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(Mery)

No puedo dormir después de mis pesadillas y tengo que tener la luz encendida para mantenerme despierta.
Porlomenos esta vez no me he levantado gritando.

La pesadilla de hoy era diferente. Era Claudia García quien conducía el coche, Daniel no. En todas mis otras pesadillas, era Daniel quien estaba al volante del coche que me atropelló.

Supongo que es porque vi a Claudia ayer hablando con él. El no me vió porque me suelo sentar al lado de la puerta para que al acabar de comer pueda salir pronto.

La cafetería es un lugar extraño. Los populares se perciben de inmediato. Están muy bien físicamente y se ríen mucho. La gente normal se sienta con sus pandillas, totalmente separados de la mesa de los populares.

Yo era popular. La mayoría de los atletas en Paraíso son populares. Pero ahora soy una persona solitaria que no se mezcla ni con los más normales, nisiquiera con los más frikis.

Los solitarios se sientan solos, dispersos por todo el comedor. Ellos comen solos y después hacen sus salidas precipitadas.

Nunca supe a donde iban, ellos solo desaparecían durante la hora del almuerzo. Pero ahora que soy una solitaria más, conozco ese lugar.

La biblioteca.

Es un lugar misterioso al cual puedes ir y no ser visto.

Daniel no tiene miedo a la atención. Él se dirigió directo a la cafetería con la cabeza bien alta.

Luego fue hasta Claudia y le dijo algo para hacerla sonreír. Juro que todo estaban en silencio, observándolos juntos.

¿Sabe qué Claudia y Ángel son novios?

La forma en que se quedó mirando su trasero cuando ella se alejó, me hace pensar que está ajeno a lo que ha estado pasando desde que estaba en la cárcel.

Algunas cosas no han cambiado.

Corro las cortinas de mi ventana y miro hacia la ventana de Daniel. Son poco más de las tres de la mañana. Él probablemente esté durmiendo como un bebé, sin ningún problema.

Pero no es así. Su luz está encendida y veo su silueta paseando por la habitación.

Dejo caer las cortinas para cubrir la ventana, apagar la luz, y volver corriendo a la cama.

No puedo caer en viejos hábitos, no ahora, después de todo lo que pasó.

En verdad yo estaba enamorada de Daniel desde el primer día.

Solía burlarse de Lorena y de mí cuando jugábamos a disfrazar nuestras Barbie's. Pero cuando necesitábamos un niño para hacer un papel en uno de nuestros espectáculos, siempre le podíamos obligar a hacerlo. Y si hacíamos un espectáculo de ballet, podíamos contar con él para ser un miembro de la audiencia mientras hacíamos unos jeté'd plié'd delante de él.

Pero cuando me enamoré perdidamente de Daniel Oviedo fue en primaria, cuando asumió su culpa después de que yo rompiera la estatua de cerámica de su madre, que le había dado a su tatara-tatara-abuela alguno de los reyes de aquella época.

Lorena estaba arriba y yo estaba esperándola en la sala de estar ya preparada. Íbamos a jugar a tenis en el parque. Daniel me sorprendió por las escaleras con un láser de Star Wars en la mano, de manera desafiante. Me reí y puse mi raqueta boca arriba como un arma, retándolo. Él vino hacia a mí con la espada, y yo balancee mi raqueta para protegerme de su ataque. Pensaba golpear su láser, no el búho de cerámica que estaba en el aparador de su madre.

Dejando Paraiso ||Completada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora