7 - El Sueño

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Aquella noche tuve un sueño bastante insólito

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Aquella noche tuve un sueño bastante insólito. Me encontraba sola. Sola en una sala completamente blanca. Podía mirar a todos los lados, pero no lograba verle un final. ¿Así debía de ser el cielo? Si era así, prefería ser una alma que vagaba por el mundo humano en busca del reposo eterno. La verdad, ese lugar no me gustaba. Había una tranquilidad demasiada inquietante que no me permitía bajar la guardia. ¿Pero cómo había llegado allí? El silencio no me ayudaba, necesitaba escuchar a alguien o sino me volvería loca. ¿Qué era ese sentimiento? Por suerte, aquel asfixiante ambiente fue roto por una voz. Una lejana voz que resonaba por todo el lugar, como un eco perdido entre los valles. 

─¡Yuïji! ¡Yuïji!

─¿Quién eres? ¿Qué quieres? ─ tras decir estas palabras noté como mi cuerpo se alzó. Me encontraba volando. Surcando los vientos, sobrepasando ríos y montañas. Era una sensación de libertad que no lograría expresar con palabras. Todo a mi alrededor me fascinaba. Los pájaros volando a mi lado, los arboles y los prados abajo. Era hermoso... Pero como todos los sueños, este también llegó a su fin. De golpe la imagen se fracturó. Deshaciéndose en pedazos, como trozos de un cristal roto. Ahora todo era silencio y oscuridad. Aunque mi soledad fue interrumpida por una luz blanca, redonda como una pelota y pequeña como un fantasma. 

─Ayúdame. ─  me dijo  ─ Por favor ayúdame. ─ insistió. Pero ¿qué podía hacer? No sabía quién era, ni sabía quién me llamaba y menos entendía qué estaba ocurriendo. ¿Cómo quería que la ayudara? ─ Llevo tanto encerrada que perdí la cuenta. Quiero salir. Por favor que alguien me ayude. ─ con cada palabra, la llama se fue acercando a mí, con lentitud pero seguridad. Cuando rozó mi cuerpo, aquella luz desapareció. Se había introducido en mí mostrándome millones de imágenes que azotaban desmesuradamente mi cabeza. Tenía miedo. ¿Qué era todo eso? ¿Qué estaba ocurriendo?

Me levanté sobresaltada. ─ ¿Qué había sido eso? ─ Miré alarmada a los lados tratando de tranquilizarme comprobando que me encontraba en aquella gigantesca habitación junto a todos mis compañeros. ─ Solo fue un sueño. ─ me repetí en un intento vano de convencerme. ─ ¿Pero de verdad solo había sido un sueño? ─ Por ahora, lo mejor sería dejar de darle vueltas. No lograría sacar el agua clara. Solo había sido un sueño, no es como si fuera una profecía o un sueño premonitorio. Pero, entonces, ¿por qué me sentía tan inquieta? Dirigí mis ojos hacía mis compañeros de cuarto, por suerte, seguían durmiendo. Aquello me aliviaba, no quería tener que tratar con ellos. No ahora. Así que preferí salir a tomar el aire. Necesitaba despejar mi cabeza. 

Me dirigí a paso tranquilo hacía la puerta, procurando hacer el menor ruido posible: no quería despertarlos. Pero un imprevisto no tardó en aparecer, la sala se encontraba cerrada con llave. No podía salir. ─ ¿Por qué nos habrían encerrado? ─ Eso no importaba ahora. Debía encontrar la manera de salir. Necesitaba sentir la brisa, mirar el cielo, andar un rato, en otras palabras: necesitaba despejarme. Sé que si me encontrase en mi mundo me tendría que resignar y tumbarme de nuevo en la cama, pero ahora no estaba en la Tierra, me encontraba en otro lugar vete tú a saber que tenía una pequeña diferencia: la magia. 

El Juego de las Mil CartasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora