Pudieron ser palmaditas.

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|Capítulo 17|

Bueno hoy es jueves - ayer recibí un mensaje por correo del colegio - de que no habría clases porque estaban reparando algunas cosas que se encontraban dañadas. Ya se cumplieron los dos días que tenía que estar sola con Matías, la verdad es que yo me espere algo más tormentoso, como con truenos y alguna que otra pelea, salir de la casa porque creí que tendríamos discusiones y desacuerdos, pero no paso y eso está bien ¿Cierto? Así que no la pase tan mal, bueno se supone que hoy llegará Elena y bueno tenemos que recibirla de buen ánimo, porque no sabemos si es que su hermana está bien o mal y si vendrá mejor, con buenos ánimos. Salgo de mi habitación y veo a Matías recostado en el sofá al parecer durmiendo, son las nueve de la mañana y no entiendo que hace él durmiendo ahí, por algo se le dio una habitación con cama ¿No? Me acerco hacia él con un vaso de agua en mano, la verdad es que se le ve profundamente dormido, pongo un poco de agua en mi mano y chispeo en la cara de Matías, pero él ni se inmuta, lo intento una vez más y nada, a la tercera la vencida ¿Cierto? Lo hago, pero nada, bueno ya me cansé le tirare toda el agua del vaso, lo hago y ahí sí que reacciona mientras da un gran salto, yo no logro controlar mi carcajada que ruega salir y finalmente estalla, mi estruendosa risa al ver la reacción de Matías.

- ¡Sofía! – grita de manera impulsiva y con fastidio, aunque también suena su voz un poco ronca - ¿Qué te pasa? – empieza a cercarse su cara, mientras trata de ubicarme con su mirada.

- Solo quería levantarte – respondo con total sinceridad – eres de sueño profundo ¿Sabes?

- ¿En serio? - asiento - pero pudieron ser palmaditas - frunzo el ceño y el solo se encoge de hombros – sí – afirma - palmadas en la espalda o cabeza no sé – empieza a caminar alrededor, intentándose limpiar - pero ¿agua? Que cruel eres. - sonrío de satisfacción, Matías se quita el polo que tiene puesto, está súper mojado y ya se logra trasparentar su camiseta, y bueno Payton me había hablado del trabajado cuerpo de Matías, aunque ya lo había visto antes, pero aún no me acostumbro - ¡ey! Ya basta - oigo la voz de Matías - ah ya entiendo-arrastra sus palabras - lo hiciste a propósito ¿Cierto? – lo miro muy molesta, sabe lo que insinúa y le da gracia.

- ¡¿Qué?! - reacciono - nada que ver – niego de inmediato - ¿Sabes qué? – le pregunto - Ya deja de alegrarte y muévete de aquí ¿Quieres?

- Nunca dejarás de violarme ¿cierto? - niego con la cabeza, este chico está mal - sabes que te puedo denunciar por intento de violación ¿cierto? – realmente mal, intento no reír por sus idioteces.

- ¡Ay por favor Matías! – intento seguir su juego - ¿Tú crees que si estuvieras realmente deseable no lo habría hecho hace tiempo? – río a carcajadas, su reacción es inmediata, logro ver que se ruboriza un poco las mejillas. Al parecer mi comentario lo ha alterado un poco, sus mejillas aún están rojas, ¿Acaso es la primera vez que le dicen algo parecido? El señorito solo intenta calmarse y me pregunta.

- ¿Sofía? - sonríe de lado, ya un poco más pálido - ¿En serio? Nunca te creí así – intenta no reírse.

- ¿Qué? – arrastro mi palabra, preguntándole lo evidente - es la verdad - él solo sonríe, la verdad es que puede que haya sonado un poco arrebatado, pero no es que yo ande buscando un chico guapo para luego desearlo, es una forma de decir, además quería zafarme de las estupideces que dice Matías.

Matías se levanta y se dirige al cuarto de baño riéndose aún, yo como siempre tengo que esperar porque solo hay un baño y el entra primero a ducharse, casi siempre suele ganarme. Oigo un sonido y me percato de que están tocando la puerta, me dirijo a ella y al abrirla me encuentro con Elena - mejor de lo que estaba antes - por lo menos ahora está en su peso normal porque desde que se deprimió bajo mucho de peso y estaba ojerosa- se le notaba muy cansada - pero ahora está mejor y eso me alegra y sé que a Matías también le va a legrar ver a su mamá mejor.

- Hola Sofía – saluda con el mejor ánimo posible que puede trasmitir, y pasa - ¿Cómo está todo por aquí? – siempre tan cortes, no se precisamente lo que ocurra con su hermana, pero parece que las cosas no van bien.

- Bien – contesto amablemente - la verdad es que todo está en orden – me encojo de hombros sin saber que más decir. Al parecer ella solo observa la casa, debe estar pensado por qué a estas horas estoy aun aquí - por cierto hoy no tengo clases – confirme antes de quizá pregunte.

- Oh cierto – al parecer recién se da cuenta de mi presencia un día de semana a estas horas de la mañana - ¿Por qué? – pregunta.

- Alguna reparación técnica y cosas así – me encojo de hombros – algo así – digo, intentando explicar lo que me dijeron, pero se me olvido - ¡Ah! - y junta de profesores – sonrió para finalizar. Elena asiente, no sé si es correcto preguntarle sobre su hermana, pero es parte de mi educación preguntarle cómo le ha ido ¿Cierto? - y a usted ¿Cómo le fue?

- Bueno - hace una breve pausa - mi hermana ya está un poco mejor – sonríe de lado - y me alegra, sé que ella es fuerte y se recuperará por completo muy pronto - asiento dándole la razón.

Finalmente, Matías sale del baño y decido entrar, de esta manera también les doy un poco de espacio, por si quieren hablar sobre lo que está pasando. Salgo del cuarto de baño ya cambiada y arreglada, pero oigo gritos de parte de Matías - supongo que es hacia su madre - ya que están hablando en su habitación, por su tono de voz a Matías se le nota molesto y a Elena muy pacífica. No tengo idea de lo que esté pasando allí, pero parece no ser tan agradable, apenas acaba de llegar Elena y ya empezaron las discusiones, parece ser que nunca se llevaron del todo bien o ¿Qué?

Matías sale de la habitación – en dirección hacia la puerta principal - muy furioso y veo a Elena al parecer sollozando, este es un carbón para hacer llorar a su madre, cojo las llaves y lo persigo.

- ¡Matías! - grito para que me oiga - ¡Matías! – vuelvo a repetir al notar que no me hace caso, pero aun así lo sigo, aunque se le nota muy fastidiado no me importa. Se supone que él debe apoyar a su madre, pero en vez de eso la deja llorando ¿Qué le pasa? Puede que su reacción sea fuerte pero no me importa, se está portando como un completo imbécil, y a penas su mamá acaba de llegar a casa.

Sigo persiguiéndolo y llamándole para que pare, pero no me hace el mínimo caso – quizá este muy cegado por la molestia que no logra enfocarse en la realidad - ¿Pero que habrá pasado? De todos modos, sea lo que sea que haya pasado él no tiene el derecho de dejar a su madre así.

Finalmente logro alcanzarlo y camino junto a él, aún no digo nada porque quiero esperar a que se calme un poco. Su rostro muestra mucha molestia y su cuerpo se le nota muy tenso, pienso que en cualquier momento se puede quebrar y empezar a llorar, pero él se hace el fuerte y se le nota como se contiene. Por lo visto la discusión fue muy fuerte. Yo lo sigo, en este estado puede que haga cualquier estupidez, por eso no pienso dejarlo solo. Matías entra a un bar y yo entro junto con él, me piden identificación, pero Matías le dice que no beberé, y me dejan entrar, pero me están observando todo el tiempo. Nos sentamos y el pide algo de tomar, yo solo lo miro, se le ve muy mal, y ¿Quién no? Si acabas de pelear con tu madre de ese modo te debes sentir fatal. Matías se toma toda su bebida de un porrazo y yo lo miro sorprendida, está totalmente consumido por sus emociones, posiblemente hablaron sobre un tema que le afecta demasiado y su manera de reaccionar se la que actualmente está mostrando, impulsiva.

- ¡Ey! – pongo mi mano sobre su hombro - con calma - digo refiriéndome a su forma de tomar el alcohol tan a la ligera y de manera tan apresurada, le sonrió de lado para mostrar mi empatía a pesar de que solo me estoy basando en suposiciones con respecto a lo que le paso con su madre.

Matías pide un vaso más del que sea que esté tomando, yo solo lo miro, no puedo dejar de mirarlo, no sé porque siento que está discusión ya es desde hace mucho y se le ve muy dolido – tan solo en su mirada puedes ver lo sentido que esta - por primera vez, desde que lo conozco, lo veo así triste y eso es raro, está imagen de él me hace sentir mal y como soy súper sensible, me hace acordar a mis padres y las discusiones que hemos tenido, pero ninguna fue como la de ellos, pero aun así me hace acordar a ellos.

- ¿Por qué lloras? – me pregunta Matías de repente, a lo que le miro completamente extrañada. Toco mi rostro y me doy cuenta de que está mojado y siento las lágrimas recorrer mis mejillas, efectivamente estaba llorando sin saberlo. ¡Ay! como odio ser tan sensible.

NA: espero que les guste!
¿Alguien es sensible cómo yo?

El Hijo de mi NiñeraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora