22- El Sendero

108 12 11
                                    

Las sirenas de una ambulancia se escuchaban a lo lejos, al igual que una voz que decía "¿puedes escucharme?... Soy Daniel". Poco a poco fui abriendo los ojos. Ya había oscurecido o todo es producto de mi imaginación.

- Ya llegamos a la clínica -dijo.

El ardor en mis ojos me dificultaba el mantenerlos abiertos por mas de un minuto.

Para cuando quise volver a abrirlos, ya estaba en un lugar cálido, con una luz cegadora de color amarillo. Gente vestida de blanco, camina de un lado a otro. Voltee la cabeza al lado opuesto de donde la tenia y visualice un cuerpo ancho y fornido dirigirse a mi.

- Oh, Dios mio... CAMILA -grito tan fuerte que un gemido de dolor salio de mi-. Estas viva... Estas viva.

Besó mis labios una... Dos... Tres y muchas veces más. Hasta que se separó.

Mi Sebastian... Mi salvador... Él está aquí. Esta aquí conmigo.

- Cuando el doctor me llamo no lo pude creer. Te he buscado por todos lados... Estos dos días han sido un completo infierno.

Mientras él habla, la camilla sigue su marcha a una sala con muchos aparatos y una lámpara de aluminio encima de una cama, que irradia una luz azulona.

- No he podido llamar a tu familia. Pero cuando salgas del quirofano lo hago... Ahora lo que realmente importa es que estas aquí y no te paso nada grave.

» No te negaré que al principio llegué a pensar que atentaste contra tu vida nuevamente. Pero eso quedo descartado cuando nos llamó el detective Dawcher y nos dijo que habían encontrado a Mari y a Andrea inconscientes en el piso de tu antiguo apartamento, la habían drogado... En la pared alguien había escrito "Ella es mía... Y me la voy a llevar". Entonces pensé que se trataba de uno de tus ex novios. Pero no era así, la policía interrogó a los vecinos de tu piso y unas señoras dijeron haber presenciado una escena sospechosa. Una pelirroja disparo al aire en el pasillo y luego ella y tus dos primas se metieron al apartamento... Dijeron que unos minutos después apareciste tu en el edificio. Las señoras no sabían más. Pero yo me pude imaginar lo que paso después.

Empecé a repasar la escena en mi cabeza... Andrea inconsciente en el sofá de la sala, mientras Mari pérdida acariciaba su cabello. Ambas absueltas de lo que pasaba a su alrededor... Cristal con una pistola apuntando directo a mi, mientras me confiesa su amor... También está el momento donde vi todo oscuro y sentí que me dejaba ir. En conclusión, todo cuadra con lo que él dice.

- Debo encontrar a esa loca... Ya no es sólo por ti, también es por mi... No podre dormir tranquilo hasta saber que esa mujer no puede tocarte ni Acercarse a ti.

- Ella esta mal. Necesita ayuda -dije a tientas, mientras cada palabra se enreda en mi lengua.

- Iré a por el inspector Dawcher que espera paciente porque aparezca la desquiciada que te secuestro... No tardo -volvió a besar mis labios.

- No... No te vayas -la necesidad de tenerlo cerca hizo que las palabras salieran de mi boca con vida propia sin trompicones como lo he estado haciendo desde que desperté por primera vez.

- Te amo, mi princesa -murmuró en mis labios antes de dejar plantado otro beso en ellos.

- Yo te amo mas -farfulle entre dientes.

Y entonces él se giro y empezó a caminar en dirección contraria a donde estoy yo.

Los dos hombres de hombros anchos que nos habían acompañado en la ambulancia -El de cabeza rapada y el hippie-, se acercaron a donde estoy.

- A la doctora no le gustará nada que la paciente este confraternizando con extraños -ambos me trasladaron de una camilla a otra.

- Ella no tiene porque saberlo -le contesto el de aspecto descuidado o hippie.

Siempre Fuiste Tú (Pasado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora