7. Adiós Chris Evans.

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Ariel.

Siento una leve molestia que afecta a mis ojos, causando que termine por abrirlos..., dios mío..., de verdad todo esto no era un sueño, Chris Evans está a mi lado durmiendo. Sus piernas yacen enrolladas en las mías y sus gigantescos brazos envolviéndome completamente.

Es tan lindo que me quedaría mirándolo toda la vida. —sonrío. —el tan solo hecho de verlo durmiendo produce en mí una especie de ternura..., realmente es muy adorable...,

La verdad aun no entiendo todo lo que pasó, como fue que Chris llegó aquí y como terminé entregándome a él, se supone que lo correcto era echarlo de la habitación a penas lo vi, ¡pero es tan perfecto por la mierda!, su cuerpo con tatuajes discretos, esa sonrisa cautivadora y sus condenados ojos azules me hicieron caer rendida a sus pies.

Ademas produjo en mi algo que jamás había sentido, nerviosismos y temblores exagerados en mi cuerpo cada vez que chocaba con sus hermosos ojos, paralizando mi corazón y dejándome sin aliento, cuando sentí su boca y su cuerpo desnudo conectado con el mío, fue el placer más maravilloso que pude sentir, encerrándome en un éxtasis fascinante, y haciéndome sentir viva.

Algo de mí le encantaría creer que fui algo especial para Chris, sin embargo se perfectamente que no lo fue, al despertar él se despedirá de mí y cada uno seguirá con su camino.

¡Bueno ya basta Ariel!, desde que decidí acostarme con él sabía bien lo que ocurriría, así que no tengo derecho a lamentarme.

Tengo que irme. —pienso, no quiero estar aquí cuando Chris despierte y me mire burlón refregándome en la cara que fui otra de sus simples aventuras..., y como si de sufrir se tratase saco lentamente el brazo derecho de Chris que yace en mi cintura.

Se me eriza todo el cuerpo cuando él dormido empieza a hablar.

—A-Ariel...,—¿de verdad dijo mi nombre?, aun sin despertar se acerca y me acurruca en sus brazos, quedando atrapada y apoyada muy cerca del tatuaje que tiene en su pecho.

Linda la cuestión..., ni dormido me soltará.

No me doy por vencida y lo más silenciosa que puedo logro liberarme de él, me levanto y cuidadosamente sin hacer ruido me coloco el vestido azul.

Cuando ya me encuentro vestida me siento con cuidado en la cama, al lado de Chris, si esta será la última vez que lo voy a ver en toda mi vida..., quiero sentirlo.

Sin pensarlo dos veces voy hacía sus labios, depositando un suave beso que quisiera nunca detener, le miro por un buen rato y acaricio sus mejillas.

¡Tengo que irme!

De golpe me levanto, entre más rápido me vaya, mejor. Tomo mis tacos y en el momento en que abro la puerta y me dispongo a salir, un rayo recorre todo mi cuerpo al oír su voz.

—Ariel...,

Me doy vuelta de inmediato y me paralizo al ver a Chris despierto, luciendo su tonificado torso, sentado en la cama. En su rostro puedo distinguir algo de preocupación.

—Y-yo..., yo me voy Chris. —solo atino a decir.

—¡por favor no te vayas! —¡Porque hace esto!, ¡acaso no se da cuenta que me está confundiendo más de lo que ya estoy!

—Adios, Chris. —decidida cierro la puerta y voy hacia la planta baja, donde se encuentra la salida.

Rápidamente me dirijo al estacionamiento y entro en mi auto, encendiéndolo y me voy del estacionamiento, por suerte no veo a Chris y lo más rápido que puedo, me voy del recinto. Una especie de alivio pero a la vez una gran tristeza me invade , es como si estuviera saliendo de un maravilloso sueño que llegó a su fin.

mellizos evans «chris evans»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora