan de mi, mientras siento eso en mis pies.

— ¿Que pasa?¿porque gritas? —me abraza, calmandome al instante—. Ya estoy aquí, nada malo te pasara mientras estés conmigo. Es solo Lely.

Se agacha y el ronroneo se hace más fuerte y de momento me toma la mano y me la lleva hasta un pelaje suave y largo. Lo acaricio y me calmo un poco. No lo suficiente.

¿Que hace aquí un gato? Me contengo de hacer la pregunta, porque la verdad tengo cosas mejores en las que pensar, que un simple animal.

—¿Porque me haz dejado sola? ¿porque aun no me quitas esta venda de los ojos? —hago pucheros como una niña—. Tenía miedo. Sentí que me podía haber pasado algo malo.

Que irónico. Me asusto por un simple gato, pero me da lo mismo saltar al vacío. ¿Donde a quedado mi cordura?

— Lo descubrirás en instantes —se mueve con destreza hasta quedar detrás de mi—. Solo tienes que confiar en mi.

Caminamos y luego de repente me empieza a desatar el nudo del vendaje de mis ojos. Cuando ya me lo a quitado, me cuesta un poco acostumbrarme a la luz.

¡OH DIOS MIO! ¿QUE ES TODO ESTO? mi sorpresa es mayúscula. Me froto los ojos para ver si no es una alucinación.

No puedo creer todo lo que tengo ante mis ojos. Me giro sobre un mismo punto, contemplando por completo toda la estancia.

Todo esto parece un completo sueño. Uno del que no quiero despertar, porque si lo hago, eso significará que en realidad nunca me he reencontrado con Sebastian.

— Todo esto tiene aquí más de tres años —susurra desde su posición.

Todo esta iluminado por una escasa luz verde esperanza —mi color favorito—. En la pared de enfrente hay un enorme grafitti que pone en letras informales «FELIZ ANIVERSARIO». Luego miro la cama, una enorme cama matrimonial, que tiene unas sábanas color grisáceo, con lo que parece ser unas rosas secas, formando un corazón. No se nota mucho porque por el tiempo están casi hechas polvo.

Siempre Fuiste Tú (Pasado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora