43. Vesta y Valentín.

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Capítulo especial(:, ¡disfrútenlo mucho!

(Gracias a mi gran amiga Giuli, por ayudarme con el capítulo, te amo loca).

Ariel.

¿El divorcio? —reí, fingí reír. —realmente no me sorprende que haya pedido nuestra separación, no hay sentido alguno que sigamos unidos, bueno, quizás nunca lo estuvimos, por lo menos él, claro.

Lo que si me sorprende es su capacidad de ser tan mala persona, me duele profundamente que ni siquiera muestre el mínimo interés por saber de sus hijos, ¿es que se olvidó de ellos así como así?

No acepto ninguna de las posibilidades, mi corazón por su puesto e incluso para mis fríos pensamientos es difícil asimilarlo. Chris los amaba, estoy segura de que así lo era, ¡¿Por qué?! es mi pregunta y soy una cobarde al no querer ir con aquella persona que me la responda.

Han sido tantas veces que he querido ir a buscarlo, aunque sea para escupirle en la cara por lo destrozada que me dejó. Reconozco que fui una estúpida impulsiva al escapar sin ni siquiera darle la oportunidad de una explicación, pero ahora está con Sandra, ¿Qué más me queda pensar con ello? que ha sido un hipócrita, y que todo el amor que decía sentir no era más que un cariño insignificante, el cual supo actuar tan bien que jamás me percaté que era un "intento de sentar cabeza", que al primer intento de ser atormentado, eligió no enfrentar.

Pero entonces ¡porque!, ¡porque me pidió matrimonio!, ¡porque habló con mis padres!, ¡porque fue el mejor de los hombres si sabía de la existencia de su hijo, un bebé inocente el cual abandonó!, ¡cómo llegó a tanto!

Una lágrima rodó por mi mejilla, pero fue la única. Ya la verdad, cada razón, no tiene importancia descifrarla, él está con Sandra, y me pidió el divorcio, ¿no es suficiente motivo para entender que fue un canalla todo el tiempo?. ¡Que rabia!, ¡no soporto que esté con ella, lo odio!— solté un suspiro, controlando a toda costa mis ganas de llorar.

—Ariel, te busca Leandro. —Anunció Fer al entrar, interrumpiendo mis pensamientos. Leandro..., ¿Por qué no lo puedo querer a él? me contesté al instante. Amo a Chris...,—pensé. Por lo que me había confesado Leandro, mi respuesta hacía él definitivamente fue la correcta, cuento corto, no lo acepté.

Yo no tengo derecho a ilusionarlo con sentimientos que jamás nacerán de mí, él no merece eso, y me alegra mucho de que nada entre ambos haya cambiado, él sigue siendo mi amigo, un gran amigo.

Segundos después, luego de la ida de Fernanda, Leandro apareció.

—¿Cómo estás, Ariel? —me preguntó con una sonrisa, yo traté de levantarme pero él me detuvo, sabe lo demasiado que me cuesta hacerlo, pues esta pancita enorme realmente me lo impide, y si se lo están preguntando. ¡SI!, ¡unos cuantos días y mis puntitos estarán entre mis brazos!, de hecho ya mañana, debo internarme en la clínica para esperar su venida, estoy muy emocionada, aunque también muy nerviosa.

—Ya ves. —reí y en ese mismísimo instante me paralicé, mis bebés me tienen loca, últimamente han estado muy inquietos y es obvio, ya no queda nada para su bienvenida al mundo. Algo en sus pataditas estaba extraño, no sé cómo explicarlo exactamente, era diferente, el dolor es realmente agobiante.

—Ariel..., ¿están moviéndose verdad? —Leandro preguntó y asentí disimulando, esperando a que el dolor pasara, cosa que no sucedió y me estoy empezando a preocupar. Posteriormente me acomodé en la cama, donde me llamó la atención la mancha naciente entre mis pantalones..., no me digan que..., ¿se rompió la bolsa?

Tragué saliva y miré a Leandro, quien me miraba desconcertado, lo único que pude decir fue. —mis pequeños, Leandro.

Él abrió mucho sus ojos.

mellizos evans «chris evans»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora