50. Un nuevo comienzo.

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Chris.

—¿¡Qué más hizo esa mujer Chris!? —preguntó Ariel. Era la segunda vez que me lo preguntaba, y yo no sabía que decir, no podía hablar, el miedo a perderla para siempre me lo impedía. Segundos interminables surgieron, donde Ariel y yo solo nos mirábamos desconcertados, lágrimas brotaban de mis ojos y ella parecía confundirse todavía más. —Chris, por favor...,

Pensé en cuáles serían las palabras correctas para decirle esto, definitivamente no las encontraba. —Ariel, yo..., cuando creí en todas esas mentiras..., me a-acosté...,—tímido agaché la mirada—..., te fui infiel..., muchas veces.

Se lo había dicho, y la verdad jamás le había tomado la gravedad como hasta ahora.

El silencio se hizo presente de nuevo, y ninguno de los dos fue capaz de hablar. Yo no podía si quiera mirarla, pero una vez que lo hice, me sentí como una mierda, no soy merecedor su amor. Sus ojos permanecían cerrados, no mostraba expresión alguna y eso me desesperaba, ¿Qué estará pensando? ¿Qué me dirá?, ¿estará dispuesta a perdonarme?

Ella abrió sus hermosos ojos, y podría jurar que vi el dolor en ellos. Odio que este así, y me odio a mí mismo porque soy yo el que le causa ese dolor. Ahí entendí que ya no puedo volver a ser el impulsivo que ruega por su amor. No puedo pedirle que me perdone, no puedo. Aunque..., si llegará hacerlo, juro que repararía cada día su corazón, viviría para ella y nuestros hijos, y lograría que el pasado no afecte en nuestro presente. Solo es una oportunidad..., una que no tengo derecho a pedirle.

—Ariel por favor dime algo...,—le supliqué. —aunque sea dime que me odias...,—me situé y agaché frente a ella, y para mi sorpresa no me despreció ni soltó sus manos de las mías.

—No te odio, Chris...,—Ariel cerró otra vez sus ojos, con serenidad.—no sé si sería justo que lo hiciera. Creíste lo peor de mí, y yo desaparecí, lo único que conseguí con eso fue separarte de nuestros hijos y confirmar esa maldita mentira. —soltó con rabia, y evidente tristeza. —¡fuimos títeres de Sandra, terminó destruyendo lo que teníamos!

—¡No! —me apuré en responder. —¡nuestro amor jamás se destruirá y tú lo sabes muy bien! — tomé su rostro entre mis manos, acaricié y limpié sus lágrimas. —No tengo derecho alguno exigirte esto, ¡pero necesito que me perdones Ariel!, déjame curar con mi amor tú corazón...,

Ella no respondió, solo miró mis ojos. Finalmente se levantó. —Sabes Chris, no tengo nada que perdonarte. No lo sé. Fue mi culpa en parte lo que hiciste. Desaparecí, y eso comenzó todo. Te pido perdón Chris.

—¡No! Soy yo quien tiene que pedirte perdón. Es difícil Ariel, fuimos víctimas, cometimos errores y ya nada lo cambiará, ¡pero nuestro amor aún sigue vivo, por favor no dejemos que eso también acabe, por favor!

—No puedo negarte que a pesar de todo, me duele demasiado. —soltó. —solo te pido tiempo Chris. —me abrazó y yo le correspondí, de a poco me atreví a buscar sus labios, los cuales probé con cuidado. No es un mal comienzo.

—Yo también tengo algo que contarte. —soltó una vez que dejamos de besarnos. ¿Qué?. —de Leandro. —me sorprendí y mis venas ardieron, no me digan que..., solo miré a Ariel, lo peor es que no podía reclamar nada. —Él apareció unos meses después. Nos conocimos, y él...,—apreté mis puños. —tuvo intenciones de estar conmigo. —¡QUE!, me contuve. —y en un principio no te ocultaré que estuve a punto de aceptar, no tenía planeado volver a verte. Y sabía que mis bebés algún día me preguntarían por su papá. Fue un error pensar aquello y terminé arrepintiéndome, así que finalmente no llegamos a nada, hoy en día es un muy buen amigo del cual siempre estaré agradecida. —al fin pude respirar con tranquilidad, ella notó mi evidente enojo. —si queremos reconstruir lo que teníamos, ¿no crees que debemos decirnos todo? —sonreí. Tenía toda la razón. Ya no debemos ocultarnos absolutamente nada, y una esperanza nació en mi corazón. Ella lucharía tanto como yo para reparar todo lo que alguna vez se destruyó.

De pronto, tocaron la puerta;

—¡Ariel!

Era Fernanda.

—¿Sí? —respondió Ariel.

—Pasame pañales, Valentín se hizo. —avisó Fer, y Ariel me miró. Por su sonrisa juraría lo que quiere decirme.

Esta sería la primera vez que mudaría a mi hijo.

últimos capítulos! 

¡Aw! ya falta poquito, ¡prepárense para todo! quería pedirles además, su sincera opinión sobre "los mellizos Evans" ahora que está en sus últimos capítulos ¡abrazos!



mellizos evans «chris evans»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora