El Hijo de mi Niñera

MADRE

|Capítulo 36|

Corría, corría y corría... – era lo único que hacía – escapaba de algo o quizá alguien nunca supe exactamente lo que me seguía.
Pero siempre hacía lo mismo, y llegaba al mismo lugar, al departamento en el cual vivía con mi madre y mi padre hace unos años, no lo había visto desde aquella última vez ... cuando paso la tragedia.

Pero siempre iba y me refugiaba en ese pequeño rincón del departamento en el que me gustaba esconder, papá sabía dónde encontrarme cada vez que mamá quería ducharme, pero yo escapaba del baño, aun así, el sabiendo nunca me delataba. Era ya un pacto hecho entre él y yo el cual sabía perfectamente que no me iba a fallar. Porque era el mejor papá del mundo – porque simplemente era mi héroe – así es como lo veía... Cuando creciera, sabía que tenía un claro ejemplo de que tipo de hombre quería ser, como él ... tan cariñoso con su familia, siempre nos protegía de todo, los tres éramos tan felices. Yo disfrutaba mucho de ver como mi padre admiraba a mi madre en simples y pequeños actos como acostarme en la cama, aquel brillo en sus ojos era el que yo quería tener cuando sea grande y tenga mi propia familia, mi esposa y mi hijo. Mi familia fue perfecta, realmente era todo muy de "color de rosa" los primeros años, tan bello como para durar tanto...

Mamá un día no respondía a los llamados de mi padre que se oían desde mi habitación, el prácticamente gritaba. Cosa que hacía muy pocas veces, yo no entendía, no sabía que estaba pasando. Tan solo tenía 10 años y estaba completamente confundido, oía gritar el nombre de mamá a mi padre, casi a punto de sollozos lo hacía, él sonaba muy desesperado. No quería salir, estaba aterrado, y lo sabía con tan solo oír la voz tan desesperada de mi padre. No quería imaginarme lo que estaba ocurriendo fuera de mi habitación.

Mi corazón empezaba a latir a un ritmo impresionante, mi pecho subía y bajaba por la respiración agitada que tenía. Mi cuerpo empezaba a temblar y no entendía porque, en mi estómago tenía una especie de nudo incontrolable que quería solo estallar causando arcadas en mí. La cual siempre me sucedía cada vez que estaba nervioso, cada vez que sabía que algo malo pasaría.

Tomé mi manta favorita y me acurruqué en mi cama, tapándome los oídos para evitar oír los gritos de mi padre, ya no aguantaba su llanto desesperado. Quería que callase y que mamá venga por mí a decirme que todo andaba bien, que papá solo tenía una crisis.

Mami por favor, ven. Ya calma a mi padre, no sé lo que le pasa lo único que hace es gritar tu nombre con desesperación, pero tú no le respondes, acaso saliste muy temprano al trabajo y olvidaste dejar mis tostadas favoritas de las cuales mi papá no sabe hacer. ¿Es por eso que grita así? Dime que es eso por favor, no quiero salir y verlo pelear con la tostadora. ¿Mamá? Mami por favor, ya cálmalo... es que esta gritando tanto que me da miedo salir, no quiero que reaccione mal conmigo. ¿Mami? Por favor dime que está pasando, ¿Por qué es que no vienes a despertarme con un beso en la coronilla de la cabeza como cada mañana?
¿Mami? Te acuerdas que me decías que cada vez que tenía miedo me tapara con mi manta favorita y en un par de segundos tu estarías aquí conmigo... Ya llevo con ella media hora y aun no estás aquí... ¿A dónde has ido?

¿A dónde has ido? Que papá no te encuentra. Mami ya es tarde para la escuela y mi papá no calla, al parecer hay más gente allá afuera porque me pareció oír la voz de mi tía... pero no quiero salir. Quiero que tu vengas...

El cerrojo de la puerta se movía, mi yo de 10 años pensaba que era ella quien iba a abrazarlo y calmarlo por todo lo que había oído. Pero esas ilusiones se mataron cuando quien apareció detrás de la puerta fue mi tía, la hermana de mi madre... Es ahí cuando mi corazón retumbaba, quería salir de mi cuerpo. Todo en mí se debilitaba, sabía que ella ya no aparecería para abrazarme y decirme que todo estaba bien... porque a pesar de mi corta edad logré entenderlo ya que mi corazón lo sentía destruido...