Capítulo 39: buenos tiempos

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—Adiós, Hyukjae —le dijo Suk Kyang mientras le abrazaba con fuerza—. Estoy muy agradecida contigo por abrirme las puertas de tu hogar. Espero regresar de visita pronto si estás de acuerdo, ¿sí?  

—Pero no hace falta que se vaya. Quédese más días, por favor —le pidió Hyukjae al sentir inminente su partida.

A pesar de que la madre de Donghae era una persona "especial" y tuvo sus momentos difíciles con ella, Hyukjae ya se había acostumbrado a su presencia. Podía decir que incluso la apreciaba. Suk Kyang se había vuelto una persona habitual en su hogar. Había aprendido a tratarla, a sobrellevar los momentos de incomodidad y a contar con ella. De ninguna manera Hyukjae se imaginó que la encontraría con los bolsos armados al regresar del aeropuerto. Ahora Hyukjae no quería que ella partiera. 

Además había un ambiente raro en el departamento. Ya era de noche y las lámparas por alguna razón estaban apagadas, pero no parecía un apagón de energía eléctrica puesto que podía escuchar una melodía suave provenir del reproductor de música situado en el living. Las velas prendidas también le generaban cierta inquietud. La luz tenue no hacía más que invitar a la confidencia, a la intimidad, y eso le generaba inquietud y nerviosismo al pensar en que se quedaría a solas con Donghae. 

—No quiero interrumpirlos. Tú y mi hijo se merecen un buen momento a solas y yo no quiero estorbar. Espero la pasen bien —le susurró al oído, a lo que Hyukjae se sonrojó. Suk Kyang sonrió de forma resplandeciente y entonces le besó ambas mejillas—. Siempre sigue a tu corazón, Hyukjae —murmuró abrazándole de nuevo—. Y si me necesitas puedes llamarme. Dejé mi número anotado junto al teléfono. 

—¿Omma, por qué te vas tan tarde? Quédate a dormir. Será mejor si tomas el autobús por la mañana —dijo Donghae acercándose y tomando el bolso del suelo, pero Suk Kyang le dio un manotazo en la mano y se lo quitó—. ¡Omma! 

—Ya compré mi boleto así que me voy ahora —explicó ella empecinada—. Adiós, Hyukjae —le saludó por última vez con una gran sonrisa—. Adiós, hijo —le dijo a Donghae abrazándole—. Sé bueno y trata bien a mi yerno. ¡Y no metas la pata de nuevo!

—¡Omma! No digas esas cosas todavía —exclamó Donghae preocupado mirando hacia Hyukjae, quien se encontraba escondiendo el rostro tras las manos—. Lo vas a avergonzar. ¡Y espérame! Te acompaño a tomar el taxi.

—¡No, no no! Tú te quedas. Yo puedo sola.

—¡Que no! —protestó Donghae—. Hyukjae, espera aquí. Yo acompañaré a omma. Ya regreso.

—¡Que te quedes! —gritó ella.

Sin embargo, Donghae la siguió tras la puerta a pesar de las negativas de su madre. Fue entonces que Hyukjae tuvo un momento a solas para reponerse de la vergüenza. 

Pero la calma le duró muy poco. Cuando fue a la cocina por un vaso de agua, encontró que el comedor estaba decorado de una manera que le llamó poderosamente la atención.

—Esto debe ser una broma. 

 

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La espera de Hyukjae [FINALIZADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora