El Juego de las Mil Cartas

22 - La última ronda

─¡Muy bien! Es hora de terminar con este espectáculo. Elegir a un solo mimbro, uno entre todos vosotros. Él será quien decida si pasáis esta prueba.

No lograba entenderlo... Zuu nos había explicado que para completar este juego se necesitaba de una pareja... ¿Sería para la anterior prueba? Ahora que lo pensaba, ¿para qué había servido? Ninguno había sido descalificado. Yo misma podría participar a pesar de haber sido derrotada. 

Observé por décima vez la marca en mi muñeca. ─ Órdenes... ─ ¿Cuándo sería usada esa cadena? Yunki no había mostrado interés en eso. Es más, ahora hablaba tranquilamente con Yume como si nada hubiera pasado. ¿Qué planeaba? Tanto Nia como Break si estaba gastando su privilegio. Ambos estaban siendo esclavizados de una forma única. Vana leyendo libros mientras era corregida por Nia y Look buscando las mejores almohadas del lugar. Y yo allí, observando el panorama al tiempo que cruzaba los dedos deseando que Yunki lo olvidara todo. 

El duende, de mientras, se empezaba impacientar. Podía notar como la vena de su cuello se iba hinchando de forma peligrosa. Si no hacíamos nada, íbamos a perder el juego sin ni siquiera haberlo intentado. No podía permitirlo. No ahora que estaba a anda de encontrarlas. Inspiré y espiré varias veces y levanté la mano. Ya estaba decidido: yo me presentaba de forma voluntaria. 

─Muy bien... ─ sonrió. Me pregunto cuántas veces habrá dicho "Muy bien". ¿Acaso esa era su muletilla? Me estaba empezando a cansar... ─ La última ronda se llevará a cabo contra la CPU. El juego es simple: si paras de cantar o desafinas: GAME OVER.

Asentí no muy convencida y lo seguía hasta una sala insonorizada. Esta vez nada de cámaras ni ojos mirándome. Éramos solo la música y yo. Las paredes eran blancas y al frente solo tenía un micrófono. Las reglas estaban escritas en una pantalla a varios metros de mí. 

[COMPLETA LA CANCIÓN O PIERDE]

No os mentiré. Me sentía muy nerviosa. Tenía miedo de fallar. Sentía una gran presión en los hombros y quería salir corriendo. Temía olvidar la letra o ni siquiera conocerla. ¿Qué haría si la canción no me era conocida? La respiración se aceleró y noté como volvía a temblar. La música no tardó mucho más en inundar mis fosas auditivas. Me sabías las canciones, hecho que me relajó. Solo debía procurar no dejar de cantar. En ninguna parte decía que necesitaba saberme la letra de memoria, solo debía cantarla. Eso me quito otro peso de encima. Aún tenía posibilidades o eso pensé. Cuando al fin había recuperado mi seguridad, las paredes desaparecieron. Los focos me cegaron y supe al momento dónde me encontraba. Llevaba haciendo teatro desde que tenía memoria. No existía duda: estaba en el escenario.

La música era potente y no recibía un retorno, es decir, no escuchaba mi voz. Sabía que de mirar abajo, me toparía con el público. Siempre estaba allí, deseando ver como fallabas. Nunca había sido capaz de bajar la mirada. Nunca los había afrontado. Tal vez el saber que eran desconocidos me tranquilizó, pero al estar cegada por la luz del escenario me sentí tranquila, al menos mentalmente, ya que mi cuerpo seguía temblando.

Escuché los gritos de Jow y supe que todos estaban allí, observándome. Aquello alejó la paz de mi cabeza. Las letras comenzaron a fallarme y noté como si me estuviera a punto de desmallar. Me sentía sofocada y al notar la tensión no ayudaba nada. ─ Tranquilízate. ─ Me gritaba interiormente, pero todo parecía inútil. 

Fue entonces que aparecieron. Las personas que había estado esperando durante tanto tiempo. La audiencia explotó al verlas. Todos exclamaban sus nombres ─ El dúo dulzura ─ Mis mejores amigas. Giré la cabeza con miedo. No quería enfrentarme a ellas, pero no tenía otra alternativa. Ambas saludaban a la audiencia con grandes sonrisas, no obstante, a mí solo me dirigían miradas llenas de odio. Sentí el dolor palpitar en mi pecho. En el pasado había recibido miles de veces ojos llenos de mentiras y odio, pero nunca de ellas.