"Disponer de ella" (Kendall)

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Le tomó del cabello, un poco fuerte para después levantarla y besarla en los labios.
Sabía que sólo era cuestión de tiempo para que ella se diera cuenta de que le pertenecía de que siempre lo había hecho.
Deslizó la toalla por su cuerpo y ella tembló bajo su toque.

- Tranquila -susurró en su oreja, su voz era cautivante, baja y casi cegante- . Soy yo, no te pasará nada si soy yo.

Le encantaba la sensación de su piel, tan suave, de él, porque de él era su piel, era suya. Solamente suya.
Era como una bruja, lo había hechizado desde el primer momento, había dejado quemada su piel cuando le colocó la mano sobre la de ella enseñándole a tocar una canción.

- Siempre quize esto. -su voz ronca sonó como una amenaza- Siempre te quize a ti.

Podía probar sus lágrimas saladas en las comisuras de los labios, estaba sufriendo pero pronto se acostumbraría a él, a su cuerpo, a su aroma, a la forma en la que la poseía.

- Estarás bien, chérie. -suspiró en su cabello.

Las lágrimas salían de sus ojos, no podía pararlo, de nuevo no podía.

La dirigió a la cama, aún no soltaba su cabello, deslizó la toalla por su cuerpo y ella tembló.

- Oh, ____. -le dijo al oído mientras le daba la vuelta para que se inclinara sobre la cama- Inclínate. -ordenó.

Ella le complació, su pequeño y blanco cuerpo se inclinó en la cama dándole una buena vista de su vulnerabilidad.

- Mmm... -ronroneó él- Eres tan... Deliciosa...

Le acarició la entrepierna y ella jadeó involuntariamente, lo que le provoco a él una sonrisa.

- Quiero que gimas. -se acercó y le puso un antifaz para dormir en los ojos- Quiero que grites mi nombre.

La azotó con la palma de su mano, provocando que el área donde estuvo ella se tornara de un color rosado.

- ¿Alguna vez Maslow hizo que te corrieras con tan solo darte azotes? -la voz de ella se quebró en un gemido ahogado cuando la azotó más fuerte de lo normal- Responde, chérie.

Ella tembló con el tono ronco y seductor de su voz, las manos de él ardían por tocar su ya mojado centro, pero debía esperar esta vez...

- No. -respondió con rapidez.

Kendall rió, su hermosa y perfecta carcajada sonaba como una melodía, como el canto de una sirena, lo triste era que ella el capitán del barco pirata y él podía hundir a su tripulación.

- ¡Espera! -se quitó el antifaz y él pudo ver sus ojos llorosos.

Él estaba en shock, la estaba lastimando y no quería eso, iba contra lo que él creía.
Suavizó su mirada y se lanzó sobre ella para abrazarla.

- Lo siento, chérie. -la sostuvo en sus brazos, las lágrimas de ella caían en cuello de él.

Siempre llega un punto en el que puede ser tan suave, en el que puede generar ternura y calidez.

- Quiero seguir.-su voz femenina lloriqueante llega a él y lo cubre como un velo de seda.

Carraspea, la excitación es tanta que aunque ella esté llorando no le impide querer hacerle el amor a su manera.

- ¿Estás segura? -la mira, pero ella no levanta la mirada, sólo asiente ligeramente sobre su pecho.

Su erección vuelve a tomar la dureza de antes. Y ella se coloca en la misma posición con el antifaz cubriendo sus ojos de nuevo.

Ella gimió suave, inundando la habitación, ésta vez no sólo había sido un azote, sino que introdujo un dedo dentro de ella.

- ¡Maldita sea, ____!-gimió él- Vas a hacer que me corra sólo con tus apretones, joder.

Ella rió levemente, tratando de ser lo más cautelosa, pero Kendall la notó. Podía notar todo en ella, como sus caderas comenzaban a moverse al compás de su dedo, como su suave piel transpiraba gotas saladas de sudor y como su sexo desprendía un maravilloso aroma.

Gimió de nuevo, sintiendo dos dedos ahora, ella estaba aturdida con lo especial que se estaba volviendo este juego de seducción.

Le dió un azote y ésta vez ella arqueó la espalda y gimió su nombre.

- Muy bien, chérie. -dijo- Dejate llevar por el momento.

Kendall sacó un condón de la mesita de noche y se lo colocó.

- Ésta vez, sólo siente. -introdujo la cabeza de su miembro y ella contuvo el aliento- No te haré daño, chérie. Pero si vuelves a escapar de mí... -le dió un azote nuevamente- No seré responsable de mis actos.

Y entró, primero con movimientos suaves y dulces, después más rápido y salvaje, carnal. Siempre quiso que ella estuviera a su merced y ahora que la tenía, en su mente no podían para las ideas que tenía para ella.

- Eres mía, chérie.

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Sorry, baes
Pero estuve muy ocupada y no podía ni siquiera respirar, ya casi son vacaciones así que creo que en éstas semanas estaré continuamente subiendo caps!

I hope you enjoy it! ❤

Perfecta Obsesión |Kendall Schmidt|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora