16- La Canción

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El día parece feliz, los rayos de sol que se estampan con descaro en el vidrio opaco de la ventana de mi habitación, son tan lindos como la hermosa vista que me dan estos dos hombres a mi lado.
Sebastian, aferrado a mi cintura, como si tuviera miedo de que yo me fuera escapar mientras el esta durmiendo. Aunque no puedo ver completamente su apariencia al dormir. Pero si puedo sentir su acompasada respiración y su cabello negro hacer cosquillas en mi hombro. Definitivamente podría acostumbrarme a despertar todos los días con él a mi lado.

Anoche luego de hablar sobre la adopción de Samuel y decidir que vamos a pensar un poco más la idea y que luego lo hablaríamos con él... Hicimos el amor en el mueble de cuero del salón de juegos. Fue maravilloso, magnífico, inexplicable, diferente y muy reconfortante. Es solo cerrar los ojos y imaginarlo acariciar mi cuerpo con sus enormes y suaves manos. Es cerrar los ojos para volver a revivir la forma en la que me hizo suya... La forma en la que nos dejamos ir gritando nuestros nombres.

Samuel por su parte, esta acurrucado en mis brazos, mientras yo lo observó relajado, tan lindo, tan tierno y con sus ojos cerrados... Tiene ese toque inofensivo que me aparrucha el corazón —quien diría que este niño está enfermo—, yo nunca lo habría imaginado. Pero lamentablemente así es... Aunque eso no cambia nada para mí. Eso no quita que tenga ganas de cuidarlo, por el contrario, eso me motiva más a darle amor y cariño... Eso me da más razones para querer hacerlo feliz el resto de su vida y de la mía.

Hecho un vistazo al reloj del despertador que desprograme anoche antes de acostarme. Marca las 7:10 am. Suspiro al recordar que en un par de horas tendré que llevar a Samuel al hospital... Me disgusta mucho la idea, ya me estaba acostumbrado a él... Que fácil me puedo acostumbrar a las cosas buenas.

Siento un poco de dolor de cabeza, pero no el suficiente como para creer que es migraña. Debe ser por casi no haber dormido... O tal vez por las emociones de anoche. Si, si, eso debe ser. Con cuidado de no despertar a ninguna de las dos marmotas dormilonas, me levante de la cama.

Busque en mi necer, una pastilla de las azules para los dolores de cabeza leves. Entré al baño, hice lo necesario, incluyendo cepillarme los dientes. Luego me encamine a la cocina a preparar el desayuno, para los tres... Ninguna de las chicas han llegado —quizás se hayan ido a propósito—, con eso de que dejaron a Sebastian esperándome para arreglar las cosas, supusieron, que íbamos a necesitar un poco de privacidad.

Ya en la cocina, preparé panqueques con siro de chocolate. Jugo de fresas y kiwis —casi daño la licuadora, bueno dañe la licuadora, cuando entre una cuchara para probar y le di sin querer al botón de encender—, de hecho estoy bañada en mi jugo favorito.

Cuando entro nuevamente a la habitación, me encuentro a los dos galanes, enfrancados en una conversación demasiado interesante.

— ¿Que están planeando contra mi? —ambos se giran a verme y sonríen. Pero no dicen nada.

Ya están vestidos... Sebastian con sus pantalones de cinturilla azul marino, una camisa blanca con el primer botón abierto. El cabello mojado y unos zapatos bien limpios —no entiendo como es que hace para estar tan pulcro aun acabado de levantar—, Samuel por su parte, tiene unos pantalones negros, una camiseta rosa palo, unos tenis Nike. La ropa que lo ayude a escoger ayer. Tiene su cabello húmedo hecho un desastre en la frente y en la nuca.

— Ves... Te lo dije... Cuando viera lo guapo que estamos. Se quedaría parada observandonos por minutos —exclamó el moreno, con una sonrisa en sus labios rosados... Al parecer ayer alguien los chupo y mordió demasiado. Sonrío al recordar a la culpable—. Mira como sonríe... Esta loca por nosotros, míni príncipe.

— Oye, no seas tan egocéntrico... Mira que mi príncipe encantado, puede copiar tal comportamiento —finjo reprenderlo. Él amplía más su sonrisa y me mira con ojos de cachorrito—. Aunque eso de que estoy loca por ustedes, puede que sea cierto.

Siempre Fuiste Tú (Pasado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora