14. si tu me lo pides, te dejo tranquila para siempre.

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Chris Evans.

Ariel me pidió que no la buscara más porque está empezando a sentir cosas por mí,

¡me encanta! ¡me fascina saber que yo significo algo para ella!...,

Sin embargo tengo..., ¡mierda!, ¡miedo!, ¡si, miedo es lo que tengo y lo reconozco!, tengo miedo porque por primera vez una mujer me inquieta de esta manera que me siento imbécil pensando en ella todo el tiempo, buscándola y dándole besos a la fuerza porque literalmente lo necesito.

Desde que nos "despedimos" me he pasado todo el día y toda la noche casi, pensando en ella..., por dios muero por sus labios..., muero por ella en su totalidad.

¡Ve a buscarla entonces, imbécil! —grita mi subconsciente y sí, soy un imbécil y tengo que ir a buscarla aunque ella no lo quiera, no sé, siento algo que no sé cómo explicar, una voz por decirlo así que me reitera a cada momento que ella me está ocultando algo...,

¡¿¡¿Qué te pasa Chris?!?! —Río. —creo que ya estoy un poco paranoico, lo que ahora respecta es que la iré a ver le guste o no, las cosas entre nosotros están inconclusas y estoy seguro que ella lo sabe perfectamente bien.

En el camino a su casa me pregunto una y otra vez el porque me interesa tanto esa mujer, y mi subconsciente le responde esa misma cantidad de veces..., que estoy enamorado hasta las trancas de ella.

¡Pero es absurdo!. ¡No, no me enamoré de ella!..., ¡es imposible!. Cuando al fin llego me detengo un instante para deliberar si realmente esto es lo correcto. —río confundido. —¿cómo es que llegaste a este extremo Chris Evans?.—digo a mí mismo al momento de abrir la puerta de mi auto, sin embargo la cierro de inmediato al ver a la amiga de Ariel, quien rápida se va a lo que creo que es el estacionamiento del edificio.

¡Perfecto!, ¡está sola!

No pierdo ni un solo segundo más y caminando veloz me dirijo a la recepción, subo hacía la planta dos y me sitúo delante de la puerta en el tercer departamento. Un nerviosismo extraño me entra cuando oigo su voz alegre decir; "No te preocupes..., quedas en tu casa..., vamos Edgar, el colegio te espera.", ¿Quién es Edgar?. Me lo preguntaba y sin percatarme abren la puerta, es un niño de aproximadamente nueve o diez años vestido de escolar..., y atrás de él está..., ella,

Mi Ariel...,

Tanto ella como yo nos quedamos inmóviles, cosa que no es primera vez que nos sucede, mierda es tan hermosa..., tan hermosa que me quedaría viendo su rostro toda mi vida.

—¿T-tu eres el capitán América?—Dice el niño asombrado y yo al fin puedo reaccionar.

—Sí... —respondo. ¿Quién es este niño?

—Edgar... podrías ir donde tu abuela un momento, tengo que hablar con este hombre.—interrumpe Ariel, y él espera unos segundos antes de obedecer, extrañado.

—A-adiós..., un gusto en conocerte —se despide un poco avergonzado alzando la mano y yo le contesto con el mismo gesto. Finalmente se va y Ariel sale juntando la puerta.

— ¿Qué parte de no te quiero ver más no entendiste Chris? —me pregunta enojada y claramente sorprendida de que este aquí.

—Vine porque no me quiero alejar de ti Ariel, como no lo entiendes. —digo.

—¡Y tu como no entiendes que no te quiero en mi vida!

Me acerco a ella al punto que la acorralo en la puerta de su departamento.—¡¿Y porque?!, ¡dame una razón válida para no querer estar conmigo si tú misma reconociste que sientes algo por mí!

—¡aléjate de mí quieres! —brama y yo tomo de sus pequeñas manos para que no me pueda empujar. Pego mi cuerpo al suyo y percibo de inmediato ese magnetismo y ese fuego que se produce entre ambos.

—¡No me voy a mover!..., —replico resistiéndome a no besar sus rosados labios que sé muy bien que desean los míos.

—Mira...,—se queda unos segundos pensando, como si buscara una explicación. — me confundí Chris, esa es la verdad. —añade poco convincente.

—¿Te confundiste?, ¿respecto a qué?

—Respecto a lo que siento por ti, perdón Chris pero fue una confusión, pensé que te quería pero no es así..., no sé, me deje llevar por el momento y la debilidad me terminó por ganar simplemente, es eso Chris, nada más..., y por favor déjame tranquila.

Río fingiendo el extraño dolor que me provocaron sus palabras que estoy seguro que son mentiras, pero aun así me dolieron..., me tiene que estar ocultando algo, de eso no me cabe duda. —¿Tú crees que soy idiota? ¡Por favor ya basta Ariel!, ¿Qué más quieres que haga?, ¡¿Qué me arrodille ante ti para que creas de una vez que te quiero?! —digo y ella me mira fijo a los ojos, su mirada brillosa me produce una sensación de como si estuviera deliberando algo que quiere hacer o decir..., o esa es mi impresión, ya no sé qué pensar. Finalmente me responde.

—¡Como tienes cara para decirme eso cuando ayer estabas con otra Chris!, ¡no estoy dispuesta a que te burles de mí!,¡sobre todo ahora que...,—se queda callada de inmediato y mira hacia al lado más nerviosa de lo que ya estaba.

—¿Ahora qué?..., termina lo que ibas a decir...,

—Nada..., nada. —miente, ¡porque sigue mintiendo!

—¿Qué me estas ocultando Ariel?

Ríe, o más bien, trata de aparentar una sonrisa sarcástica. —¿Ocultar que?, por favor Chris que te podría estar ocultando.

—No se dímelo tú, el comportamiento que tienes es tan extraño que cualquiera se daría cuenta que mientes y que ocultas algo..., ese documento Ariel—abre unos enormes ojos, ¿de verdad ese papel tiene que ver conmigo?.—..., el que traías cuando me encontraste con aquella mujer..., ¿Qué era?

—¿D-de qué documento hablas? —

—¡no me trates como un estúpido que lo vi!.

—¡Sí, sí!, tenía un sobre en la mano.

—¿Y que ibas a hacer con el sobre?, ¿mostrármelo?

—No. —dice firme.

—¿¡Entonces porque lo traías cuando ibas a verme!?

—Bueno no sé Chris..., he, he, he...—sigue mintiendo. —¡deja de decir estupideces!, ¡ese papel...,—me esquiva la mirada. —ese papel es de un asunto personal mío y no tengo porque darte explicaciones de ello!..., y..., y..., ¡estoy apurada y por favor no te aparezcas más por mi casa! —evadiendo el tema otra vez. —¡entiende, no siento nada por ti!

—¿De verdad piensas que te voy a creer?, ¡por favor Ariel ya para de mentir!, ¡no me digas más esa estupidez que no sientes nada por mí porque sé bien que no así!..., —suave pero profundamente dirijo una de mis manos a su mejilla. — si no te provocara nada ¿Por qué estas así?..., sabes perfectamente que hay algo potente que nos une, un fuego incandescente que nació desde el momento en que nos conocimos y cada vez que nos vemos es imposible no sacarlo a relucir una, otra y otra vez..., y eso..., tú lo sabes muy bien.

En ese momento no aguanto más y satisfago mi vicio de besarla, porque sí, es un vicio del cual no me puedo desprender. En cada oportunidad que la beso me confunde aún más todavía, ¡es que lo que dice es completamente lo contrario a lo que me dicen sus besos!

Es una verdadera delicia recorrer su boca húmeda de ardor, bruscamente la pasión nos consume a ambos, encerrándonos en una atmosfera del que ninguno quiere salir..., de pronto ella me empuja pero yo no la suelto, los dos respiramos profundo e igual de agitados y perdiéndonos en la mirada uno del otro.

—Por favor Chris te lo ruego..., vete y no vuelvas más. —dice mirando hacia otro lado.

—Mírame..., —le digo y tomo de su mentón para obligarla a verme. —mirándome a los ojos pídeme que me vaya..., si lo haces..., me voy de inmediato y te dejo tranquila para siempre...,

:ooooo ¿que le dirá Ariel?, ¿por cual votan ustedes?, ¿que se lo diga o no?

mellizos evans «chris evans»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora