Dejando Paraiso ||Completada.

43

(Daniel)

— No le dijiste que yo la atropellé ¿verdad?—pregunta Lore mientras mira a Mery huyendo del parque. Sacudo la cabeza.

— Pero Mery y tú. He visto como la estabas mirando y me he dado cuenta...

— ¿Qué?—digo rápidamente, mirandola directo a los ojos. Empiezo a caminar de vuelta a casa con mi hermana a unos cuantos pasos detrás de mí.

— Tener contacto con Mery podría acabar con nuestra familia, Dani.

— Déjame en paz. Te lo digo en serio—me giro hacia ella.— Ya he tenido bastante por hoy.

Cuando llego a casa mis padres me están esperando en la puerta. Mi padre está rígido, con una mirada preocupada en su cara. Mi madre está a su lado. Puedo darme cuenta de que está completamente fuera de sí.

— ¿Dónde estuviste anoche?—ordena mi padre con una voz tan acusadora que podrías llegar a pensar que había estado fuera violando a alguien.

— Con una vieja amiga. ¿Qué problema hay?—mamá mira a papá.

Abro los brazos ampliamente.

— ¿QUÉ?

— Vi a Mery viniendo del parque.

— ¿Y qué? Es un país libre, papá. La gente puede caminar si quiere.

Mi madre apreta los brazos, estirando de su suéter.

— No queremos que te metas en problemas. La gente habla...

— ¿De qué?

— No quiero discutir—dice mamá, y entonces empieza a caminar hacia casa sin ánimo de girarse.

— Vamos a sacar toda la mierda. Aquí y ahora.

— Daniel, por favor, no chilles—mamá mira nerviosamente las casas de los vecinos, asegurándose de que nadie sea testigo de la escena. Desearía que dejara de preocuparse por las apariencias y se diera cuenta de que su familia se está destruyendo.

— ¿Qué dice la gente?

— Nada, Dani. Todo va bien. Ahora para.

Me planto en medio del jardín delantero, y chillo tan alto como puedo.

— ¿Dicen que he estado buscando problemas en el instituto? ¿Qué estoy acosando a Mery? ¿Obligando a mis amigos a beber alcohol? Tú crees que todo es verdad, ¿no? ¡Venga, ya es hora de que me cuentes los putos cotilleos!

— Ahora sí que sobrepasaste el límite—dice mi padre, poniéndose entre nosotros—. Entra a casa y cálmate. Te disculparás con tu madre después de cenar.

Reviento, como un chicle que ha sido estirado hasta sus limites tanto tiempo que simplemente se rompe en dos partes.
Besar a Mery, la expulsión del insti, la manipulación de Claudia, la advertencia de mi hermana, la incapacidad de mis padres para enfrentar la realidad, la adiccion de mi madre, los falsos cotilleos... todo está volviéndome loco.

— No pienso irme de aquí hasta que estén todas las cartas sobre la mesa—digo. Miro a mi hermana como indirecta.

— ¡Dani!—grita Lore—. Porfavor, para.

La postura de mi padre es aún más rígida, sus labios se encogen y la expresión de sus ojos es dura.

— Esta es mi casa—dice él—. Y mientras vivas aquí vas a obedecer mis reglas. Ahora, entra a casa, deja a tu madre en paz y....cálmate.