¿Mariposas?

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|Capítulo 26|

Al parecer la llamada no es agradable para Matías porque sus gestos lo demuestran, sus cejas marrones y de grosor normal se levantaban y bajaban cada cinco segundo, haciendo varios movimientos con ellas, lo que causaba en mi mucha gracia, pero al parecer él lo único que anda sintiendo es un gran malestar, es increíble como es tan fácil de leer.

- Si claro... – dice con poca importancia – si no te preocupes – al parecer se arrepiente de contestar la llamada, sus gestos son todos de molestia y con mucha incomodidad – ¡Que sí! – golpea suavemente su cara contra su mano en un gesto de resignación – Sí, sí y sí – suspira exhausto, es muy notable que detesta el tema del que hablan o con la persona que se comunica, incluso las dos opciones pueden ser válidas.

Me paro y empiezo a caminar en círculos, hace menos de dos minutos estaba a punto de besar a Matías, tan solo a una mínima, pero muy mínima distancia que con solo recordarlo el cosquilleo en mi abdomen regresa, es esa cosa que llaman mariposas en el estómago ¿Cierto? ¿Cómo estar segura? O realmente solo me estremecí porque nunca había estado en esa situación con alguien que me atrae de cierta manera, no puedo explicármelo ahora mismo, solo no dejo de respirar profundo mientras seco mi sudor imaginario, proveniente de mis manos, los sobo contra mis jeans, me gana la inquietud un poco, ¿Cómo volveré a verlo al rostro después de esto? Intento calmar mis sentimientos y no sobre pensar mucho lo que posiblemente pueda pasar, es mejor solo dejar que pase todo naturalmente, los nervios causan esto en mí, generar tanta duda en mí y empezar a maquinear a lo violento.

Al parecer ya termino su llamada, porque no escucho ninguna queja de su parte, es justo en este momento en el que se presenta el larguísimo tiempo de silencio – que de por si es muy corto – pero parece una eternidad sin alguna señal de que acabe, ¿Siempre me pasará esto con él? Es demasiado extraño, me siento muy rara. No dejo de mover mis pies, mostrando mi hiperactividad por no tener control de mí en esta situación, solo intento calmarme y respiro profundo, una vez más.

- ¿Mariposas? – pregunta de la nada Matías, terminando por fin con este silencio eterno desde mi perspectiva.
¿Qué? ¿Cómo sabe que esos animalitos están apareciendo en mi barriga? ¿Soy demasiado evidente? Una vez más mi respiración empieza agitarse, creo que todas mis preocupaciones internas se han dado a tomar – ¡Que bellas! – estoy de espaldas y agradezco eso porque siento mis mejillas arder, seguro que ya se me subieron los colores a la piel – ¿Son lindas no? – me pregunta, pero cómo qué lindas, no puede verlas, soy evidente pero no a tal punto.

¡¿Claro que son lindas, pero no puedo sentirlas entiendes?! - pienso

- ¡Sofía míralas! – me dice emocionado – ¡Son hermosas! – ¿Mirarlas? ¿Cómo hago eso? – Esto es bello... – suspira profundamente, transmitiendo relajo y buena vibra, lo que es contagioso y logro calmarme un poco.

Volteo y me doy cuenta a lo que se refiere, literalmente quedo como payasa.

- ¡Oh! ¡Mariposas! – digo viendo en la misma dirección que Matías y mostrando interés – ¡Mariposas! ¡De las reales! – rio e intento disimular de que sabía perfectamente de que hablaba.

- ¿De las reales? – pregunta Matías confuso y levantando las cejas – ¿Cómo que las reales? ¿Acaso hay falsas? – ríe con un poco de sarcasmo al parecer.

Reímos en conjunto, ni siquiera sabemos de lo que hablamos, o al menos no hay mucho sentido en nuestra conversación. Finalmente, solo nos concentramos en verlas realmente parece un buen espectáculo, hasta que mi celular suena y me percato de que la llamada es de Luck, hace algunos días que no sé nada de él, me aparto un poco y contesto la llamada.

- Hola Luck – miro de re ojo a Matías y él voltea de inmediato con una mirada fugaz de malestar – ¿Qué tal? ¿Cómo estás? – le pregunto intentando saber el motivo de su llamada repentina.

- Sofía te llamo para decirte que Fiorella está a punto de dar a luz – y al parecer no tenía que esforzarme mucho para saber lo que quiere decirme – por favor te necesito aquí – se le oye muy desesperado y algo angustiado – estoy demasiado nervioso – suspira profundo y fuerte – como para poder ver a un niño lleno de sangre... – ¿QUÉ?... no estoy entendiendo mucho, ¿Cómo qué un niño? ¿Cómo qué está embarazada? ¿Por qué esta en el hospital? Diablos... Esta vez soy yo la que suspira profundo, intento asimilar, pero las cosas que me ha dicho solo pasan por mi cabeza muy rápido, no comprendo ¿Cómo así? Supongo que al ir hasta allá todas mis dudas serán resuelta.

- No te preocupes yo iré de inmediato espérame – le respondo con calma, a pesar de no estarlo, para transmitir lo mismo y quizá de esta manera pueda calmarse un poco – y cálmate ¿Sí? – el solo respira fuerte y apenas logra decirme que sí.

Cuelgo el teléfono y lo jalo de la mano a Matías, para que me siga de inmediato, el me mira extraño mientras va detrás de mi sin entender nada. Prefiero no decirle nada aun, así que seguimos caminando en dirección alguna parada, para tomar un auto que nos lleve a la dirección que me envió Luck.

El Hijo de mi NiñeraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora