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(Daniel)

Mery no vino ayer al instituto, y hoy no la he visto en toda la mañana. Me he pasado dos veces por su taquilla, pero ella ha estado tan oculta como un fantasma.

Ahora, durante la tercera clase no puedo concentrarme. Así que pido permiso para ir al baño y salgo por la puerta. Pero no voy exactamente hacia el baño. Giro la esquina y voy por el pasillo hacia dónde sé que está su casillero. Me he convertido en un acosador.

— ¿Estás buscando a alguien, Dani?—es Claudia, con otro juego de llaves del baño entre sus manos—. ¿Tal vez a Mery Dail?

— Deja de jugar conmigo, Claudia.

Ella forma una macabra sonrisa.

— No, en serio. Esque no puedo entender que es lo que ves en ella.

— Nada—digo para quitarme de encima a mi ex—. No veo nada en Mery Dail. Ha sido mi distracción al no poder tenerte a tí.—esta mierda sale de mis labios porque necesito proteger a Mery y Lorena a cualquier precio.

El sonido de alguien detrás de mí me hace darme la vuelta. Es Mery. Ha escuchado cada una de las falsas palabras que han salido por mi boca.

Claudia se escabulle hacia ella.

— ¿Dani, le has dicho a Mery la verdad sobre el accidente?

— Claudia. No lo hagas—digo con tono de advertencia—. O le daré a Ángel una pista sobre lo que ha estado pasando entre tú y yo.

Si Claudia tuviera garras, las tendría sacadas y nuestra vida correría peligro.

Mery cojea hacia mí.

— ¿Qué es lo que ha estado pasando entre Claudia y tú, Daniel?

Mi ex coloca las manos sobre sus caderas, lista para que empiece la pelea.

— Si, Dani. Dile cuantas veces hemos estado juntos desde que volviste.

¿Qué digo? Quiero contarle la verdad a Mery, voy a decirle la verdad.

Respecto a todo. Pero no aquí, no delante de Claudia. Ella no tiene nada que ver con Mery y conmigo.

— Di algo.—ordena, sus ojos están en llamas. Al no hacerlo, me da una bofetada y se va cojeando.

***

Odio las reuniones de motivación. Así que me parece patético estar atrapado en medio de una hoy, entre todos los días, hoy. Pero aquí estoy, en medio de la multitud de atletas mientras las animadoras guían al resto del instituto para animar al alumnado.

Como si un grupo de luchadores quisiera ser "animado". Pero los chicos aceptarían cualquier excusa con tal de saltarnos una hora de clase.

El director se sube encima de un podio como si fuera el presidente de los Estados Unidos en vez de ser un director de un instituto de un pueblo pequeño.

— Sentaros todos. Sentaros.—el sitio sigue siendo ruidoso, pero es lo máximo que va a conseguir y lo sabe—. Es momento de conmemorar a los estudiantes que representan a nuestro querido instituto en las competiciones deportivas.

La multitud se comienza a alborotar, el suelo del gimnasio vibra por el ruido.

— Tranquilizaros. Tranquilizaros. Esta tarde vamos a honrar a nuestros atletas. Cada entrenador subirá al podio y nombrará a cada uno de los miembros de su equipo. Empezaremos con el equipo más grande. ¡Futbol!

Dejando Paraiso ||Completada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora