acá va el otro:/ nos vemos en los comentarios, les quiero y gracias por seguir la historia(:
Ariel.
Reí a tratando de evitar las carcajadas, tomando con suavidad mi abultado vientre. —¡por favor Leandro, terminaré muriendo de la risa! —volví a reír, este hombre está perfecto para humorista.
—Me encanta hacerte reír. —confesó. —verte sonreír es lo más bello que existe. —es una ternurita de hombre, ya son casi dos meses de que me invita cada día sin falta al Central Park u otro lugar precioso, y no me arrepiento de aceptar sus invitaciones, él me hace muy bien.
hey espera.
¿Qué..., se me está acercando?
Lo detuve, mi rostro tomó una expresión más sería y de claro asombro. Sus labios iban directo a los míos.
—Leandro—susurré sorprendida y él guardo distancia. Jamás creí que..., —Leandro, y-yo pensé.., —
—Perdón. —se cohibió. —no debí de..., ¡bueno ya es hora no! —exclamo nervioso, levantándose del banco en que estamos. —Ariel..., yo..., me gustas, mucho..., no, más que eso, ¡demasiado!
¿Qué?
¡No, porque!
—..., Sé que es muy poco tiempo, pero es que ¿no crees en el amor a primera vista?
Amor a primera vista, si, el infeliz que me destrozó el corazón, Chris Evans.
—Leandro estás confundido. —que lo esté dios mío.
—¡No, no lo estoy Ariel!, desde que te vi sentada, en aquella banca conversándole a tus bebés, supe que serías la mujer de mi vida, en serio. —tomó uno segundos para seguir hablando. —Ariel..., quiero ser el padre de tus bebés..., ¡estoy dispuesto a todo con tal de conquistarte!
Tragué saliva nerviosa, ¿conquistarme? ¿ser el padre de mis hijos? No..., es que no siento nada más que cariño por él, mucho cariño, tanto que en tan solo en un par de meses, se convirtió en alguien muy especial e importante para mí, es muy fácil enamorarse de su persona.
—Leandro..., por favor no me hagas esto. Tú y yo somos amigos.
—De la amistad al amor solo hay un paso, dicen por ahí.
—Es que...,—¡sigo enamorada como de Chris!, odio amarlo con todas mis fuerzas, mi corazón sigue aferrado a aquel amor que sí, me destrozó, pero su magnitud y pasión siguen intactos, no puedo evitarlo, aún lloro demasiado por él, por su engaño y aunque trato de olvidarlo, es simplemente imposible.
—No me digas nada, no por hoy. —se apuró en responder. —piénsalo, Ariel, por favor. Tu y yo podríamos ser muy felices juntos, trataré de hacerte olvidar todo..., viviría cada día para hacerlo, para hacerte feliz.
—he...,—sus palabras son maravillosas.
—por favor. —me interrumpió, sus ojos comenzaron a cristalizarse.
Pasaron unos instantes.
—No te prometo nada, Leandro, pero te juro que lo pensaré.
—¡en serio! —una sonrisa preciosa se formó en sus labios. —¡Gracias!, de verdad, no sabes lo mucho que es para mí. —con rapidez, pero también suavidad se acerca y me entregó como de costumbre un abrazo sincero, tierno, muy dulce. Al separarnos lentamente, él me miró con una sonrisa y yo intenté fingir una, por dentro me siento pésimo, ya que jamás podré sentir algo por él. Chris me guste o no, sigue siendo el hombre que amo.
En silencio él me dejó en casa de Fernanda, que por cierto está muy bien y sigue siendo mi compañera en todo, aunque a veces me regaña por qué pago las cuentas de la casa sin que ella sepa, pero es que odio estar así, me siento inútil, haciendo nada todo el día.
Aunque me cuesta demasiado moverme, con mis bebés que han crecido mucho, hago lo mejor que puedo para ordenar la casa, cocinar y todo lo demás en que pueda ayudar.
Dios mío, ¿Qué hago?
Apenas entre a mi habitación recibí una llamada, era Maria y Edgar, cuanto extraño a aquellos dos encantos de persona. Cuando por fin Chris..., cuando ese hombre casi me obligó a dejar de trabajar, me dediqué mucho a la abuelita y su pequeño nieto, los cuales junto con Fernanda, tratamos con mucha valentía todo lo que les había pasado y gracias a dios los resultados fueron totalmente exitosos. El dolor de las perdidas estaba controlado, y ahora ambos estaban listos para continuar sus vidas sin mirar atrás.
