4- Besos Por Sonrisas.

200 19 7
                                    

Quedo embobada en mis ensoñaciones sin prestar atención a nada ni a nadie. Quizás porque no puedo o porque no quiero.

Aveces es mejor guardar tus sentimientos y protegerlos con siete llaves, para que nadie los vea. Porque si descubren que tan roto estas, te creerán  débil y vulnerable. Es lo que menos quiero...

— Por lo visto el mechón de tu cabello, esta mas interesante que lo que te preguntamos —espeta una enojada Mari—. ¿Piensas hablar o tenemos que sacarte la información por las malas?

Uiii ya la liamos, no debí entretenerme. Ayer me demostraron que soy importante para ellas. Y aquí estoy yo, enroscadome un riso.

— Lo siento —digo bajito, con la voz más suave y leve de lo habitual.

Andrea resopla y se coloca a mi lado. Me rodea con uno de sus brazos y me estrecha en su pecho. Y sin previo aviso las compuertas de mis ojos se abren y dejan salir las reservas de agua, que tiene para momentos como este.

— Te desconozco, Cam. Tu no eres la Camila que conozco... ¿Donde me haz dejado a la maravillosa mujer que me consuela? ¿Acaso se han intercambiado los papeles?

Andrea se percata de mis sollozos y me acaricia el cabello húmedo, con sus suaves manos bien cuidadas.

— Respondeme... ¿Ya no nos quieres, ya no confías en nosotras?

Claro que las quiero, las quiero como no podría llegar a querer a nadie mas. Son como mis hermanas, es más son mis hermanas. Nos criamos juntas, compartiendo todo —hasta los pensamientos—. ¿Como podría yo no quererlas?

Aprieto más mi rostro contra su pecho, escondiendome, haciéndome pequeñita en sus brazos.

— ¿Es por él, que estas así? —pregunta la exasperada voz de Diana.

Hasta ella esta enojada conmigo. Están enojadas conmigo y aún no he tenido el coraje de decirles que he intentado hacer.

— Yo... Yo... He intentado... —no puedo continuar, no tengo el valor para decir algo así. Es que ni siquiera cabe en mi cabeza.

—¿Que haz intentado Cam?... Habla con nosotras, cariño... No te vamos a juzgar y sea lo que sea te vamos apoyar —musita Andrea conmovida.

Saco la cabeza y las observo impacientes. Quieren saber que ha pasado. Y aunque no quiera, debo decirles. Debo ser fuerte por una vez en mi vida. No todo es llorar y sentirme mal, también hay que enfrentar las consecuencias de mis actos.

— Intente suicidarme... No quería seguir viviendo —digo rápido y sin darme tiempo siquiera a pensar.

—¿QUE?

—¿QUE DIJISTE?

—¿QUE HISISTE QUE?.

Todas gritan cosas que me dejan aturdida, abrumada y nerviosa.

Ya empezaste, ahora debes dar una explicación convincente de porque haz intentado hacer tal estupidez. Me anima mi yo interior, si es que a eso se le puedo llamar dar ánimos.

Trago saliva y me doy fuerzas a mi misma.

— Ayer me vi con Mario —todas ponen los ojos en blanco, pero prestan toda su atención a lo que les quiero decir—. Me dijo que me amaba y que no me quería perder. Pero cuando regrese a casa, recibí una llamada...

—¿ Ve al grano, Cam? —me interrumpe Mari.

Respiro con dificultad y de tanto darle vueltas al riso, se me a enredado en el dedo índice. Prosigo:

— En la llamada me informaban del compromiso de Mario con Cristal... Además de que esta esperando un hijo con ella.

Se  me quebranta la voz, y me quedo nuevamente sumida en el silencio, tratando de evitar el libre albedrío de mis lágrimas.

Siempre Fuiste Tú (Pasado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora