Intenté de todas formas, escuchar lo que decía Sebastián a quien sea que este del otro lado de la línea y de paso mirar muy mal a la fulana esa, para ver si entendía que sobraba en el lugar. Pero total aunque se vaya ya había jorobado el momento.
— Gracias, Leila... —le volvió a tender el teléfono que ella le había pasado con la llamada entrante—. Una cosa más.
— Si señor. Dígame —fue lo que logró decir la muchacha, con la mirada puesta en mi.
Jódete perra daña momentos. Masculló enojada, mi yo interior Y no es para menos.
— Llama ha Hammer y dile que lo recibiré a las 6:00 p.m en mi apartamento. Por ahora tengo que resolver algunos asuntos con mi mujer... Si se presenta cualquier inconveniente, no dudes en llamarme.
Uou, su mujer. So! Bisch, ese bombón ya tiene quien se lo coma.
— Vamos —me tendió la mano Sebastián.
— Si —caminamos agarrados de la mano hasta donde esta una limusina negra, bastante grande y lujosa.
Mientras caminamos, me fije en la mirada que me esta dando el policía con el que hable cuando llegué, hace menos de una hora.
"Uou era cierto que eres la mujer del dueño " —gesticularon sus labios. No pude hacer más que brindarle una de mis mejores sonrisas.
— Adelante, señorita —dijo Sebastián, haciendo un ademán para que entrara primero a la limusina.
— Gracias, señorito —dije riendo mientras entraba al vehículo.
A pesar del momento de tensión que tuvimos en la madrugada de hoy. Sobre si yo podía venir o no. Y posteriormente la discusión que tuvimos esta mañana cuando llegué. Las cosas parecen estar bien entre nosotros.
— A mi apartamento, Javier —le pidió al chófer.
Éste asintió. Yo me giré a ver a mi hermoso novio. Casualmente él también me estaba mirando. Lo que provocó un leve rubor en mis mejillas. Podran pasar años de conocerlo y aún su mirada felina me causa este efecto.
— Me encanta como te quedan esos shorts —susurró en mi odio.
— Y a mi como te queda ese traje negro. Pareces todo un ejecutivo.
Ambos sonreímos como tontos. Por suerte el trayecto desde el hotel, hasta el apartamento, no era mucho.
— Quieres algo de comer. Debes estar hambrienta —dijo cuando ya estábamos dentro.
La verdad es que si tengo hambre. Mis tripas se están moviendo de un lado a otro, haciendo que suene como un camión dañado.
— Si.
— ¿Preparamos algo o lo pedimos? —preguntó con duda.
Me acomode en el mueble y pensé en ambas opciones. Cocinar algo, implicaría esfuerzo —descartada—. Estoy muy cansada y no quiero mover ni los dedos de los pies.
— Pide algo, por favor —contesté.
— ¿Sándwiches de pollo y jugo de fresas y kiwis?
— Ni que lo preguntes —me paré del sofá y me acerqué a él con aires seductores.
— Si me sigues mirando así, nos vamos a quedar con hambre —dijo con el teléfono en las manos.
No pasaron cinco minutos cuando ya había pedido todo. Al parecer tiene prisa por hacer algo.
— ¿Dame un motivo para yo quedarme con hambre? —musite risueña, mientras lo rodeaba. Cuando pasé por detrás de él, le agarre las cachas del culo—. No me digas, ya tengo un motivo.
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Siempre Fuiste Tú (Pasado)
RomanceLloré por un rato, me hundí y desaparecí en esos sentimientos de desesperación. Me fuí y me convertí en recuerdos que atormentaban cada parte de mí. Viví cada momento y muy dentro sentí cada caricia, al igual que ví llegar cada "te amo" de bocas qu...