Capítulo 7: incertidumbre

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Junsu permanecía en la entrada de la sala de urgencias. Hyukjae aún no se había percatado de su presencia, entonces aprovechó para observarlo detenidamente. Estaba recostado en la camilla, con un suero en el brazo; en el otro brazo llevaba una venda a la altura de la muñeca. 

El doctor tenía razón, estaba demasiado delgado y pálido. Las ojeras se le marcaban notablemente, como si no hubiera dormido bien en días. Su aspecto demacrado le producía escalofríos en la espalda. Nunca lo había visto tan flaco y dejado. Parecía un fantasma de lo que alguna vez fue Hyukjae.

Lo que más le destrozaba el corazón a Junsu, era la expresión de su rostro. Triste, desolado, abatido, como si hubiera perdido la voluntad de vivir. Reprimió las ganas de llorar al recordar las sospechas del doctor respecto al corte en su muñeca. ¡¿Cómo podía ser que Hyuk haya caído de esa forma?! ¿Dónde había estado él que no había notado a su mejor amigo derrumbarse? "De gira por Japón, promocionando", recordó con vergüenza. Él se había embarcado feliz hacia Japón, se había descuidado de su amigo confiando que estaría bien, y ahora que regresaba lo encontraba en el ejército, reclutado forzadamente por la agencia, y con una depresión con sospecha de intento de suicidio. 

Todo era un desastre...


De repente, sus ojos tristes se posaron en su dirección, incrédulos, sorprendidos. Un destello de luz nació en esa mirada lúgubre y una sonrisa sincera se extendió en su rostro.


—¡Junsu! —gritó incorporándose en la camilla.


Su Hyukjae estaba contento de verlo. Aun así, Junsu no dejaba de sentir que estaba en falta con él. Por no haber estado presente y apoyarlo en el último año, por no haber evitado todo el desastre sucedido.


—Junsu, ¿qué sucede? —preguntó Hyukjae triste al notar a su amigo cabizbajo—. ¿No me vas a saludar?


Junsu pensó que debía dejar de lamentarse. Había sido un idiota en suponer que Hyukjae estaría en buenas manos con sus compañeros de grupo, y mucho más se lamentó haber confiado en que Donghae lo cuidaría. Sin embargo, ahora nada de eso importaba, ya estaba hecho. Ahora lo que realmente importaba era sacar a Hyukjae de la miseria.


—¿Tú también me odias?


Salió de su consternación al escuchar la voz quebrada de su amigo. Se acercó a él hasta tomar asiento a un costado suyo. Con suavidad, enjuagó una lágrima derramada de su rostro, para luego abrazarlo con todas sus fuerzas.


—Yo jamás te odiaría Hyukjae —dijo llorando.

—Junsu, te extrañé mucho —sintió como su amigo lloraba silenciosamente en su hombro, aferrándose a su cuerpo.

La espera de Hyukjae [FINALIZADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora