¿Nunca te preguntaste por qué en el colegio no hay clases divertidas? ¿Qué pasaría si una clase te llevara a otro mundo? Si acabaras separado de tus amigos, ¿qué harías?
Si quieres saber que haría yo, acompáñame durante este viaje en un mundo de jue...
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Extrañas palabras resonaron por todo el lugar. Palabras incoherentes que salían de los labios de aquella extraña maestra. ¿Qué estaba ocurriendo?
─Áraibmac seconoc euq ol odot. LOOK. ─ Sus palabras parecían sacadas de un cuento de hadas. Como si de un hechizo mágico se tratara. Al terminar de nombrarlo una luz roja salió de aquella especie de nube, cubriéndolo por completo.
─Raños euq seneit. NIA. ─ Ahora fue el turno de Nia. Al igual que con Look una luz la rodeó, pero a diferencia que la suya esta era de un bonito color lila.
─Odeim sagnet on. BREAK. ─ De nuevo una luz rodeó al nombrado. Esta emanaba del ojo, cubriéndolo de una luz azulada.
─Radud ed sah on. VANA. ─ la nombrada trató de ahogar un grito al ver como una luz rosada la empezaba a atrapar. No sabía que estaba ocurriendo, pero fuese lo que fuese aquella luz había acertado con el color favorito de la mencionada.
─Amsim it ne raifnoc euq seneit. YUÏJI. ─ esta vez fue el turno de los dados. Estos emitieron una luz cegadora de color amarillo. Asustada traté de moverme, pero fue inútil.
─Ejaiv neub. YUNKI. ─ para terminar fue el turno del menor. El trébol empezó a brillar con una luz verdosa, sin embargo Yunki parecía ni inmutarse.
Un sonido resonó por todo el patio. Las doce había llegado y con ellas las campanas habían iniciado su función. Con cada nuevo toque una luz empezaba a brillar. No entendía que estaba ocurriendo. ¿Que debía llevar la comida? ¿Alguna clase de alucinógenos? Eso lo explicaría todo, pero la realidad no siempre es tan sencilla. Lo que estaba ocurriendo no tenía explicación. Cuando la novena campanada empezó a sonar las palabras de la profesora volvieron a resonar.
─Luz de las ocho constelaciones.─ El cielo se oscureció sin previo aviso. ¿Cómo era posible? Hasta hacía un momento el cielo estaba completamente despejado. ¿Que estaba pasando? Entonces otra pregunta me atacó. ¿Ocho constelaciones? Si mal no recordaba nosotros solo eramos seis. ¿Se habría equivocado? Imposible. Lo había dicho con demasiada convicción. ─ Brillar intensamente tanto en el bien como en el mal. Guiar los de corazón puro para llegar a contemplar la joya dorada que en sus corazones brillará. ─ La undécima campanada ocultó las siguientes palabras por lo que nunca supe que había dicho. ─ Han..... ─ logré escuchar ─ ....Eru.
¿ Han...?¿... Eru? ¿A que se refería? ¿Ocho constelaciones?
De nuevo el mal presentimiento. ¿Qué estaba ocurriendo? ¿Tal vez un sueño?
Aquel pensamiento se desvaneció al ver como lentamente cada uno de mis compañeros caí al suelo. Tenía miedo. ¿Qué estaba pasando? ¿Qué les hizo? ¿Por qué...? Mis pensamientos fueron interrumpidos por dos nuevas luces. Una procedente de un pétalo blanco y la otra de una abeja naranja. ¿Quién más había? Fue entonces que las vi. Empecé a gritar desesperadamente, no me importaba si por ello desgarraba mi voz. ¡¿Qué hacían ellas allí?! ¿¡Por qué!? Grité y grité pero ellas no me escuchaban. Hana, Meru... Ellas nunca debieron mezclarse con todo aquello, pero ya era demasiado tarde. Ambas habían caído inconscientes al igual que los demás.