18 - Aventura diminuta

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Aprovecharé este rato para describirme. Sé que ya os dije más o menos mis cambios, pero esos no eran ni la mitad de los que sufrí. Ahora que por fin me había puesto analizar con detalle mi nuevo cuerpo os puedo asegurar que sí hubo bastantes cambios. Por ejemplo: Mi cabello era ahora recogido en una media luna trenzada y mis orejas eran puntiagudas como las de los elfos. Mis ojos eran más afilados y mis rasgos habían sido aniñados. Mi vestimenta abandonó su peculiar amarillo para crear el mar en el vestido. Sus volantes y sus tonos marinos daban la sensación de estar navegando en alta mar. Mis pulseras, por otro lado, eran blancas como las nubes del cielo, es más, eran igual de esponjosas. Mis alas eran translucidas. Serían transparentes si no fuera por su vistoso y elegante patrón, similar al de las abejas, y el leve tono purpura que se podía apreciar.

En mi hombro derecho, como una especie de tatuaje, se encontraba un símbolo que me recordó a un reloj tachado por una raya vertical. El signo era de un azul vivo, celeste, que parecía brillar con luz propia.

Pero dejando eso de lado... ¿Qué clase de hada soy? En el castillo no vi a nadie con esta ropa... ¡Quiero saber cuáles son mis poderes, si es que tengo! Lira insiste que pruebe todas las posibilidades, aunque eso me puede llevar toda la vida, ya que dice que es importante saber de que clase soy. Aunque ese no es el mayor de mis problemas. Yume, en pos de ser una alma caritativa, me advirtió que me preparara para sus clases que empezarían mañana. Al parecer soy su nueva meta. Quiere enseñarme magia, ya que un hada sin magia es un humano sin... ¿alma? En verdad me dijo que era como un pájaro sin alas o un humano sin pies, pero no entendí su última referencia... No quiero ni pensar que haría si supiera que tampoco puedo volar... Digo: sé. Según ese par, Lira y Alis, a la larga podré aprender. Toda hada y duende puede y como ahora soy una de ellos...

No os engañaré. Querer, quiero. ¿Quién no ha soñado con volar por el cielo azul? ¿Pero, de verdad, podré? No quiero seguir dependiendo del poder de Lira. Tampoco quiero que Alis siga mintiendo. Ella no es así... Sé que nunca me lo dirán, pero están cansadas. Lo puedo notar en sus ojos. En sus sonrisas forzadas. En sus palabras. Puede que no nos conozcamos desde hace mucho tiempo, pero siento que afirmar esto es mentira, ya que mi corazón ya las conoce. Me grita que no están bien. En otras palabras, en mi pecho las siento de toda la vida. Además, ¿quién dijo que las amistades se hacían con el tiempo? ¡Yo ya las conozco! Sé cuando están mal y cuando mienten. También sé detectar sus verdaderas emociones. Puede que me esté colgando demasiadas medallas, pero es lo que siento.

Agité mi cabeza para alejar esas ideas. No era momento de pensar en tontearías. Alis, Lira y yo nos encontrábamos en la puerta de un hostal, Yume nos había pedido parar para ir al baño. No sé cuánto tiempo debíamos llevar allí, pero Lira ya se estaba empezando a impacientar y yo... Mejor no os digo como estaba. No podía parar quieta.

─¿Por qué tarda tanto? ─ vociferó Lira ─ ¡No que en teoría son las "chicas" las lentas!

─Eso es mentida. No lo ves. Yume es mucho más lento que nosotras tres juntas. ─ protesté de igual humor.

─Chicas calmaros. No tardará mucho más...

─Pero quiero continuar... ─ me quejé haciendo un puchero. Sé que parezco una niña pequeña, pero así soy yo.

─Igual yo... ─ comentó con desánimo la rubia ─ Aún nos queda mucho camino....

Ambas suspiramos abatidas. Aquella situación nos podía. Teníamos suerte de tener a Alis de nuestro lado. Es cierto que al principio era muy tímida, pero ahora que se había abierto, era la voz de la razón. Siempre sabía que hacer.

─Lira... ─ la llamé ─ ¿Qué pasó con tu búsqueda? ¿Por qué no estás buscando a Yui?

Su rostro se ensombreció. Tal vez no tendría que haber preguntado. No quería ser una entrometida, pero la duda me carcomía.

─Ella no es una hada. ─ contestó al cabo de unos segundos ─ Por eso nunca la encontraré si la busco volando. ─ levantó su mirada ─ Así que pensé que lo mejor sería buscarla al puro estilo humano. Fue entonces que te recordé. Sabía que os encontrabais en el juego y que te habías separado de tu grupo. Toda la nación lo sabe. ─ giré el rostro sin comprender. ¿A qué se refería con qué toda la nación lo sabía? ─ Pensé que si me unía a ti tendría más chance de encontrarla. Además, si voy con vosotras el viaje...

─No será tan aburrido, ¿verdad? ─ sonreí completando su frase.

Lira giró su rostro con sorpresa. Daba la impresión de que mis palabras la habían dejado paradas, aunque su expresión no duró mucho más, ya que enseguida formó una gran sonrisa en sus labios y asintió frenéticamente.

─Así es. Me alegra que nos entendamos tan bien. ¡Ahora estoy llena de energía! ─ exclamó levantándose de un saltó ─ ¡Encontraré a Yui! ¡Ese es el deber de toda compañera!

─¿Compañera? ─ repetí confusa.

─¿No lo sabías? ─ me preguntó Alis ─ Yui es la compañera de Lira.

─¿De verdad? ─ abrí los ojos con asombro.

─Sí. ─ confesó Lira apenada ─ Perdón que no te lo haya dicho antes, pero Yui era mi compañera. Es por eso que sé que nos volveremos a ver.

─¿Cómo estás tan segura?

─Por el contrato. ─ sonrió la rubia ─ Nuestras almas están conectadas. Hay un hilo que nos une. Nuestro lazo inquebrantable nos unirá, no tengo duda.

─Que suerte... Aunque no por ello voy a perder. ¡Encontraré a Meru y Hana antes que tú encuentres a Yui!

─¿Me estás retando señorita Yu? ─ interrogó con una ceja alzada.

─Así es. Te demostraré que hasta las personas sin contratos se encuentran. Nuestro lazo es mayor que un estúpido acuerdo.

─¡¿Qué estás diciendo?! ¿Se te subió la amistad a la cabeza? Mi lazo con Yui es millones de veces más fuerte. ¡Te lo demostraré! La encontraré y entonces...

─¡Te tendrás que tragar tus palabras! ─ exclamamos a unisono.

Ambas teníamos una expresión desafiadora. Ninguna tenía pensado perder. No obstante, nuestro enfrentamiento no duró mucho más, ya que, sin razón aparente, comenzamos a reír sin parar. Alis no tardó en unirse a las carcajadas. Para cuando llegó Yume ya nos habíamos olvidado de él.

─¡Hola!

─¡Tortuga! ─ gritamos las tres a la vez.

El peli-verde retrocedió intimidado mientras nosotras volvíamos a reír.

─Vaya sincronía... ─ soltó al aire ─ Perdón por tardar. Es que me encontré con Ryo.

─¿Ryo? ─ repitió Lira.

─Un amigo. Él también está buscando a Zuu, así que le dije que se uniera.

Un duende de cabellos y ojos verdes apareció en escena. Sus ropas eran verdes con detalles negros, aunque tampoco os diré mucho más. No tenía ni idea de quién era.

Alis, como siempre que aparecía alguien nuevo, corrió a esconderse detrás de mi persona. Lira, en cambio, esbozó una gran sonrisa al verlo. Su entusiasmo era palpable, ya que un nuevo amigo se unía a nuestras filas. Por mi lado, me limité a escrutarlo con la mirada. Algo en él me resultaba demasiado familiar, aunque no lograba relacionarlo con ningún recuerdo. ¿Quiéns sería?

─Ya sabéis mi nombre. ─ se presentó de malas formas  ─ Si tenéis más preguntas os las guardáis. No tengo porqué deciros nada más.

─¡Pero serás...!

Alis impidió que saltara a golpearlo. Ese duende... ¿quién se creía que era? No lo conocía, pero ya me caía fatal. Lira, por otro lado, ignorando su desagradable presentación, habló con su inmensa sonrisa.

─Encantada, soy Lira. La que se está escondiendo es Alis y la malhumorada es Lim.

─¡Yo no estoy malhumorada! ─ le grité en defensa.

─Sí claro... Y yo me chupo el dedo. ─ bromeó Lira.

─Será mejor que continuemos. ─ interrumpió Yume al ver la tormenta que se avecinaba. Quiero aclararos que no os estoy hablando del clima atmosférico, más bien, de nuestra situación.

El Juego de las Mil CartasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora