"Pequeñas mentiras"

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" Satanás suele disfrazarse como el ángel de la luz. "

Nunca me había sentido así, sola, sin salida, sin escape.

Mi esperanza se había muerto, ¿y no era ésta la última que se moría?

Kendall tomó mi cara y me besó bruscamente, me abrazó de nuevo y se echó conmigo en la cama.

- Me encanta que tu piel tome este color. -me señaló la rodilla que tenía morada a causa de un hematoma que se me hizo cuando huí al bosque.

Tomó mi mano y la unió a la suya, juntó su cuerpo al mío y me besó la nuca.

- Me encanta que tengas marcas mías.

Mis primeras lágrimas salieron. Estaba durmiendo con un loco, con alguien verdaderamente psicópata.

- ¿A ti no te gustan? -me preguntó levantándose de la cama.

Lo miré, era tan perfecto.

Golpeó la cama con sus manos cerca de mis pies.

- Cuando hago una pregunta espero que sea contestada, ____ Green.

Siseé y sentí mi piel en la parte de mi mejilla, estaba hinchada y caliente como el infierno. Dolía montones, también.

- Claro que sí, Señor Schmidt. -mentí, era lo mejor ahora.

Sonrió y me miró con ternura, se acercó a la cama y me besó en los ojos.

- No te estoy haciendo daño, chérie. -me dijo al oído, la sensación me hizo cerrar los ojos- Sólo te estoy amando, te estoy amando muy fuerte.

Se alejó de mí y mi interior se sintió decepcionado.

-¿Te vas? -le pregunté antes de que saliera de la habitación.

Volteó a verme y su sonrisa se ensanchó.

-Voy a trabajar, no debemos levantar sospechas si quieres seguir conmigo.

Me miré las manos y jugué con ellas por un momento.

-Porque no sólo me dejas ir y cuando salga del colegio yo sólo...

Su mano se estrelló de lleno contra mi cara del lado izquierdo, mi cara giró y yo sólo me límite a girarla de nuevo para mirarlo.

-Kendall, por favor, estoy sintiéndome miserable aquí, cómo si sólo estuviera destinada a morir contigo...

Otra bofetada.

Sus ojos tenían lágrimas, no entendía que pasaba, ¿acaso no dijo que me protegería? Bien, pues yo no necesito protección de alguien más, sólo necesito protegerme de él.

-No vuelvas a decir eso, ¿entendiste? -ladró con furia.

Me quedé atónita, sus golpes ya no me provocaban dolor. Sabía que mi mente se estaba pudriendo dentro.
Ahora me gustaban.

Acunó mi cara como si fuese a romperse y me besó. Sus manos bajaron por mi pecho, llegando a mi estómago después tomó mi feminidad en su mano, cubriéndola suave y masajeandola. Me sostuve de sus hombros y comencé a mover la cadera al ritmo que me marcaban sus dedos.

No introdujo sus dedos, pero carajo, el placer que sentía era mejor que cualquier otro.

Llevó sus dedos a mi boca y me hizo lamerlos, algo tan sucio que por dentro mi mente me gritaba que era peor que una prostituta en estos momentos. Pero no podía pedirle que parara, no ahora.

Yo estaba sobre mis rodillas en la cama, y él de pie. De repente sentí como me empujó contra la cama y gruñó. Pude sentir un ligero mareo debido al impacto, soltó una risita y escuché como bajaba su bragueta.

- Voy a quedarme un tiempo, sólo por ti. -tomó mi pie y me hizo girar quedando de espaldas a él y con el pecho sobre la cama.
Tocó mis muslos por dentro, la sensación era tan buena, que no me importaba el dolor que sentía en la mejilla o cualquier otra parte del cuerpo, estaba tan receptible a sus caricias que podía imaginar estar en las nubes, mientras en realidad estaba en el mismísimo infierno. Y él era el demonio al que me había entregado.

Pasó la mano por mi vientre, suave, casi haciendo cosquillas: - Quiero que lleves a mis hijos en tu vientre. -me dijo al oído, sentí su torso pegándose a mi espalda- Tener un bebé tuyo y mío, aquí. En nuestra casa.

- En tu casa. -recalqué.

Tomó de mi cabello y también de mi cuello, con fuerza. Como todo lo que hacía.

Sus manos comenzaron a apretar mi cuello poco a poco, y en un segundo me penetró, tan fuerte que me lastimó.

- Mierda, ____. -ladró- No me hagas castigarte, no ahora.

Siguió haciéndolo, rápido, duro. Estaba lastimandome, pero no le importaba. Tampoco a mí.

- Quiero hijos, contigo. -me dijo aflojando su agarre tanto en mi cuello como el cabello.

Tomó mis manos y las puso delante con las de él, tocando la pared.

Imaginaba a los pequeños. ¿Cuán jodidos estarían? Papá sería un psicópata y su madre, joder... Yo... Sólo podría vivir en sueños.

Se sentía tan bien, el hecho de estar llena con él, excepto que mi alma estaba aferrada a la idea de escapar de aquí sin tener a alguien que me pudiera apresar.

Palmeó mi glúteo y me sobresalté.
-Vamos, chérie. Este proceso lo hemos hecho ya. Sólo córrete para mí.

Palmeó de nuevo, seguido de una caricia. Hizo lo mismo más veces, alternando.

Lo sentí llenarme, y yo, por ende, también me dejé llevar.

-Bien, iré al trabajo. Llego tarde y no quiero que sospechen cuán feliz soy ahora teniéndote a ti conmigo.- besó mi hombro y se comenzó a vestir.

Un dolor agudo en mis glúteos, permanecía, estaba segura de que su mano estaba marcada con un fuerte rojo vivo ahí.

Sentí salir líquido de mi, pero no le di importancia. Estaba hecho y él se había ido.

-Dios mío, señorita Schmidt. ¿Se encuentra bien? -la voz de Carlos me hizo reaccionar, pero estaba demasiado débil.

Sonreí de lado porque de pronto mi cuerpo estaba pesado y no tenía fuerza. Estaba consciente de mi desnudes de la cintura para arriba, tenía la sábana cubriendo mis piernas y demás.

- Joder, estás sangrando. ¿Fue Schmidt? -lo miré a los ojos y asentí con lágrimas en los ojos- Es un hijo de perra.

Sus brazos me rodearon y me tomaron hasta estar dentro de la tina. Abrió el grifo del agua caliente y después un poco de la fría.
El agua se tornó rosa, y mi vagina punzó de dolor al sentirla, al parecer me había lastimado más de lo que en realidad pensaba.

Carlos tomó mi cara y miró mis muñecas.

- ¿También las hizo él? -preguntó. Me limité a asentir y mirar a otro punto para evitarme una vergüenza mayor.

Pasos sonaron en la habitación y Carlos masculló una maldición.
La puerta se abrió y lo último que pude escuchar y ver era al profesor Kevin entrando al baño: -¡¿Qué cojones?!-exclamó

Y como si fuese ese mi llamado para perder el conocimiento, caí.

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Cap popo, pero pus ia que xdxd

Espero les guste la niu portada xdxd

Las amo.

xx, Denn.

Perfecta Obsesión |Kendall Schmidt|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora