Ariel.
—floja despiértate..., —no me pienso despertar, ¡aquí me quedo!
—ya Chris déjame. —le digo al momento que siento una especie de pelusa en mi nariz, lo que me despeja un poco el sueño. —¡Chris déjame dormir! —añado y mueve todavía más la pelusa que creo que tiene.
—No, mi bella durmiente. —estoy segura que ríe. Aún no quiero abrir los ojos, me quiero quedar así, recibiendo su respiración que acaricia dócilmente mi piel, en la cama, abrazándolo y sintiendo su calor. Es un placer dormir con este hombre, de verdad que lo es, y me quedaría así para siempre. —hoy tenemos que salir. —dice y deposita en mí, pequeños besos, dulces y muy suaves.
—¿Salir? —pregunto. —que recuerde no tenía planes para hoy.
—Pero yo sí, y tú. —siento que me destapa un poco y besa mi vientre de manera divertida, inflando sus mejillas y provocando en mí muchas cosquillas.—y ustedes también..., —prosigue mirando a nuestros hijos, al igual que yo. es indescriptible el amor que siente por ellos..., es, sencillamente único. Ay, ya quiero verlo cambiándole los pañales o tomándolos en sus brazos, muero por ver eso. —me acompañaran. Así que señorita, a levantarse.
—¡Chris! —digo y me revuelvo en las sabanas otra vez. —un ratito más. —me con mi almohada y escucho su risa, siguiendo a esta unos dedos recorriendo mi cuerpo. —Chris, no...,—río y doy un salto resignada y rendida, ¡uy!, ¡esta me la paga!—¿quieres guerra?, ¡pues guerra vas a tener!
Sin dejarle responder si quiera me lanzo encima e intento hacerle cosquillas. Chris ríe, colocando sus manos en su nuca, mientras yo sigo sentada en su regazo, solo le viste un bóxer.—¿te conté que las cosquillas conmigo no funcionan?, voy ganando, hermosa. —vuelve a reír y en su boca se dibuja una "O", porque sí, está vez sin ningún tipo de vergüenza tomé sus "bolas"
—¿Qué dijiste, querido? —pregunto y él me mira con unos ojos de plato.
Él ríe adolorido.—Ay, ay, ay, Ariel mi amor era broma, la que gana eres tú. —río mientras lo observo, que ganas de morder otra vez ese abdomen marcado y duro, mierda este hombre, es extremadamente irresistible, pero tranquila Ariel, ya lo hiciste anoche, calma esas pasiones. —me digo a mi misma, riéndome por mis pensamientos algo raros.
—A ya muy bien. —sonrío y suelto eso que tenía que soltarle, para luego posar mis labios en aquellos que tanto amo, succionándolos y saboreando cada rincón de ellos.
¡ay!
Dejo los labios de Chris por un instante, a causa de que su barba me picó un poquito, pero de inmediato retomo lo que estaba haciendo. Él detiene nuestro beso preocupado. —¿Qué pasó?. —me pregunta.
—Nada. —sigo y le beso.
—¿nada? —replica.
—nada Chris.
—¡Como que nada! —ay este hombre.
Suspiro.
—¡Ay Chris! —río. —me picó un poquitito tu barba, eso es todo. —digo, besando sus labios, él sigue desconcertado.
—¿Te molesta mi barba?
Río y lanzo una carcajada.
—No, no me molesta.
—Pero si te picó y por eso no me seguiste besando. —alega, se ve tan adorable.
Le beso.
—hay te besé. —me mira unos segundos.
—¿te gusta mi barba? —¡uy! Ya, ¿en serio?. —río.
—Sí Chris...,—digo alzando mis ojos, dios que es porfiado.
—¡Ves que no te gusta!. ¡Eso fue una ironía!
¿¡ironía!?—¡No-me-mo-les-ta! —río fuerte. —¡me encanta tu barba, me fascina, la amo!, ¿ya?..., ¿conforme?
Va sonriendo de a poco, hasta que finalmente cede a mis deseos, correspondiendo a mis besos y dejándose llevar por nuestros movimientos. Se siente tan dulce besarlo, sus labios rosados y gruesos, me envuelven en un ardiente y tierno placer.
Estuvimos, no sé cuantos minutos unidos, hasta que una sonido nos detuvo. Era mi teléfono, el cual le había llegado un mensaje. Me sonríe triunfante y por un breve momento, meneo mi nariz con la suya.
Después de aquello, tomo mi celular y veo que Chris lo mira con atención.
—¿Qué?, ¿no lo vas a ver? —alza una ceja, serio.
—Lo veré cuando dejes de ser tan metiche. —él sigue absolutamente neutro, mientras riéndome veo el mensaje, con el celular muy cerca de mi rostro, cosa que Chris no pueda ver, como me gusta hacerle enojar.—ay que romántico es. —bromeo fingiendo emoción y Chris abre unos gigantescos ojos.
—¡Que!, ¡quien!
—el otro. —sigo riendo, y recién reviso el mensaje, es mi hermanito Gael.
—¡Hay Chris como se te ocurre! —río a carcajadas. —ya no se enoje mi bebé.
—Ya te dije que no me gustaban esas bromas Ariel. —dice.
—Ya relájate mi amor, solo era un amigo. —sigo bromeando y no le dejo hablar cuando le digo. —¡es Gael tontito! —río y él por fin se "desenoja". Juntos leemos el mensaje que escribió mi hermano y devuelta le llamo. Como nadie de mi familia sabe aún todo lo de Chris, él no habla nada y se va creo que al baño, a todo esto, ¿Cuándo se los diré?, todo esto será, ¿raro? para ellos ¿no?, ay no, mi mamá me matará cuando sepa que estoy embarazada.
No quiero pensar eso aún, o no sé, todavía me falta aprender muchas cosas, ella me ayudaría a como ser madre, darme consejos o algo así. Como la extraño, a mi padre también, que por cierto se llama Andrew, mi hermano Gael, a todos, quienes dejé de ver por venir aquí a Estados Unidos.
Al terminar la llamada, de casi media hora, en que hablé muchas con él, me levanto de la cama en piyama, coloco las pantuflas en mis pies y voy hacía el baño, donde creo que está Chris, y en el instante que iba a abrir la puerta, alguien lo hace primero, por el otro lado, y casi me parto de la risa cuando le veo.
—¿Qué? —me sonríe. — conste que esto no me lo hice por ti he. —dice serio y como si nada, se soba el mentón, el cual ya no tiene casi nada de barba.
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mellizos evans «chris evans»
ספרות חובבים⚠️ ¡ojo! qué esta historia la escribió un bebé de quince años (hoy tengo veinte) y pese a todo el empeño que dediqué a ella claramente hay muchas situaciones que pueden parecer infantiles ó absurdas ¿ por qué ? se entiende que el conocimiento sobre...