Abrí los ojos con gran dificultad. Notaba mi cuerpo pesado y el sol era demasiado brillante. Me sentía como si un millón de elefantes hubieran estado jugando a la cuerda conmigo de suelo. Cuando logré aclarar mi vista, lo primero que vi fue una monótona pared blanca teñida por la suciedad de los años. Giré el rostro para analizar con calma el lugar. Las paredes eran de un bonito color púrpura y había una pequeña ventana adornada con unas bonitas cortinas blancas con estampado de flores. A mi lado se encontraba una pequeña estantería llena de libros y un gigantesco armario que me recordaba al de Narnia. Si tuviera más energías ya me encontraría dentro intentado llegar a ese lugar, pero, actualmente, eso me era imposible.
Quise forzar mi cuerpo a levantarse, ya que no me gustaba estar tumbada en una habitación que desconocía, pero al moverme un poquito entendí que lo mejor sería permanecer inmóvil. Al hacerlo un agudo dolor recorrió todo mi cuerpo, de la cabeza hasta el dedo pequeño de los pies. El dolor era insoportable e inevitablemente chillé en respuesta. Mi cuerpo dolía horrores. Y no era para exagerar, pero si movía un simple pelo tenía la sensación de que moriría allí mismo. Me encontraba en una situación que no se la desearía ni a mí peor enemigo.
La puerta fue abierta sobresaltándome. Alguien había entrado llamándome entre gritos. Su intención era clara iba a lanzarse a abrazarme. Cerré los ojos asustada. Sabía que eso iba a doler. Sin embargo, los abrí al no sentir el impacto. Otra hada la había detenido justo a tiempo. Suspiré aliviada. Por poco...
De nuevo, alguien entró llorando mi nombre. Al fijar mis ojos en ese ser y al ver como reculaba con nerviosismo, supe enseguida que se trataba de Alis. Esbocé una sonrisa al reconocerla. Si ella estaba allí no tenía nada que temer. Moví de nuevo mis ojos al frente y reconocía a Lira al segundo. Ella casi me mataba recientemente. Tuve suerte que Yume la detuvo justo a tiempo.
─ ¿Ya has despertado? ─ me preguntó con amabilidad una señora que se encontraba cruzando el marco de la puerta.
─ ¿Dónde estoy? ¿Que ha pasado? ─ interrogué con cierto nerviosismo mientras trataba de sentarme, aunque fue estúpido, en seguida me fallaron las fuerzas y caí de lleno contra la cama junto a un gran quejido por mi parte.
─ ¡No te muevas! ─ aseveró la mujer ─ Ahora te explicaremos todo lo que ha pasado, pero primero bebete esto. Te aseguro que me lo agradecerás.
La señora me tendió un liquido espeso violeta. Del recipiente salían volando un par de burbujas que se perdían en el aire. Su olor no era la más deliciosa y al probar bocado no tardé en notar el sabor ácido de la bilis. Sabía horrible pero tenía que bebérmelo. Sin pensármelo mucho más, tragué todo el brebaje siendo observada con muecas de asco por parte de mis compañeros. Al parecer, a nadie le gustaba esa medicina. Me cubrí la boca al notar arcadas. ¿De verdad aquello ayudaba?
─ Perfecto. ─ comentó arrebatándome el vaso ─ Ahora cierra los ojos.
─ ¿Por qué?
─ ¡Tú cerrarlos y ya verás! ─ soltó molesta. Luego solo suspiró y se cruzó de brazos.
Para evitar seguir molestándola, seguí sus instrucciones. En seguida comprendí el porqué de su petición. Enfrente de mis ojos, como un capítulo de dibujos animalos, se mostró todo lo que había pasado anteriormente. Los sucesos con el dragón, la llegada de Lira y los gritos de Alis. Todo. Cuando abrí de nuevo mis ojos estaba más confusa que antes.
