¿Nunca te preguntaste por qué en el colegio no hay clases divertidas? ¿Qué pasaría si una clase te llevara a otro mundo? Si acabaras separado de tus amigos, ¿qué harías?
Si quieres saber que haría yo, acompáñame durante este viaje en un mundo de jue...
De nuevo me costó adaptarme a la luz del despertar, aunque me force a abrir los ojos para comprobar si lo había logrado. En lo primero que me fijé fue la pared de la habitación. Si mal no recordaba, debía haber regresado al punto del que partí, es decir, "mi"cuarto provisional.
El pitido de mis orejas fue desvaneciéndose poco a poco, dando paso a los gritos. Las voces se escuchaban a mi alrededor, aunque me parecían lejanos ecos que me confundían.
Con una lentitud inhumana a mi parecer, es decir, a paso de Meru, levanté mi cuerpo de la cama. Cada hueso... Cada musculo... Sentía como parte de mi ser se fracturaba en dos. Era doloroso, pero no me iba a quedar tumbada en la cama. Las voces se fueron acercando y, finalmente, pude reconocer sus palabras y el dueño de estas. No tardé en localizar al par de hadas que me habían acompañado en mi travesía y esbocé una sonrisa en consecuencia. Lo habíamos logrado.
En mis manos reposaba esa resplandeciente flor, esperando escuchar mi deseo. Alis y Lira saltaban de emoción por la sala, mientras el hada que nos había dado un techo giraba la cabeza con orgullo. Se había tragado sus palabras.
─Quiero poder llegar hasta Zuu. Ese es mi deseo. Permíteme encontrar y llegar junto a el hada llamada Zuu. ─ rogué cerrando mis ojos.
Tenía miedo. La inseguridad me cegaba. Que iba a pasar. Sabía por experiencia propia que el azar era una arma de doble filo. Debías ir con cuidado si no querías terminar con una lluvia de golosinas, en vez, de un tornado para despejar el camino. Lo sabía mejor que nadie. El azar era mi elemento, al menos en ese juego.
Solté un grito irrefrenable. Dolía. Mi cuerpo se encontraba en llamas, o al menos así me sentía. En mi ser había empezado a emanar un calor insoportable y la garganta me escocia en un acto de exigirme un vaso de agua. Si anteriormente os había comentado que dolía horrores levantarse, era porque no había sentido esta clase de tortura. Por un momento me sentí Shinichi/Conan al momento de ser encogido. Notaba como los huesos se derretían y mi cuerpo ardía en sufrimiento.
Por unos segundos dejé de oír los gritos de mis compañeros, tampoco escuchaba la voz del hada tratando de dar un veredicto médico a mi estado. Mis ojos estaban cerrados y mis sentidos parecían ausentes.
Entre todo el caos y calma que trajo el dolor, una voz se coló entre el silencio.
"Deseo cumplido. Recuerda: El estado NO es permanente, es solo temporal. Cuando encuentres a quién ansias, la magia se esfumará. Recuérdelo."
A medida que la voz se desvanecía también lo hacía mi dolor. Parecía que aquella armoniosa advertencia se hubiera llevado aquella sofocante sensación. Me sentía tan liberada. Al abrir los ojos quedé descolocada. La cama se había vuelto millones de veces más grande y mis amigos también habían aumentado desmesuradamente de tamaño.
Dos teorías se hicieron presente en mi mente, fruto de conocer la historia de Alice en el País de las Maravillas. O ellos se habían hecho gigantes o yo había empequeñecido.
-Flor concede mi deseo. Os lo ruego quiero encontrar a el hada Zuu, porque es la única persona que me puede ayudar. Os lo pido llevarme hasta donde se encuentra.
Mi cuerpo me empezó a arder ¿Que estaba pasando? Realmente tenía miedo. Estaba asustada. No sabía que iba a pasar. Cerré los ojos mientras dejé que todo fuera pasando. En mi cabeza oí una voz que me decía.
-Este estado solo durará hasta que encuentres a quien buscas. Una vez lo hayas encontrado el efecto desaparecerá y volverás al estado anterior. Mis sospechas no tardaron en ser aclaradas, al ver como Lira formaba con sus manos una especie de espejo. Al ver mi reflejo me congelé. Esa no era yo. Mi cabello era azul, ahora no había duda de si era rubia o castaña, algo bueno saqué. Mis ojos lejos de seguir azules eran ahora de un color purpura, aunque ese era el menor de mis problemas. ¡¿Qué me había pasado?!
─¿Qué está pasando? ─ inquirí saber.
─No lo sabes... ─ confesó con asombro y pena la rubia.
─Debe haber sido la flor. ─ interrumpió el hada malhumorada ─ Esa debe haber sido la manifestación de tu deseo.
─¡Pero...! ─ mi voz quedó cortada por la alegría de un duende que no tardé en reconocer, Yume.
─¿Ya habéis vuelto? ─ sus mirada esmeralda se posó en mi persona. Tenía unos ojos hermosos... ─ ¿Quién eres?
─Mi amiga. ─ contestó Lira con velocidad.
─¡Oh! No sabía que había venido una amiga tuya.
─Acaba de llegar. ─ contestó con nervios ─ Se llama... ─ colocó su mano derecha en su mentón y habló en susurros sus pensamientos ─ Piensa Lira, piensa...
─¿Has dicho algo? ─ preguntó con extrañez el recién llegado.
─¡No, no! No he dicho nada. ─ Lira estaba demasiado nerviosa. Cualquiera que viera pensaría que se había tomado toneladas enteras de cafeína.
─Lim. Su nombre es Lim. ─ respondió con una sonrisa Alis. Su calma era admirable, a diferencia de Lira o de mí misma, Alis permanecía tranquila, como si todo aquello no se estuviera saliendo fuera de control ─ Vaya memoria tienes Lira... ¿Cómo se te puede olvidar?
─Así que Lim... ─ el duende permaneció pensativo un par de segundos antes de añadir ─ No conozco ninguna otra Lim, eres la primera. Encantado de conocerte. Soy Yume, un duende de luz. ─ se presentó con orgullo.
─Encantada. ─ al ver su mirada inquisitiva quise seguir hablando pero mi mente estaba en blanco ─ Yo...
─No me irás a decir que olvidaste tu clase, ¿no?
Una bombilla se encendió en mi cabeza. Había tenido una gran idea.
─No, no lo sé. ─ confesé desviando mi mirada ─ Nunca conocí a mis padres, así que no lo sé. Además, nunca he sido capaz de hacer magia.
Al levantar la cabeza me encontré de nuevo con sus ojos zafiro, sabía que no preguntaría más. En seguida Yume se disculpó y supe que se lo había tragado. Aunque nunca esperé sus siguientes palabras. Al escucharlas mi cuerpo se congeló y la bombilla se rompió en mil pedazos.
─¿Dónde está Yuïji?
─Ha sido tele-transportada. ─ contestó con velocidad mi amiga rubia ─ Ya sabes... Pidió el deseo y... ¡Pum! Desapareció.
─¿Y estás tan tranquila? ─ abrió los ojos el duende ─ ¡No sabemos dónde fue! Como le pase algo estamos muertos... ¡Además, ella no podía ni moverse!
─Seguro que está con Zuu. ─ corté con rápidez ─ Eso es lo que deseó.
─Ahora debemos encontrar a Zuu. ─ añadió con una sonrisa Alis ─ Venga hermanito, tampoco es la primera vez que alguien usa la tele-transportación.
─Sí, eso mismo. ─ concordó Lira ─ Le conté la misión a Lim y también se apunta.
─Sí, quiero que... que... me ayude con mis poderes.
─Ya veo. Tiene sentido...
─¿Vamos? ─ preguntó la rubia ─ Cuanto antes nos machemos antes nos reencontraremos con Yuïji.
─Iros a hora sería imprudente. ─ aconsejó el hada que me había cuidado ─ Os recomiendo que partáis por la mañana. No falta mucho para que anochezca. Iros ahora solo causaría que os perdieseis.
Decidimos acatar sus ordenes. La mujer tenía razón en todo lo que decía. Por mi lado estuve en desacuerdo, ya que quería partir cuanto antes, pero su mirada severa me obligó a guardarme mis quejas. El hada se encargó de la comida, aunque no pude evitar observar el caldo con desconfianza. Conociendo a aquella arpía, tal vez, nos había escupido en la sopa.
El primero en abandonar el comedor, tras comer y desparar la mesa, fue Yume. No obstante, cuando quise seguir su ejemplo, la intimidante voz de la mujer me detuvo.
─No entiendo porque le habéis mentido, pero os recuerdo que vuestra amiga NO sabe volar. Aprovecharía estas horas extras que tenéis para practicar. ─ sin esperar nuestra respuesta, el hada abandonó la sala dejando detrás, como recuerdo, un fuerte portazo.
─Es verdad... ─ soltó con asombro la pelirrosa.
─¡¿Por qué no nos lo habías dicho?! ─ me recriminó Lira.
Aquella pregunta fue suficiente para salir de mi estado de sorpresa y fruncir el ceño con molestia. Quién se creía que era.
─Tú tampoco te diste cuenta. ─ contraataqué ─ Además, soy humana. Nunca se me pasó por la cabeza eso de volar. ─ me crucé de brazos.
─¡Pero ahora eres una hada!
─¡¿Y qué?! Vestirme de elefante no me convertirá en uno. ¿Como quisieras que supiera que podía volar?
─Ya basta. ─ se puso en medio Alis ─ No discutamos. Tenemos que pensar que haremos mañana. Yume querrá ir volando.
Probamos de mil y una forma que aprendiera el arte de volar, pero fue inútil. Solo obtuve como recompensa un centenar de azules y millones de coscorrones. Si seguía así un poco más, no había duda de que me convertiría en un unicornio. Podía jurar que con tantos cabezazos no debía estar muy lejos de serlo.
─Es inútil. ─ solté agotada.
─¡Tienes que intentarlo de nuevo! ¡Con más fuerzas!
─¡Estoy cansada! ─ le grité tumbada en el suelo ─ ¡Quiero dormir! ¿Lira no puedes usar tu poder para llevarme flotando hasta la habitación?
─¡Mi poder no sirve para eso! ¡No seas vaga! ¡Nos queda aún mucho por hacer!
─Pero...
─¡Eso es! ─ gritó, para sorpresa de ambas, Alis ─ Lira tú podrías usar tus poderes para...
─¡Para que parezca que está volando! Buena idea. ¡Vamos a intentarlo!
Nos pasamos gran parte de la noche probando manera. Mis compañeras estaban eufóricas. La esperanza había vuelto a sus ojos, a diferencia de los míos. No me gustaba la idea de depender de Lira. Sabía que sería muy duro para ella, es más, hacerlo implicaría que sería un carga. Aunque tampoco podía quejarme. Había intentado ya tantas cosas, que era normal que hubiesen perdido la fe en mí. Era frustrante pero debía aceptarlo. Si quería llegar hasta Zuu y recuperarme pronto, esa era mi única alternativa.
La íbamos a encontrar, de eso no había duda.
Ya puedes esconderte dónde quieras Zuu, que te vamos a encontrar.
- TO BE CONTINUED -
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.