Capítulo 16- Cobardes & Orgullosos.

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Scary estaba al borde la muerte... otra vez.

Estaba rodeada por un gran número de mordedores, pero ella no paraba de atacar ni de disparar, aprovecho para abrir una abertura y se alejó del gran grupo, logro subirse a un muro y luego comenzó a disparar, era increíble la gran cantidad de mordedores que había allí, pero ella no dejo de disparar en ningún momento.

<<Tengo que hacerlo... tengo que eliminarlo... Tengo que destruir lo que yo misma cree... >> Ella sonreía mientras le disparaba a los mordedores.

<<Vengan... vengan... los devolveré al infierno de donde salieron... mis pequeñas monstruosidades... >>

***

Scarlet se despertó, su cuerpo sudaba a mares, se tocó la frente, un gran dolor de cabeza la estaba matando.

Ella trataba de rememorar la pesadilla que había tenido, pero no se acordaba de nada. Todo daba vueltas y era un desastre de imágenes.

<<Que es? Que es este mal presentimiento que tengo? >> Su pecho dolía, sentía como si alguien apretara su corazón hasta casi hacerlo reventar.

Estuvo abrazándose a si misma dado los escalofríos que tenía, hasta que alguien toco a su puerta.

Ella con dificultad se levantó de la cama y fue a abrir.

Ariadna estaba en la puerta.

- Estas lista para tu primer día como centinela? – Scarlet tuvo que parpadear varias veces, su vista estaba nublada y veía puntos negros.

- Si... claro.

- Te sientes bien?- Ariadna dio un paso dentro de su habitación y le toco la frente.- Estas hirviendo en fiebre!

- Tranquila... no es nada.

- Como que no lo es? Quédate aquí, te traeré algunas pastillas- Antes de que Scarlet pudiera protestar, Ariadna se fue a toda prisa. Scarlet suspiro.

- Qué diablos...- Ella regreso a la cama, creía que no podría volver a dormir, pero en lo que su cabeza toco la almohada, se volvió a quedar dormida.

***


Ariadna caminaba por los pasillos, le había llevado algo de medicina a Scarlet y la dejo durmiendo, esperaba que no fuera nada grave.

Ella saco su teléfono y marco el número de Scary, desde hacía más de veinticuatro horas no sabía nada de ella y eso... aunque lo negara la tenia de los nervios.

El teléfono repico, pero nadie respondió.

Ella gimió de frustración.

Llego hasta el último pabellón, una sala abierta donde solo pocas personas tenían autorización de entrar.

Allí estaban reunidos cinco de los siete limpiadores.

Vio a Krauser recostado en el sillón con la cabeza hacia atrás... presuntamente durmiendo.

Vio a los otros miembros y debía admitir que todos parecían tener más de un problema mental.

- Hola Ari!!- Saludo una chica pequeña con el cabello tintado de azul, no debía pasar de los dieciocho y aun así pertenecía a tan retorcido grupo. En su espalda colgaban dos rifles de asalto y en sus piernas descansaba todo un juego de distintos cuchillos. Eso le daba una apariencia algo bizarra.

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