|Capítulo 1|
Cada mañana nos sentamos juntos en el desayuno, por lo general mis papas siempre hablan de trabajo lo que hace que mi rostro refleje un poco de incomodidad, incluso a veces prefiero salir tarde de mi habitación para ahorrarme la charla mañanera acerca del porcentaje de pagos e impuestos.
- Buenos días - me miraron con sorpresa - ¿Cuál fue el motivo milagroso qué causó que despertarás temprano? - menciona mi padre con un poco de sarcasmo, luego de su casi broma se acerca y me rodea los hombros con su brazo - tenemos algo importante que decirte Sofía - miro a mis padres con el ceño fruncido, creo que no fue buena idea salir temprano de mi habitación - hija, a tú mamá y mi, nos ofrecieron trabajo en otro lugar - miro a mi madre confundida - aunque son solo entrevistas, esperamos pasarlas porque son puestos de trabajo muy bien pagados, nos ayudaría bastante y lo sabes - me mira esperando alguna respuesta, al notar la ausencia de palabras por mi parte prosigue - solo serán dos semanas, es el tiempo límite que nos dieron así que no pasará de ello - mencionó despreocupado, al parecer mis padres seguían buscando alguna respuesta por mi parte, quizá alguna reacción - ya sabemos con quién te quedarás mientras no estemos, Elena será tu niñera - dijo de lo más fresco, alejándose de mí y dirigiéndose hacia mi madre.
Esperen, un momento, ¿Dijo niñera? ¡¿Niñera?!
Creo que mis padres tienen un pequeño lapso, como casi siempre suelen olvidar las cosas, quizá olvidaron tengo 17 años y soy una adolescente ya casi adulta quien cree que esto es una total burla, ¿Qué dirá Peyton de esto? Apuesto mucho a que se burlará de mí. No pueden hacerme esto, NIÑERA, es lo más loco y ridículo que he oído decir a mis padres desde que tengo memoria.
- ¿Qué? - grité de golpe - ¿NIÑERA? - volví a gritar con desesperación - de ningún modo padre, me niego totalmente, tengo 17 años soy una adolescente ya casi adulta que puede cuidarse sola. Sé cocinar y puedo mantener la casa en un perfecto estado y sin desastres, no hace falta que una señora venga a cuidarme, además es una completa desconocida - mire a mamá en busca de apoyo - piensen, puede ser peligroso tener en casa alguien ajeno a nuestras vidas, uno no sabe si trae a un delincuente a casa - empecé con el drama, buscándole todo aspecto negativo que pueda sacar de la situación. Además, no es necesario porque puedo atenderme sola, sé cuidarme, es completamente absurdo - me enojo y me pongo a la defensiva, no voy a dejar que me hagan esto.
- Lo hacemos por tu seguridad Sofía - interviene mi madre - una adolescente no puede estar sola sin supervisión durante dos semanas - suspiré profundo, sé que de alguna manera tiene razón, pero no soy ninguna irresponsable si es lo que creen.
- Pero soy tranquila - digo exasperada - ustedes me conocen, no haré ninguna locura ni fiestas y mucho menos traeré chicos - y es cierto ni que vaya a hacer una fiesta sin control en casa, no soy así, y no me creo capaz de hacer algo que me perjudique a mí o a mis padres.
- Lo sabemos hija - habla mi padre mirando el periódico sentado en el comedor, tan característico de él este acto, presiento que no se ponen en mi lugar y no se están imaginado lo que yo pueda sentir.
- ¿Acaso no confían en mí? - intento hacer que cambien de opinión.
- Claro que confiamos en ti, pero esto no se trata de confianza se trata de seguridad, además Elena no es una extraña ella es una amiga de confianza de tu madre - vuelve a hablar mi padre, pero está vez mirándome a los ojos.
- Pero papá puedo cuidarme sola - hago puchero, aun no quiero aceptarlo así que intento aplicar mi cara de súplica y a la vez tierna, para ver si así se apiada de mí y causo algún efecto de ternura.
- Ya hemos dicho que tendrás niñera Sofía así que el tema está cerrado - menciona con firmeza mi madre - y no quiero oír más rabietas - al parecer mi cara dulce y tierna no funciono, ni en mi madre ni en mi padre.
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El Hijo de mi Niñera
Ficção Adolescente- No necesito niñera madre, soy una adolescente - pauso - casi una mujer adulta - hago puchero - puedo atenderme sola - menciono casi derrotada, mi madre me mira, y niega con la cabeza. - Sabes que no es por eso Sofía, es por tu seguridad - me repr...