─ ¿Qué era eso? ¿Por qué...?
Mis palabras fueron interrumpidas por aquella mujer. Su aspecto era desaliñado. Sus cabellos plateados me recordaron a un nido de pájaro. Su mirada rojiza era tan intensa que parecía estarte leyendo el alma. Y sus ropas eran idénticas a las de mi abuela.
─ Poción memorizadora. Te permite ver y recordar cosas que en teoría no deberías. ─ explicó tras un suspiró ─ Tus amigos te encontraron en el bosque repleta de heridas y te trajeron aquí. Más te vale agradecérselo apropiadamente. Si no llegan a estar allí, te aseguro que a estas alturas te encontrarías camino al otro mundo.
Me quedé estática ante sus palabras. ¿Había escuchado mal? Yo... Muerte... ¡¿Iba a morir?!
─ ¿Qué? ─ solté anonadada.
─ Yo solo te proporcioné los primeros auxilios, a partir de ahora todo depende de ti. La razón por la que dormiste durante una semana y aún permaneces en cama es esa.
─ ¡¿Una semana?! ─ repetí incrédula ─ ¿He estado una semana durmiendo...? ¡Tengo que irme! No puedo seguir aquí parada. ¡Ellas siguen esperándome! Yo... Yo...
─ No te estreses. ─ advirtió la mujer ─ Ahora mismo estamos en un pueblo dimensional.
─ Dimensio... ¿Qué?
─ ¡Dimensional! ─ me corrigió irritada ─ ¿Puedes dejar de repetir todo lo que digo? Es molesto. Como iba diciendo: nos encontramos en una dimensión paralela: White. En otras palabras, el tiempo no circula igual. Lo que para vosotros es un hora, aquí equivale a un día. Así que escuchame, en el estado en el que te encuentras, a no ser que aparezca Zuu, una vieja compañera mía, tendrás que esperarte un año entero para tu recuperación y, aun así, sería un milagro que para entonces ya lo estés.
─ ¡¿Un año?! ─ grité sin procesarlo. La mujer frunció el sueño al escucharme, aunque la ignoré. Me encontraba en un estado de alteración máxima: no podía controlarme ─ ¡Es demasiado! Eso equivaldría a 3556 horas en nuestro mundo, que vienen a ser seis días. ─ calculé con miedo ─ No tenemos tanto tiempo. ¿No hay ninguna manera? ¿Alguna poción o algo?
─ Si pudiéramos comunicarnos con Zuu todo sería más fácil, pero desapareció del mapa sin darnos ni cuenta. ─ suspiró la albina ─ Lo siento pero no tienes otra alternativa. Que sepas que para mí también será un problema. Tener que soportarte todo un año...
─ ¡Tengo que encontrarla! ─ proclamé con decisión.
No entendía exactamente el porqué, pero había algo en mi interior que me gritaba que la buscara. Mi corazón me lo decía. Quería confiar en presentimiento. No tenía duda de que Zuu sería clave para encontrar a ese par. Lo sentía en mi pecho.
─ ¿Acaso has visto como estás? ─ soltó incrédulo Yume ─ No puedes ni moverte.
─ Si hubiera llegado antes... ─ se lamentó Lira.
─ No, la culpa es mía. Si no me hubiera ido... ─ siguió Alis.
─ ¡Qué te digo que la responsable soy yo! ─ protestó la pelirossa.
─¡Y yo te digo que es culpa mía! ─ se defendió Alis.
¿De verdad estaban discutiendo por eso? No las entendía... Debía pararlas.
─ Os equivocáis. La culpa es únicamente mía. Si yo no hubiera ido a ese lago nada hubiera pasado. Además, en vez de huir me he quedado a luchar contra el dragón. Es obvio que la única responsable soy yo. Ninguna de las dos me forzó a nada, es más, sin vosotras ahora estaría muerta. ─ analicé con tranquilidad ─ Aunque hay algo que me molesta... ¿Por qué no he sido capaz de emplear la magia?
─ Allí te equivocas. ─ negó Lira ─ Ha sido gracias a tu magia que he logrado encontrarte.
─ Había una barrera que impedía nuestro acceso. ─ explicó Alis.
─ Verdad. Si la he podido traspasar ha sido gracias a tu azar. ─ terminó Lira.
─ Además, también fue tu magia quien nos avisó. ─ confesó Yume.
─ ¿De verdad? No lo sabía... ─ agité la cabeza para alejar esos pensamientos. Antes había algo más importante que debía hacer ─ ¡Por favor! Dime como puedo encontrar a Zuu.
─ Aunque supiera el modo de ayudarte no sé dónde se encuentra ella. Es inútil.
─ ¡¿Hay alguna forma para que pueda moverme?!
─ Sí. El problema es que dudo que tu cuerpo lo soporte.
─ ¡No querrás decir aquello! ─ exclamó horrorizada mi compañera.
─ ¿Aquello? ─ repetí intrigada ─ Por favor, si hay una manera dímelo.
─ La hay pero es un poco...
─ Eso me da igual. ─ la corté decidida ─ Yo me he puesto en este estado y yo pienso solucionarlo. Por favor, dime cómo.
─ De acuerdo, te lo diré. Existe una villa escondida en algún lugar de esta dimensión donde puedes obtener una flor capaz de cumplir cualquier deseo. A excepción de ciertas peticiones. Por ejemplo, no puede transportar a nadie. Además, el efecto del hechizo varía según la persona. Tendrías que depender de tu suerte.
─ Una flor de azar... ─ procesé encobando mis labios en una sonrisa ─ ¡Eso es! Por favor, dime cómo puedo llegar.
La mujer suspiro antes de desaparecer por la puerta. Segundos después apareció con una botella en sus manos. Sin esperar segundo me la tendió y me ordenó que la bebiera.
Miré con recelo el contenido de la botella. Un líquido espumoso y naranja esperaba ser tragado. El olor era horrible. No había duda que iba a sufrir para tragármelo, aunque tampoco tenía muchas opciones. Era eso o esperar tranquilamente en cama.
─ Esta poción hará que tu mente se transporte al lugar deseado. Una vez allí: tendrás 30 minutos para encontrarla. Si tienes la fortuna de verla aferrate con fuerzas a ella y serás devuelta a tu cuerpo. Si no lo logras a tiempo, tendrás que permanecer aquí sin rechistar. ¿Aceptas?
Sin dudarlo ni un solo momento, coloqué la botella en mis labios, pero antes de lograrlo la voz de Lira me detuvo.
─ ¡Dejame ir contigo!
─ ¡A mí también! ─ rogó Alis.
─ Esto tengo que hacerlo yo sola. No interfiráis, por favor.
─ Te equivocas. ─ contradijo Alis ─ Somos un equipo, tenemos que ir juntas.
─ Además, quién sabe... Tal vez allí se encuentra Yui. ─ sonrió Lira mientras nos guiñaba el ojo derecho ─ Tengo que ir a comprobarlo.
Suspiré rendida. Habían ganado. Aunque les negara, no hay duda de que me seguirían, así que, finalmente, accedí a su petición y acepté ir todas juntas. La mujer, adoptando su forma de hada, hecho que me sorprendió demasiado... - Seguí sin acostumbrarme - Multiplicó la bebida y se la entregó a las demás. Luego solo cerré los ojos y esperé a que la poción diera efecto.- TO BE CONTINUED -
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El Juego de las Mil Cartas
Фэнтези¿Nunca te preguntaste por qué en el colegio no hay clases divertidas? ¿Qué pasaría si una clase te llevara a otro mundo? Si acabaras separado de tus amigos, ¿qué harías? Si quieres saber que haría yo, acompáñame durante este viaje en un mundo de jue...