28- Atrevida

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El momento más esperado por todos llego. EL POSTRE —internamente se que la única que espera ese momento con muchas ansias soy yo.

— Y para completar esta cena en honor a la bella Camila, hemos preparado su postre preferido —comunicó con entusiasmo mi madre.

Piki Piki —chille con la mayor euforia que he tenido en años.

Todos rieron sin excepción y mire a Sebastian —¿No se supone que esta enojado?—. Bueno no es que me lo haya dicho, pero su cara de pocos amigos me dice mucho más de lo que puedo esperar escuchar de sus hermosos y esculpidos labios.

— ¿Que es eso? —preguntó Daniel.

Me puse de costado para poder verlo y con una sonrisa en mis labios dije:

— Es una receta exclusiva de mi madre y mis tías. La inventaron hace mucho tiempo, cuando mi madre tenía un pequeño restauran, nada que ver con lo que es hoy "Margarita". Es una masa hecha de harina, chocolate, mantequilla, huevo y el ingrediente secreto de mi madre. Ésta masa se divide en dos partes, la capa de abajo y la de arriba. En el centro esta relleno de macadamia, crema de leche, nueces y trocitos de frutas. Encima lleva una crema de leche con chocolate blanco y polvo de canela. En la orilla, lleva pedacitos de nueces.

— Waoo... Suena delicioso, además lo explicas de una forma que lo puedo entender perfectamente... Pero me gustaría saber el origen de su nombre.

— Ah... Pues yo era a la que más le gustaba los dulces. Cuando tenía seis años, mi madre instaló un pequeño restaurante aquí en los Angeles. Una tarde le habían sobrado algunos ingredientes, y ella y mis tías se pusieron a inventar con estos.

» Yo acababa de llegar del colegio junto a estas tres terremotos —señalé a Andrea, Diana y Mari—. A mi se me había caído un diente y fui directo a la cocina para celebrarlo. Cuando entré ellas me pidieron probarlo y sin dudarlo lo hice. Pretendían ponerle "Pikers", como nuestro apellido. Pero como yo no podía decir Pikers muy bien. Decía Piki, entonces ellas le decidieron poner de esa manera a mi delicioso postre —termine mi relato y me sentí orgullosa de haber sido la propulsora de dicho nombre.

— Muero de ganas por probar lo que dices —respondió Daniel con una sonrisa igual a la mía.

Ni siquiera me tomé la molestia de mirar hacia mi izquierda, ya que sabía que Sebastian estaría con su ceño bien fruncido.

Mi madre partió una rebanada para cada uno. Y cuando llego mi turno, pues simplemente me dejo la bandeja para que yo me sirviera mi rebanada.

— ¿Se cercioraron de que esta vez no esté envenenado? —dijo Mari sonriente. Y como apesar de todo yo estoy enojada con ella por no tener la confianza de contarme lo suyo con el inspector. Dije una de las mías.

— No creo que sea necesario revisar, recuerda que esta vez tenemos un inspector en la familia y él no permitiría que alguien te envenene, Mari —solté con una sonrisa de oreja a oreja dándole un bocado a mi plato.

El inspector tosió repetidas veces. Se puso colorado y Mari empezó a darles palmaditas en la espalda.

— ¿Que es lo que quieres insinuar con eso, Camila? —escuché cuestionar a mi tía Mercedes, madre de Mari.

Fingí inocencia y seguí comiendo mi postre.

— Están hablando contigo —me reprendió Sebastian al oído y me espante, lo que causó que mi cucharada de Piki Piki, cayera en su camisa de rayas azules.

— Lo siento... Yo me asuste y luego... Ahí perdón —dije realmente apenada, pues le queda muy bien la camisa.

— Descuida —respondió.

Siempre Fuiste Tú (Pasado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora