4. Hasta el amanecer.

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Ariel.

Cierro los ojos y con fuerzas que pensé que no tenía, le empujo y al fin puedo liberarme de él. Tomo mi celular que había caído al lavamanos y antes de esperar una reacción de Chris salgo literalmente corriendo de allí.

—¡hey Ariel espera! —oigo gritar a Chris, pero no me detengo. Ay dios mío, ¿cómo le hago para salir de este lugar con mi hermano?, me va a odiar con todo su corazón...

Tratando de hacer el menor ruido posible voy hacía la primera fila donde está Gael.

Con un poco de susto le hablo a mi hermano. —Gael...—respiro hondo, de verdad que me odiará. —Tenemos que irnos.

—¡Que! —exclama extrañado y sobre todo enojado.

—Tenemos que irnos. —digo otra vez, podría jurar que de sus ojos salen llamas y a raíz de eso no le miro más, sé que es terriblemente injusto para él y me siento como una mierda por eso.

||

No sé cómo le hice pero ya estoy casi afuera del teatro, de la mano de mi hermano. No recuerdo bien de lo que le dije para que me obedeciera y no me atrevo ni a verlo a los ojos, toda la culpa la tuve yo, pero es de verdad que no podía, no podía estar al lado de ese hombre un segundo más.

Al llegar a la salida del lugar de inmediato me intimidan otra vez los flash, algunos periodistas y camarógrafos se acercan a mí pero no tomo en cuenta a nadie, solo llevo fuertemente de la mano a mi hermano y camino sin detenerme. Durante todo ese lapso de tiempo mi cabeza no cesa de darme vueltas, respiro profundo pero aun así mi corazón sigue alborotado.

Luego de haber cruzado la calle.—¿Por qué lo hiciste Ariel? —escucho preguntar a mi hermano y una gran tristeza mezclada con culpa se apodera de mí. Tomo aire y me agacho a su altura.

—Por favor perdóname Gael. —le ruego, en sus ojos hay algunas lágrimas y a pesar de la justificación que haya tenido, no puedo evitar sentirme más terrible todavía de lo que ya me siento. Sé que no le gusta llorar y sé también que está haciendo un gran trabajo para no hacerlo.

—¿Pero porque lo hiciste?

—bueno..., porque...me siento un poco mal Gael—no sé qué inventar. —Solo perdóname... ¿sí?. —digo tímidamente y el asiente. —gracias. —le abrazo, de verdad que le arruiné su sueño. —ahora vamos donde mamá..., debe estar preocupada...,

No dice nada y para no complicar más las cosas, le tomo nuevamente de la mano y vamos en dirección a donde dejé el auto.

El vibrado y nerviosismo que provocó Chris en mí aún lo siento, sus ojos azules no paran de dar en mi mente sin embargo hago hasta lo imposible para sacarlos, pero aun así, no puedo.

Llegando veo a mamá medio dormida, abro la puerta de atrás del auto para que suba mi hermano y luego subo yo en el asiento del chofer.

—¿Y cómo les fue?—pregunta ella.

—Pésimo. —responde Gael.

—Pero Ariel si tú me dijiste que...

—Es una larga historia mamá. —intervengo rápidamente y hago partir el auto.

En todo el camino voy contando lo que pasó, Gael permanece en silencio y mi mamá no hace más que repetirle que obtuvo lo que iba a buscar, aun así él no se siente mejor y yo, mucho menos.

En un abrir y cerrar de ojos ya estamos aquí en el aeropuerto. —los tres bajamos del auto y del maletero sacamos los bolsos. —Que lata despedirnos así, solo espero que mi hermano me perdone..., porque estoy segura que aunque le pedí perdón y lo aceptó, aun no lo ha hecho de verdad.

mellizos evans «chris evans»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora