"Tornado"

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Los árboles comenzaron a verse más conocidos.
¿Cuántas veces no había visto este mismo sendero?

Nunca pensé que pasar por aquí nuevamente me generara una paz y una ansiedad inmensa al mismo tiempo. Estoy tan segura de que podré  estar pronto en mi casa, con mis padres que el sentimiento de dejar a Kendall hace que me detenga abruptamente. Y observé la situación en la que me encuentro.

Tengo semanas de estar desaparecida, perdí a un bebé, mi amiga va a irse del país y me enamoré perdidamente de alguien que quiere dedicar su vida a cuidarme, sólo a mí.

Las lágrimas comienzan a salir de mis ojos y mi garganta arde por el aire que inhalo con fuerza aún.

Quiero regresar con Kendall, en realidad lo deseo, mucho. Quiero estar con él para siempre... Pero, ¿y mi familia? ¿Mis amigos? ¿La escuela?

Qué será de mi vida si sólo me encierro a estar con él por siempre.

La ropa grande que Kendall me ha prestado pronto grita que nada de eso importa, que claramente debo de estar contenta con todo lo que me ofrezca él, ya sea poco o mucho.

— ¿____?– suena la voz de alguien y entonces salgo de mi trance.

Trato de enfocar mi vista borrosa en la persona delante mía, logró escuchar la música cerca y comprendo en ese momento en que he llegado al patio trasero de la casa de mi amiga.

Mi vista se enfoca en un Logan Henderson un poco ebrio y con un potente olor a marihuana.

— ¿Eres tú? –intenta pararse del tronco de árbol en el que está sentado y se tropieza con sus mismos pies en ese instante.

Sé que está demasiado intoxicado como para que pueda reconocerme con totalidad.

— Es curioso, todo el mundo te está buscando. Nadie sabe en dónde estabas metida, pero por lo que puedo ver estás bastante bien.

Aunque su andar es un poco torpe, se acerca a mí con seguridad, como acechando y me hace retroceder.

— Algo que siempre odié de Maslow es que tuviera a las mejores chicas a su disposición. –dijo arrastrando las últimas palabras.

Logan estaba cada vez más cerca y yo cada vez más paralizada, no podía gritar, mi garganta no quería.

— ¿Dónde está James? –fue lo único que atiné a decir.

El pelinegro se mofó de mí, casi como si hubiera terminado de decir un mal chiste y él estuviera burlándose.
Al menos, eso es lo que hacía cuando estábamos en la escuela.

— Jugando con su nueva puta, obviamente. –se paró frente a mí y quitó un mechón de mi cara– Se aburrió de Halston pronto.

Se encogió de hombros y me miró de arriba a abajo.

— Sí mi mente me está jugando una mala broma, haremos que al menos valga la pena.

Me tomó de la nuca y entonces me besó.

El beso era tosco, bajó su mano a mi trasero para empujar mi pelvis a su miembro ya erecto; mi reacción inmediata: morder su lengua.

— Eres una pequeña puta. –masculló cuando lo aparté de mí e intenté correr en dirección contraria.

Me tomó del cabello y pude escuchar como mi hombro se dislocaba por la fuerza con la que caí en la tierra llena de musgo.

Fue ahí cuando grité, de dolor, angustia y terror.

Logan se puso encima mío y justo cuando se trataba de quitar los pantalones, los ojos verdes de los que me había enamorado aparecieron detrás de su nuca, en la oscuridad como si está y el amor de mi vida fueran uno solo.

La afilada navaja brilló bajo la luz de la luna cuando cortó justo por la mitad la manzana de Adán de mi atacante.

No hubo gritos, ni reproches. Sólo podía escucharse el ligero sonido del brote de la sangre que caía justo en mi cara y me empapaba completa.

Estaba tan fascinada por la herida en el cuello de Logan y como él intentaba seguir respirando que puedo decir que estaba, incluso, excitada.

Kendall apartó el cuerpo de mí y me ayudó a levantarme, pero mis brazos no tenían fuerza, no sé si se trataba por lo cansados que estaban o por la reciente lesión que me había causado Logan.

— Creí que te perdería.–dijo Kendall mientras limpiaba su navaja y la ponía devuelta en la parte trasera de su pantalón.

Negué en silencio mientras miraba el cuerpo de Logan aún desangrarse.
Kendall me tomó de la cintura y posicionó su boca justo al lado de mi oído.

— Él lo merecía. –respiró profundamente y prosiguió: — Era un maldito degenerado, siempre lo fue. ¿Sabías que estuvo a punto de hacerle lo mismo a Heather?

Lo miré y me giré para verle de frente. Estaba tan hermoso y lucía tan irreal, tenía las pupilas midriaticas y yo lo necesitaba.
Cuando estuvo a punto de hablar de nuevo, lo besé.

Supongo que estuvo a punto de detenerme, pero no lo hizo. El sabor a hierro de la sangre se mezclaba con el de nuestras bocas y lo hacía aún más excitante.

— Baja tus pantalones. –ordené, mientras yo hacía lo mismo.

Kendall sólo los bajó lo suficiente como para poder sacar su pene y yo los quité como pude.
Traté de enredar mis piernas torpemente alrededor suyo, así que caminamos unos cuantos pasos hasta llegar a un árbol en el que pudiésemos apoyarnos.

Ya ahí, sólo levantó una de mis piernas, pues era consciente de la situación de mi brazo.

— ¿Segura que quieres hacerlo ahora? –me preguntó.

Asentí, de inmediato él entró dando embestidas fuertes y destructoras. No podían oírnos más que el cuerpo inerte de Logan.

Y entonces, decidí que efectivamente, ¿por qué no quedarme si ya estaba completamente loca?

Perfecta Obsesión |Kendall Schmidt|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora