La espera de Hyukjae [FINALIZADO]

Extra: de cuando Donghae conoció a Hyukjae

—Buenas tardes. Soy el director Kim, el encargado de la academia. Tú debes ser Donghae, ¿cierto?

—Buenas tardes. Así es, mi nombre es Lee Donghae. Un gusto —inclinó la cabeza más de lo que debía por la emoción y por poco se fue de bruces al piso. 

Realmente era un torpe.

—El gusto es mío. Toma asiento — el director se sacó los anteojos y entrelazó sus manos sobre el escritorio—. Como ya sabrás esta academia está subordinada a la dirección de SM Entertainment —el chico asintió efusivamente—. Lo que hacemos aquí es entrenar a los aprendices en áreas como canto, baile y actuación, entre otras. Nuestra meta es instruir, ayudar a que nuestros aprendices logren explotar sus talentos para que el día de mañana, si logran cumplir con las expectativas, puedan debutar como artistas. Te advierto que el entrenamiento no es nada fácil. Las exigencias que imponemos son altas. Desde la presidencia de la agencia lo que nos piden son resultados, no esfuerzos. Aun así, sé que sin esfuerzos es imposible lograr los objetivos, así que te lo preguntaré directamente y espero que seas sincero —el director lo observó fijo a los ojos—. ¿Estás dispuesto a dar lo mejor de ti? Porque si no es así prefiero que abandones en este momento y no a mitad de camino.

Respiró profundamente, Donghae sabía que no iba a ser fácil pero el sueño que una vez fue de su padre ahora era suyo y no se iba a rendir tan fácilmente.

—¡Por supuesto! Yo voy a dar lo mejor de mí desde el primero hasta el final de mis días.

El director Kim sonrió amablemente.

—Me alegra escuchar eso —tomó una hoja en sus manos y la extendió hacia el joven, quien la tomó apresuradamente—. Este es tu horario. Notarás que esta academia es muy similar a un Instituto, sin embargo, las evaluaciones son más seguidas. Tomamos exámenes cada dos semanas, y si el rendimiento no es progresivo lamentablemente debemos advertirte que debes abandonar la academia.

—Entiendo.

—También debo advertirte que no puedes faltar a menos que tengas un justificativo médico, y respecto a las llegadas tardes, simplemente las castigamos. ¿De acuerdo?

—Por supuesto.

—Perfecto —observó el reloj de su muñeca impaciente. De pronto, el teléfono comenzó a sonar, contestó inmediatamente—. Sí, soy yo, señor presidente... Así es... Por supuesto, iré de inmediato —colgó el teléfono incorporándose rápidamente—. Lo siento, Donghae, pero surgió una reunión urgente, así que no podré acompañarte a tu primera clase.