Más Secretos.

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Capítulo 35

- ¡Sofía! –escucho gritar desde afuera – ¡Abre! Por favor... – grita casi rogando – Solo dame una oportunidad de explicarte... – escucho un suspiro profundo.

Salgo de mi habitación sorprendida – al ver que Elena no se levantaba por la tremenda bulla que se escucha – voy a su habitación y no la encuentro. La cama está muy bien hecha y todo el cuarto completamente limpio, incluso me atrevería a decir que pareciera vacío.

Por lo que oigo, sé perfectamente quien es el que está detrás de esa puerta. Me detengo a unos cuantos centímetros de está, pensando si es que realmente quiero verlo y oír cada excusa que me pone. Intento negarme todo lo posible, pero es inútil. Mis ganas de saber – así dijera que no quiero enterarme más – son más fuertes. Es que él debe tener las respuestas a todo, por fin sacaría mis dudas.

Respiro profundo y pongo mi mano en la manija, abro lentamente y...
















- ¿Luck? – digo totalmente confundida, jure que quien se encontraba afuera era Matías.

No sé si eran mis deseos de encontrarlo ahí detrás de la puerta, aclarándome cada cosa que necesito oír de él, que hicieron que no logre diferenciar sus voces.

- Sofía... – menciona mi nombre apenas y arrastrando sus palabras – tengo que... – tambalea en su lugar. Entiendo inmediatamente, al parecer esta mareado, lo tomo del brazo y lo jalo hacia adentro, haciendo él su mayor esfuerzo entro. Lo siento en el sillón mientras el sigue hablando – ¿Sabes? Hay muchas cosas que no te he dicho – ¡Oh vamos! ¿Él también tiene secretos? – ¿Sabes? Yo... – lo interrumpo.

- Luck voy por un vaso de agua y unas pastillas para la resaca, que me imagino que debes tener – asiente con el rostro y voy directo a la cocina. Pensando en la amanecida que se habrá dado Luck, hace ya buen tiempo que no lo veo. Desde aquella vez en el velorio de Fiorella, supongo que también no anda pasándola bien.

Regreso de la cocina y Luck esta echado en el sillón – de una manera tan graciosa – que intento controlar mi risa pero es inevitable. Esta súper mareado, es notable la juergaza que se metió la noche anterior. Guardo las pastillas y el agua me lo tomo, voy a la habitación que era de mis padres por una manta para abrigarlo.

Se la pongo de inmediato y suena la puerta, me imagino que debe ser Elena que salió muy temprano por lo visto. Abro y Payton me saluda bien sonriente, a lo que yo le correspondo la dejo pasar y mira extrañada a Luck.

- ¡Amigaaaa! – grita, a lo que inmediatamente hago un gesto de silencio para que no lo despierte – tú si eres bravaaa... – susurra. Suelto una pequeña carcajada muy despacio – el chico esta bueno y siempre fue tu crush. ¿Ahora lo tienes tirado en tu sillón, completamente seco? – río – tu si eres bravaaaa, ¡Quiero ser como tu amiga! – quería reír por cada babosada que se está imaginado mi mejor amiga toda loca. Es posible que sí, sea mi crush desde primer año de secundaria, pero tampoco soy abusadora, aunque no negaría que comerme a un chico, así como Luck sería completamente una victoria. Río, pero esta vez en voz alta de mis propios pensamientos.

- Ya cállate estúpida – río – esta mareado – susurro.

- ¡Dios! ¿Lo emborrachaste y te lo comiste? – dice sorprendida – pásame el secreto que yo quiero hacer lo mismo – casi salta de emoción en su sitio.

- Basta estúpida, sabes que ni podría desvestirlo por los nervios que me controlarían – ella ríe al oirme siguiéndole el juego.

- ¿Te lo imaginas sin camiseta? – pone una cara morbosa pero graciosa a la vez – ¡Dios mío! Sería taaan... – interrumpo sus alucinaciones y me cruzo de brazos. Aparentando mi molestia y supuestos celos. – Ya está bien no dije ni alucine nada – río.

El Hijo de mi NiñeraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora