5. Hasta el amanecer (2).

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OAAAAAAAAAAA.

Este capítulo contiene contenido sexual, si lo lees, es bajo tu responsabilidad, ya estás advertido.

¡Ya más de cien visitas!, no saben lo contento que estoy, gracias por leerme y espero con ansias sus comentarios;). Adivinen quien narra este episodio...,

Chris Evans.

El cuerpo de esta mujer me fascinó desde el minuto en que la vi y desnudo se me hace más irresistible aun.

Mis manos tiemblan ansiosas cuando cuidadosamente le quito la puta toalla que me separa de su piel, parece demasiado nerviosa como para tener sexo.

Se me agranda y se endurece más todavía a medida que voy quitándole la túnica blanca que tiene, remplazándole una piel exuberantemente bronceada..., dios mío...,—no reaccionó de inmediato al presenciar tanta exquisitez y belleza delante de mí. Cada parte de su cuerpo es perfecto y no aguanto por hacer todo esto mío.

Cuando recobro el conocimiento sonrío un poco, me encanta lo inocente y paralizada que esta ante mí, llevándome a pensar que es virgen, pero al fin y al cabo no me importa.

Besándola nuevamente, poso una de mis manos en su muslo y la llevo lento hacía su parte más sensible, sorprendiéndola y tensándola, interrumpiendo nuestro beso que no tenía ninguna intención de detener.

—Chris...,—no sabe que decir, de verdad creo que es virgen, no tiene idea de nada, tiembla mucho más de lo que debería y ni siquiera sabe dar besos.

—Tranquila, Ariel, te gustará. —digo con una voz agitada, enloquecido por sus labios, sin avisarle introduzco dos de mis dedos en su jugoso sexo, produciendo en ella un pequeño gemido el cual me eriza todo el cuerpo, me fascina...,—repito el movimiento y lo hago más rápido al ver que se resiste a liberar los gritos que me demuestran lo mucho que le encanta...

Poco a poco se va dejando llevar, excitándome de una manera increíble cada vez que gime, la tengo tan dura que llega a dolerme, necesito sacarla ahora mismo de mi pantalón porque si sigo así acabaré antes de empezar.

—¡ah! —suspira inquieta cuando saco mis dedos de ella. Sin salir de encima suyo, prácticamente arranco mi camisa, haciendo volar todos los botones. No tenía tiempo para sacarlos uno por uno, ¡Necesito metérsela ya!. —sus ojos que permanecían cerrados los abre tímidamente, y a penas bajo el cierre del pantalón y saco mi verga, los cierra otra vez. Río por su tierna reacción y muerdo mi labio inferior pensando en todo lo que le puedo hacer.

Hago un camino de pequeños mordiscos en su piel, los cuales deliciosamente la mortifican, paso por sus hermosas tetas, y como si de sufrir fuera, sufro torturándome yo también, a solo rozar mi verga con su húmeda carne.

—Prepárate. —le prevengo.

—¿p-porque? —tartamudea confundida.

—Porque no pienso detenerme sin antes probar...,—observo con atención sus temblorosos labios, sus ojos expectantes por mis palabras.—..., y deleitarme con todos y cada uno de los rincones de tu cuerpo.

No dejo que ni siquiera responda, y clavo con fuerza mi miembro en ella, produciéndole al instante un agudo y ardiente sollozo. Como necesitaba esto...,

Arquea su espalda gritando de una manera que me enloquece. Sus uñas clavadas a mis brazos se aferran a mí, el fuego y la química que se ha creado entre los dos es fantástica.

El fluido de cada movimiento, de cada beso y cada caricia que deposito en ella lo realizo con delicadeza, pero a la vez con mucha intensidad, provocándole que se regocije y se estremezca excitada cuando entro y salgo de ella, no sé ni porque lo hago, estoy acostumbrado a meterla rápido y sin piedad, sin embargo la inexperiencia de esta mujer hiso que me comportara de esta manera.

mellizos evans «chris evans»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora