28. mío.

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Ariel Levy.

Jadzareth, la mejor amiga de Chris, es una persona bastante agradable y muy graciosa, puedo ver el enorme cariño que le tiene a Chris, y él a ella, lo cual me alegra mucho, aunque no puedo negar que también me da un poquitito de celos. —río. —pero bue, es normal ¿no?

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Estamos solo ella y yo, Chris está en la cocina haciendo pizzas, hoy nos quería regalonear, como dijo él.

—Ariel...,—escucho decir a Jadzareth.

—¿Sí? —contesto y ella toma unos segundos, reflexiva y creo que dudosa de decirme lo que está pensando.

—¿De verdad estas enamorada de Chris? —interroga con seriedad, y preocupación, su pregunta la verdad me sorprende mucho.

—Sí. —digo firme. —¿Por qué lo preguntas?

—Porque no me gustaría verlo sufrir, y ayer lo estaba, mucho por ti.

Me siento pésimo de inmediato, no quiero imaginarme más lo que sufrió Chris por mi culpa.—Jadzareth, eran muchos malentendidos que me hicieron desconfiar de él, pero hoy están aclarados, así que no te preocupes. —le sonrío, tratando de tranquilizar su mesura.

—Eso espero. —dice, y el tono en que lo dijo parece amenazador. —sabes, hay demasiadas mujeres, que matarían por estar en tu lugar. —añade.

—y tú, ¿eres una de ellas? —trago saliva nerviosa, lo último se me escapó, y ella parece tranquila ante lo que pregunté.

Niega con el rostro. —No, Chris es como mi hermano, mis ojos no lo ven de otra manera.

—Ya veo. —respondo incomoda, creo que me desubiqué o más bien, los celos actuaron en mí. Segundos después llega Chris con las pizzas que prometió, las cuales están exquisitas. —sonrío. — este hombre además me salió cocinero. Juntos los tres, conversamos de variadas cosas, donde a veces no entendía nada porque pertenecían a cosas que sólo él y Jadzareth conocían.

Por más que trato de evitarlo, en mí surge algo de tristeza, porque Chris ríe más, y tiene más tema en común con ella que conmigo, sintiendo que yo solo estorbo entre ellos dos. ¡Buena ya córtala Ariel! —me regaño a mí misma, no tengo porque y me da rabia pensar así, ellos son mejores amigos, se quieren como hermanos y yo no tengo derecho a juzgar eso.

Chris riendo dice. —he, se nos hizo tarde amor. —me sonríe y yo le respondo con el mismo gesto. —¿quieres que vayamos a casa? —pregunta y reflexiono un poco, no quiero interrumpir nada, pero necesito descansar.

—Está bien. —contesto finalmente y me despido de Jadzareth.

—Quedas en tu casa. —le escucho decir a Chris a ella, y me sorprendo un poco, ¿se quedará conmigo?. —nos vemos mañana.—le da un beso en la mejilla, le pasa las llaves de la habitación y viene hacía la puerta, que es donde me encuentro. —Vamos.—me besa con ternura y me toma de la mano, para salir juntos.

Llegando al estacionamiento subimos a su auto. El viaje transcurre tranquilo y en silencio, yo solo miro por la ventana, mientras percibo que el sueño comienza a apoderarse de mí.

—¿Te pasa algo amor? —me pregunta Chris y yo le miro sin entender mucho. Ya queda poco para llegar a mi casa.

—No, ¿Por qué? —replico.

—porque desde que te lleve a conocer a Jadzareth estás así, ¿pasó algo?

—No.

—Vamos dime, sé que estás mintiendo Ariel.

—No ha pasado nada Chris, de verdad. —le sonrío pero no parece conforme con mi respuesta. Me queda observando unos segundos mientras el semáforo está en rojo y de la nada, alza su ceja derecha y dibuja en su rostro una triunfante sonrisa.

—Ya entiendo, estás celosa. —confiesa.

—¿Qué? —me hago la desentendida, hasta conmigo misma y río irónica. —Sí como no.

—No te hagas. —me sonríe. —reconoce que estás muerta de celos.

—Por supuesto que no lo estoy. —por más que me engañe, está en lo cierto.

—Sí lo estás.

—que no. —digo al momento que detiene el auto, ya estamos en el edificio donde vivo. Iba a abrir la puerta, pero Chris pone el seguro de niños.

—¿Me estas secuestrando Chris Evans? —le digo sonriente.

Él solo sonríe y me toma de la cintura, acercándome a él. Cuando ya estamos lo suficientemente cerca, me roba un intenso beso, el cual me enciende y me quita casi todo el sueño que tenía. —vamos, dime, porque estas así. —pregunta instantes después de aquel beso. —Yo sé que te pasa algo.

—Ya te dije que no me pasa nada.

—Y yo te digo que si no me dices, no te iras de aquí. —sonríe.

—No es nada...,—me mira totalmente serio. —bueno..., sólo fue que me incomodó un poquito cuando conversaban de temas suyos y yo no entendía, eso. —supongo que lo correcto es hablarlo.

—soy un idiota. —se lamenta colocándose una mano en la frente. —perdóname amor, no debí hacerlo.

—No Chris. —me apuro en responder. —no tienes por qué pedirme perdón de nada, ella es tu mejor amiga.

—eso no tiene nada que ver.—dice y me besa, para luego abrazarme. —no quería hacerte sentir incomoda, prometo no hacerlo otra vez.

Le sonrío. —No pasa nada Chris, ¿bueno?

—Bueno. —me sonríe tiernamente. —pero vaya que eres celosa he, eso sí que no lo puedes negar.—ríe y yo también lo hago.

—por ti, créeme que no. —río y él me mira con tristeza.

—¿ni siquiera un poquito? —pregunta a medida que se va acercando a mis labios.

—ni eso. —le sonrío.

—Ay qué bueno, entonces no te importará que acepte el papel que me ofrecieron para una película porno.

—¡QUE! —Grito, más fuerte de lo que esperaba hacerlo.

Él se ríe a carcajadas. —esa te dolió he, era broma tontita. —me besa muchas veces. —vez que eres celosa.

Está sí que me la paga. —¡eres un desgraciado!, ¡casi me la creí! —le pego en su pecho mientras se sigue riendo. —¡y si! Soy celosa ¿¡y qué!?

Sonríe satisfecho. —qué bello sonó eso, mi celosa.

—Para mí desdicha.—replico haciéndome la molesta. —y eres mío, que eso te quede bien claro.

—más que clarísimo. —sonríe. —y que vienes, ¡el enojado debería ser yo! ¿sabes porque?, ¡porque me robaste el corazón ladrona!, robaste todo lo que soy y ahora te pertenezco.—yo sólo sonrío. —hasta mis bolas son tuyas. —dice fingiendo que sufre y yo me parto de la risa.

—Lamentable Chris, pero sí, son mías. —digo y entre medio de risas nos besamos, él introduce su lengua y yo uno de inmediato con la mía, danzando ambas dulcemente. —te amo tontito...,

Él sonríe, besándonos aún.—jamás dejes de decirlo Ariel, prométemelo, te lo suplico...,

—lo prometo Chris, lo prometo...,

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espero sus comentarios y fantasmas aparescan jaja, ¡besos, las quiero!


mellizos evans «chris evans»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora