Ambos nos miramos y sonreímos. Quien diría que hace menos de una hora quería matar a este hombre, y ahora quiero matarlo, pero a besos.
— Ven aquí, Samuel —le hago una seña al niño para que se acerque a nosotros.
Se pone un dedo en la boca y empieza a morderse la uña —como hacía yo cuando mi madre me regañaba—, este niño tiene muchas cosas en común conmigo. Mas de las que debería.
— ¿Me vas a decir quien es este niño? —me susurró Sebastian, para que solo yo lo pueda escuchar.El niño llega hasta donde estoy parada con Sebastian. Le dedico una sonrisa tranquilizadora al niño y una mirada de complicidad al hombre.
— Samuel. Él es Sebastian Hoffman... Mi novio —Samuel mira con recelo a Sebastian, pero no dice nada.
Como son de parecidos estos dos hombres... Si fueran padre e hijo, creo que el parecido no sería el mismo. Lo único que tienen diferente es el color de cabello, uno es moreno y el otro castaño.
— Sebastian. Él es Samuel, mi príncipe encantado —mi chico le sonríe al niño, mostrandole que no se a enojado por dicha presentación.
Como el niño no tiene apellido, omito eso en la presentación —le preguntaré a Martha porque no lo a puesto en el sistema de adopción. Aunque ahora que me doy cuenta. Me alegro muchísimo de que no lo haya hecho. Tengo planes para él.
****
Dos horas después, ya estoy exhausta. Estos dos hombre no se cansan, nos hemos metido al salón de juegos y han querido jugarlos todos... Y como siempre, en el único que he podido ganarles, es en el de bailar.
— ¿Será que la princesa hermosa, nos prepara algo para comer? —dice Sebastian, poniendo los ojitos de cachorritos, que estoy pensando seriamente en patentar como míos.
Es difícil cuando utilizan tu propia técnica contra ti.
— ¿Que desean los príncipes? —siseo fingiendo enojo.
Ambos sonríen con complicidad y me arrepiento de haberlos presentado —la verdad no, creo que presentarlos a sido una de las cosas más buenas que he hecho... Me ha fascinado la química que tienen y en las horas que llevan juntos, Samuel no ha parado de reír—, en conclusión. Me encanta que estén juntos aunque conspiren en mi contra.
— Vengo en un momento... No quemen el salón de juegos. Ni lo llenen de agua —advierto divertida—, y no rompan nada.
Salgo del salón y me dirijo a la cocina. Por suerte ayer hicieron la compra, por lo que en la alacena ahí de todo un poco.
Decido inclinarme por lo salado y lo dulce. Salado para Sebastian y dulce para Samuel y yo... Será un placer para mi malcriar a estos dos galanes.
Preparo unos Sándwiches de queso, sin tomate y con doble ración de jamón —el favorito de Sebastian y mio—. Unas tortitas rellenas de queso y vegetales. Croquetas de pollo con salsa bechamel... Aunque no soy muy experta en cocina, puedo defenderme, se lo suficiente de lo necesario.
Reviso el frigorífico y veo que aún queda helado de macadamia y nueces. Saco del salten los últimos churros de oreos. Mis favoritos... Hoy estoy dispuesta a complacer.
— ¿Será que los príncipes, pueden dejar la Xbox y pasar a la cocina? Ya todo esta listo —susurro desde la puerta del salón de juegos.
Ambos hacen un mohín, pero al ver mi cara de cruela de vil, sueltan el aparato ese y me siguen hasta la cocina.
Nos sentamos los tres, cada uno en un taburete. Todos los aperitivos están colocados en la isla de la cocina. Con los platos y los cubiertos.
— Ummm... Esta todo muy delicioso —articula Sebastian, antes de volverse a meter un churro en la boca.
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Siempre Fuiste Tú (Pasado)
RomanceLloré por un rato, me hundí y desaparecí en esos sentimientos de desesperación. Me fuí y me convertí en recuerdos que atormentaban cada parte de mí. Viví cada momento y muy dentro sentí cada caricia, al igual que ví llegar cada "te amo" de bocas qu...