Después fue su noticia la única que me entristeció en esa "felicidad" que tenía al lado de Chris, Maria y Edgar viajarían fuera de Estados Unidos, a México específicamente, donde les esperaba un hermano de ella.
No quería que se fueran de mi lado, pero fue lo mejor, aquí se encontraban la mayoría de los recuerdos, y aquel viaje, era el emprendimiento de una nueva vida, como la que yo estoy intentando yo hacer sin..., él.
Mis pensamientos se fueron otra vez a Leandro, ese hombre que dice quererme y no dudo que sea así, aunque preferiría que no lo fuera.
Miré mi vientre y lo acaricié como de costumbre, ya falta tan solo un mes, o menos para la bienvenida al mundo de mis puntitos. —sonreí. —es que ya no aguanto por verlos..., la espera se me ha hecho eterna, aunque el proceso, independiente de todo lo malo que ha pasado, es mágico cobijarlos dentro de mí.
La habitación en la que estoy ya está muy ambientada a su llegada. —observe y rodé pensativa los móviles de animalitos que se encontraban en sus respectivas cunas. También había comprado una cómoda esbozada con monitos animados exclusivamente para ellos, la cual llené en ropa diminuta. —tomé sonriente una de las prendas amarillo claro que se encontraba al principio, y la doblé con toda la paciencia del mundo mientras me imaginaba a uno de ellos vistiéndola.
Y si me preguntan, ¿serán hombres, mujeres? ¿uno de cada uno?, la verdad, no lo sé..., una de las cosas que compartí siempre con..., Chris, fue que quería saber el género de mis bebés el día del parto, y así lo he hecho hasta ahora. Agradezco que no ha habido complicaciones, ellos siguen creciendo sanitos y en completa normalidad.
A veces me pregunto cómo estará Chris, como no, una lágrima rodó por mi mejilla y la saqué bruscamente de ahí, ¿me van a creer que el muy sínico salió en televisión junto con Sandra?, pues sí, es verdad y detesté llorar hasta que ya no pude más, porque literalmente, no habían más lágrimas dentro de mí.
No podía creer lo ágil que es para mentir y burlarse, ¿es decir que siempre actuó cuando estaba conmigo?, ¿realmente alguna vez le importamos sus hijos y yo? claramente no, y si alguna vez me pregunté; ¿él hizo todo eso? ¿y si todo no es tan así como lo pienso?, ahora ya sabía la respuesta, y la prueba más contundente fue que estuviera con ella a los ojos de todo el mundo, después de todo lo que ocurrió. Al parecer disfruta haciéndome daño.
¡Cómo fue capaz de mentir tanto!, cada caricia, beso, palabra a mis hijos y a mí, eran una descarada mentira...,—tome unos segundos, tratando de que ninguna gota más, salga de mis ojos. — y ¿qué será de aquella pobre muchacha?, Dafne y su bebé, el cual Chris me imagino que no ha reconocido, ¡cómo puede!
"Quiero ser el padre de tus bebés, estoy dispuesto a todo con tal de conquistarte" —la voz de Leandro retumbó en mi mente, ¿el padre de mis bebés?..., no. Él sería un padre genial, estoy segura, pero no, yo debo hacerme cargo sola de ellos. Aunque no soportaría ver a mis pequeños en un futuro, preguntándome porque los demás niños tienen papá y ellos no.
No quiero que vivan ese sufrimiento, confundida enredé mis manos en las orejitas de un enorme oso de peluche, el cual Leandro me regaló junto con otro peluche más. —que está en mi cama. — y un ramo de rosas bellísimo. Este pequeño tiempo conociéndolo ha sido una bonita travesía, ya sabe de la existencia de Chris, de mis sufrimientos y mi amor por él, pero aún sigue aquí, dispuesto a todo y si realmente quiero partir de nuevo y hacer lo mejor para mis bebés...., lo aceptaré.
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mellizos evans «chris evans»
Fanfic⚠️ ¡ojo! qué esta historia la escribió un bebé de quince años (hoy tengo veinte) y pese a todo el empeño que dediqué a ella claramente hay muchas situaciones que pueden parecer infantiles ó absurdas ¿ por qué ? se entiende que el conocimiento sobre...