Capítulo 38: el mal cuñado

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—Te amo, Hyukjae —susurró Donghae dulcemente.  


Y muchos más "te amo" fueron susurrados entre beso y beso sobre sus labios, cada uno de éstos llegando a lo profundo de su corazón al igual que los anteriores, caldeando su interior e inflamando el sentimiento de amor que se alzaba por sobre todo lo demás. 

No existía nada en aquel instante, no existía nadie más que ellos dos. El tiempo se sintió congelado como en un mágico cuento de hadas, los segundos detenidos en aquel momento íntimo que vivían. El contacto de sus bocas lo era todo allí. No habían nada más importante que sentir la esencia de sus labios, la cercanía de ambos cuerpos y las palabras de amor que Donghae profesaba en cada suspiro para Hyukjae. 

Los dedos apoyados contra el pecho firme se sintieron cálidos al percibir un corazón latiendo apresurado, un corazón que no era suyo, pero latía en la misma sintonía que el de Hyukjae. Sus manos escalaron lentamente a través de toda esa musculatura, buscando un lugar donde afirmarse frente a tanta emoción que le agitaba. Un cosquilleo placentero se formó en el estómago de Hyukjae a medida que apreciaba con su tacto la construcción del cuerpo ajeno, un cuerpo que le era desconocido, pero que deseaba conocer. "De a poco", se dijo embelesado por el sonido de sus besos que era todo lo que podía escuchar. Estaba extasiado por el sabor de su boca en la suya, completamente encantado al sentir el calor de estar envuelto en sus brazos, totalmente hechizado al percibir su aroma. Con todos los sentidos cautivados, Hyukjae envolvió sus manos en el cuello de Donghae, y fue piel sedosa la que percibió su tacto. Piel suave, caliente y tersa, piel que acarició con sumo cuidado.

Abrió los ojos pesadamente cuando el beso se rompió con un gemido bajo de Donghae. Respirando agitado, Hyukjae enfocó su mirada en él y los ojos brillosos que le observaban le hablaban de anhelo intenso, de pasión contenida, de un deseo puro que Hyukjae hacía meses que no sentía. Un calor espeso nació en su vientre ante esa mirada, y fue bajando hacia su entrepierna que reaccionaba en acuerdo. El calor se diseminó por todo su cuerpo como una ráfaga de fuego. Sentía cada fibra nerviosa ansiosa despertar. Hyukjae permaneció inmóvil sin saber qué hacer ante el hambre que se iba gestando en su interior. ¿Ahora qué hacía? ¿Qué decía? La incertidumbre quiso invadir su mente, pero las preguntas se esfumaron cuando Donghae coló una de sus manos bajo la tela de la camiseta y le acarició a conciencia sin desviar su mirada de deseo. Del fondo de su pecho, Hyukjae emitió un gemido agudo al sentir la mano pasearse por la piel de su cintura. Pero todo se terminó cuando le golpeó el frío repentino del abrazo roto. 

El fuego que encendía su cuerpo se apagó en un abrir y cerrar de ojos. El hechizó se rompió cuando observó a Donghae retroceder gritando. Éste llevó ambas manos detrás de su cabeza y contrajo su rostro en un gesto adolorido. Hyukjae se despabiló y recién fue consciente de todo el griterío que se estaba produciendo en el departamento.


—¿Junsu? ¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó extrañado al distinguir a su amigo, el cual debería de estar en Japón y no allí, detrás de Donghae tirando de su cabello sumamente enfadado—. ¡Suéltalo!

—¡Maldito! —exclamó Junsu ignorando el pedido de Hyukjae—. ¡Te lo advertí! ¡Te dije que no te propasaras con Hyuk y lo hiciste! 


Al ver que Junsu no tenía intenciones de detenerse y Donghae no hacía mucho en su defensa, Hyukjae quiso intervenir, pero sus intenciones murieron al instante al ver una figura pequeña tras Junsu. La madre de Donghae estaba allí también, golpeando la espalda de su amigo con un plumero.


—¡Deja que se besen! —gritaba ella sucesivamente—. ¡No los interrumpas! ¡Deja que se amen!

La espera de Hyukjae [FINALIZADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora