35 - ¿Quién soy?

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Una inmensa oscuridad me envolvía ¿Dónde me encontraba? Apenas lograba escuchar un silencioso latido, un latido lejano ¿Qué era? ¿Mi corazón? Lentamente abrí los ojos ¿Dónde estaba? Mire a mi alrededor buscando algo ¿el que? ¿a quien? Mi mano se sentía caliente ¿Por qué? Mis mejillas estaban mojadas ¿Lágrimas? ¿Había llorado? ¿Por qué? Me puse de pie, por más veces que mirara mi alrededor no lograba recordar nada ¿Quién era? ¿Qué hacía allí? ¿Dónde estaba? ¿Qué había pasado? ¿Qué tenía que hacer? Preguntas y más preguntas se asomaban a mi cabeza, sin embargo no era capaz de contestar ninguna. Seguí avanzando sin rumbo, por ese solitario laberinto. Seguí andando con la esperanza de recordar algo pero ¿Qué tenía que recordar? A veces escuchaba un rugido, parecía triste ¿por qué? yo continuaba sin detenerme, tenía la esperanza de recordar algo ¿El qué? No lo sé. Escuche unos débiles pasos acercándose ¿Quién debía ser?

-¿Tu también estás sola?

Me giré lentamente, detrás mío se encontraba un niño pequeño ¿Qué hacía allí? ¿Él sabría decirme quien era? Afirme con la cabeza a la pregunta que segundos antes me había formulado aquel niño.

-¿Quieres que vayamos juntos? - dijo mientras me extendía su pequeña mano.

-Vale - dije cogiéndolo de la mano

Reanude mi camino junto a ese pequeño niño.

-Hola, me llamo Yunki, no sé cómo he llegado aquí, solo me acuerdo de haberme despertado aquí.

-Ya somos dos, no se que hago aquí, a donde voy o quien soy.

-Mm, entonces podemos salir de aquí juntos y ir en buscas de aventuras

-¿Aventuras?

-Si, aventuras, mm... cómo explicarlo, viajar por todo el mundo, enfrentándonos a monstruos, descubriendo tesoros...

-Suena divertido

-¡A que si! Pues decidido. Aventuras allá vamos.

Estaba contenta ahora ya sabía que hacer, ¿Yunki?

-¿Y tú cómo te llamas?

-¿Yo? No lo se

-¿No lo sabes?

Negué con la cabeza

-Lo siento - dije bajando la cabeza.

Una voz sonó en mi cabeza ¡Yuïji!

-¿Yuïji?

-Así que te llamas Yuïji.

-¿Yuïji? Si ese es mi nombre- dije alegremente, al fin había recordado algo.

-¿Yuïji sabes? Antes me has dicho que no sabías quién eras ¿verdad? Pues ahora eres mi amiga así que ya eres alguien.

-¿Amiga? Si cierto, soy la amiga de Yunki - dije con una sonrisa de lado a lado. - Yunki ¿a dónde vamos?

-A la salida

-¿Para?

-Para buscar aventuras, ¿como las quieres encontrar en este lugar?

-Cierto

Poco a poco llegamos a la salida, una gran luz se asomó encima nuestro dejándonos ciegos por un instante. El paisaje que logre ver cuando la vista se me aclaro era tan bonito. Un cielo azul con algunas nubes, pájaros volando hacía el horizonte, un campo verde que se extendía más allá de lo que la vista alcanza. Era tan sorprendente. Quería conocer más, quería ver más, quería descubrir aquel hermoso mundo.

-Yunki, ahora entiendo porque querías ir de aventuras.

-Es divertido, ¿no?

-¡Sí! ¡Mucho!

-¡AVENTURAS ALLÁ VAMOS!- dijimos a unison

Quizás había perdido mis recuerdos, pero todo había salido bien, tenía a un nuevo amigo, un objetivo a la vida ¿Qué más quería?

Avanzamos por un camino completamente desconocido a mis ojos, era tan fascinante, la verdad no sabía hacía dónde nos dirigimos pero me era indiferente. Quería conocer ese mundo desconocido. Por eso no se como acabe en aquella situación.

En nuestro viaje nos topamos con un enorme edificio que Yunki nombró castillo. Al entrar todo era tan bello e inmenso, me deje cegar por el lujo y mis orejas cotillas, quería conocer cada rincón y lo que más me gustaba era que te dejaba volar la imaginación, millones de historias venían a mi cabeza ¿Cómo querían que me contuviese? Los sirvientes del castillos nos llevaron a una sala aún mayor, donde se encontraba ni más ni menos que la reina de ese mundo. Era tan bonita, tan amable, tan cariñosa, tan tranquila y tan dulce. Supongo que las apariencias engañan. Ahora lo se muy bien, nunca debí bajar mi guardia. Nos dejaron usar las gigantescas bañeras, nos arreglaron y hasta nos dieron de comer, nunca debí tomarla, la comida llevaba algo, solo se que me quede dormida. Al despertar me encontraba en un oscuro calabozo, frío, húmedo, solitario ¿Y Yunki?¿Dónde estaba? Al cabo de un rato oí unos pasos acercarse ¿Quién era?

-Ya despertaste - dijo una arrogante voz femenina.

-¿Qué hago aquí? ¿Dónde habéis metido a Yunki?

-¿Quién te dio permiso para hablar? A ver si entiendes en qué situación te encuentras - dijo dándome con un látigo

Grite, dolia, dolia mucho. Quizás solo me dio una vez, pero lo suficiente para que no quisiera que me volviera a dar con aquella arma. Aquella chica no pensaba darme compasión.

-Que pena. Mira cómo has acabado y pensar que hice el esfuerzo de permanecer ocho interminables años a tu lado.

Una criada abrió la puerto mientras le comunicaba que su majestad la estaba llamando, un pequeño rayo de luz hizo que pudiera apreciar mejor aquella persona, era una chica de mi edad, con los ojos marrones y el pelo negro como el carbón.

-Adios Yuïji, espero que estes disfrutando mi regalo - dijo en voz baja mientras que en su rostro aparecía una sonrisa maliciosa.

¿Quién era? ¿Me conocía? ¡Yuïji para! Recuerda, no necesitas que nadie te diga nada, tú eres la amiga de Yunki, tú eres Yuïji. Intente con todas mis fuerzas tirar los barrotes abajo, sin embargo todo fue en vano o casi todo. Un golpe hizo que de entre mi ropa saliera volando un misterioso libro ¿Desde cuándo lo llevaba encima? Me acerque un poco más para poder apreciarlo mejor, era un diario ¿De quién? No tarde mucho en averiguar que ese diario era de Yui.

- TO BE CONTINUED -

El Juego de las Mil CartasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora