mellizos evans «chris evans»

41. Recuerdos bellamente horribles (1).

¡HOLAAAP!(: Ams, espero que les guste, muchas gracias por seguir la historia, ¡las amo de verdad! 20.7k ¡vamos por más!

Flash-back.

Ariel.

Uf, no recordaba lo horrible y cansador que era renovar el pasaporte, ¡hay una fila gigantesca!, y más encima, Chris me obligó a quedarme aquí, sentada sin hacer nada mientras que él "está aburrido en la hilera". Si como no, Demasiada gente se le ha acercado para fotos, autógrafos y bla, bla, bla. Sobre todo, mujeres. ¡Uy!, es ridículo pero no puedo negar que me enfurece bastante que lo abracen y lo toquen como si nada. Y él muy canalla, me lanza miradas picaras mientras recibe los besos y abrazos de las chicas.

Lo fulminé con la mirada al ver como una..., muchacha, dejó sus labios marcados en la mejilla de mi Chris. Aléjate. —dijo mi subconsciente, reí por lo exageradamente celosa que estaba siendo y miré mi vientre, la leve pancita crece cada día—sonreí todavía más y noté el anillo puesto en mi dedo.

Ese día fue increíble, al aceptar su propuesta nuestros labios se unieron y no se separaron hasta la mañana siguiente, fue un momento único e impensable, mágico y especial, que jamás olvidaré.

Ser su mujer, awwwwwww, estar a su lado toda la vida, lo deseo con toda mi alma. Aún no hablamos bien el tema de cómo será todo, le dije que prefería esperar un poco, aún ni siquiera nuestros padres se conocen y si, ni la familia del ni la mía saben la existencia del otro y de nuestros pequeños en camino.

—¡Chris! —saltó otra chica encima suyo, ¡uy!, ¡suéltenlo!.

Chris solo se deja para burlarse, además se aprovecha porque no puedo reclamarle, pues decidió que la prensa y los chismosos de la televisión —de hecho algunos ya habían inventado rumores de porque estaba aquí en Houston. —no se enterasen para evitar cualquier tipo de situaciones desagradables,

Él se siguió burlando hasta que ya no lo tomé más en cuenta.

—Ariel. —Chris me llamó con una sonrisa en su rostro y sorprendiendo a todas las muchachas que le rodeaban, dio un simple adiós a todas y sin nada que le detuviera llegó hasta mí. —¡SI, ES MÍO..., CHICAS!. —tuve ganas de decir mientras veía sus rostros confundidos, pero me callé. Chris se agacho hasta mi altura y vi en todo su esplendor, aquel beso marcado en su mejilla.

—¡Ariel, amor! —quité mi cara, ¡qué rabia!

—¿Qué pasa?. —me preguntó, irónico.

—¿Cómo que, que pasa!?. — él rio. —no me hace gracia fíjate.—¡te dejaron todo el cachete marcado con labial! —apreté su cachete y él sonrío con picardía. Suspiré resignada.

—Me fascina verte celosa..., tan salvaje. —me miró mordiendo su labio inferior, por dios es tan sexy...le vi el cachete y me vino otra vez el coraje. —tan agresiva...,

—tienes razón. —le sonreí y disimuladamente miré su entrepierna—despídete de ellas Chris Evans, hoy mismo, te las corto.

—¿Asi? —sonrió y se acercó a mis labios, los cuales con el dolor de mi alma y todas mis fuerzas, rechacé. Sentí la mirada de todos, y era así finalmente, me levanté sin razón alguna y tomé rumbo al pasillo, Chris me siguió.

—Ariel...,—su tono se oía más preocupado, ya no aguantaba la risa, seguro pensó que me enojé.

Llegó un punto en que nos quedamos solos en un pasaje repleto de puertas, es ahí donde lo tomé de la camisa y lo acorralé hasta la pared.

—que te quede bien claro Chris Evans, no te comparto con nadie. —traté de secuestrarlo en mis brazos, cosa que jamás se me ha dado. Él se rio por mi intento fallido —¡eres mío escuchaste! —dije lo más seria que pude. Tenía que estar en puntitas para alcanzarle.

—todito, pero sabes...,—de un solo golpe me tomó y me envolvió en él, terminando apoyada en la pared contraria. —, el que domina aquí, soy yo.

Posó sus labios húmedos en los míos, entró triunfal en ellos y rápido atrapó mi lengua, donde tierno danzó movimientos leves aunque también profundos, creando así una explosión de sensaciones celestiales inigualables.

—A-riel...—le oí susurrar, de una manera excitante que me encendió aún más. Sus manos estaban en mi cintura, las movía suave hasta el principio de mi espalda, y se devolvía al instante para seguir acomodadas en ella, oprimiéndome a él dócilmente.

En un minuto el aliento se me fue, quería seguir besándolo pero la falta de aire me lo impidió, iba a reincorporarme al beso cuando una pareja tomada de la mano, muy elegantemente vestidos, pasó rápidamente y desapareció al final del pasillo.

Chris y yo reímos, nuestra respiración era agitada.

—Seguro la chica quedó con ganas de cambiar de novio y tomar tu lugar.

—¡Que dijiste! —riendo le di un golpe en el pecho.

—¡Aush! —fingió dolor, hice una mueca.—¡más cuidado!—me reí y siguió hablando. —Al parecer ellos...,—sus ojos azules se abrieron de tal manera que creí que le había pasado algo, hasta que su rostro dibujó una reluciente sonrisa. —¡Ariel!, ¡amor! —me tomó al punto que deje de tocar el suelo y me aprisionó en sus enormes brazos. —¡dime que sí!, ¡por favor!

—¿Qué cosa?

—¡Pero dime que sí!

—¡Que cosa!

—¿Entonces sí? —no me dejó responder. —si está bien, bueno bien. —reí para mis adentros, hay si es tan tierno.—casémonos ahora ya.

¿Qué?

¿QUÉ?

¡¿QUÉ!?

—¿escuché bien?

—¡Sí! —me sonrío. —¡hay por favor dime que sí!.

—Chris...

—¡Por favor! —insistió. Todo esto es..., ¿raro?, ¿enserio, ahora, ahora?

—Ams, entiendo..., ¿Dónde?

—¡aquí en el civil! Necesito que seas mía mi amor, frente a las leyes, te prometo que cuando ya todo este más claro entre nuestras familias, cuando ya tengamos a nuestros bebés, será con todas las de la ley, en una iglesia, con un carruaje, invitados, rosas, todo ¡pero necesito casarme contigo ahora!, por favor por favor, ya quiero que seas, Ariel de Evans...,

La expresión que toma su rostro es lo adorable que puede existir, y si bien lo que propone prácticamente es una locura, es la locura más bella que me han propuesto, y estoy segura que mi sonrisa lo dice, y él ya sabe, cual será mi respuesta...,

Continuara...,