8- Ahora Que Te Vas

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De repente suelta mi mano, me asomo y pregunto porque, pero nadie me contesta. No está... Se a ido.

— Espera... No te vayas... Te necesito —lo persigo y ya junto a él me aferro con fuerza a su antebrazo y dejo que las lágrimas salgan con toda confianza—. Eres muy importante para mi, hermanito.

Sigue su camino arrastrándome con él, en ningún momento sus ojos dan con los míos.

— No me dejes... No me dejes —tiro de él con todas mis fuerzas para que me vea—. Eres mi único soporte en el mundo. Sin ti no se que sera de mi.

Al fin sus ojos verdes olivo se encuentran con los míos. Me sostiene el óvalo de la cara con sus grandes y suaves manos.

— Lo siento, pequeña... Ya no puedo esperar más. Tengo que irme —me enjuaga las lágrimas con el pulgar—. Debes ser fuerte por los dos... Debes sobre llevar las cosas que te esperan. Lucha... Lucha.

— Noooooo —me hecho a su cuello y lo abrazo con todas mis fuerzas—. No te mueras por favor... No me hagas esto... Lo siento, lo siento... Se que todo esto es por mi culpa, si yo no te hubiese pedido que...

— Chiss... Calla pequeña —me coloca su dedo índice en la boca—. Juro que te cuidaré donde quiera que este... Te daré la fortaleza para las cosas malas que se avecinan —me separa el rostro de su pecho—. Nunca olvides que te amo... Que eres las persona más maravillosa que conozco.

Y sin decir más, me despega de él. Se gira y desaparece de la habitación negra... Igual que como quedo mi alma... Negra.

— Nooooo... No me dejes... No te vayas —me dejo caer de rodillas en el frío piso.

Siento que me sacuden los hombros. Abro los ojos y me doy cuenta de que todo a sido un sueño. Aunque se que lamentablemente la realidad no es mejor que el sueño.

— Todo esta bien, princesa —me besa la frente y me aprieta contra él—. Yo estoy contigo.

— Murió por mi culpa... Por mi culpa —murmure entre dientes—. Soy una mala persona.

Él me mira y frunce el ceño. Luego clava su verdosa mirada en mi.

—¿Quien murió por tu culpa?¿Que soñabas? —pregunta con la voz llena de paranoia y preocupación.

—...Kevin... Kevin murió por mi culpa —vuelvo a envolverme en sus  brazos, que últimamente se han convertido en mi lugar favorito del mundo.

—¿ Que dices? ¿Kevin murió? —su cara se descompone por el asombro—. ¿Cuando? ¿Como? ¿Que paso?

Me hago una bolita en sus fuertes brazos y empiezo a recordar ese horrible día.

*Flashback *

Hace tres meses.

Era mi cumpleaños numero 23, todos estábamos muy felices celebrando ese día. Kevin no había aparecido en el día completo —al igual como hiciste tu—añadí para mis adentros.

Cuando por fin llamo, le reclame por no haber ido a mi fiesta. Me dijo que tenía el auto en el taller y que su celular se había quedado sin batería.

— Si no apareces en mi casa antes de que el reloj marque las doce... Nunca te lo voy a perdonar —le dije con mucha furia.

— Nunca te decepcionaria, pequeña... Ahí estaré... Aunque sea lo último que haga en la vida —su voz sonaba afligida, note su tono extraño, pero el enojo no me dejo procesarlo—. Sabes que por ti haría cualquier cosa... Cualquier cosa.

Siempre Fuiste Tú (Pasado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora