27 - La cabaña del bosque

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Después de dudar por un rato decidí entrar.

-¿Hola?¿Hay alguien?

Uff, tanto miedo para nada ¿Pero estaba bien entrar? Seguro que lo entienden....pero......¿esto no es allanamiento de morada? Que hago..... ¿me voy?¿me quedo?¡Qué lío!

No sabia que hacer, aparte mi cabeza estaba hecha un lío, pero al ver una sombra en el exterior involuntariamente fui a esconderme. Me escondí dentro del armario, acto seguido entro alguien. Suerte que había reaccionado sino.... no quería vermelas con quien estuviera afuera. ¿Quién era?¿Qué podía hacer? Mis dudas fueron desapareciendo mientras oía a ese grupo de personas hablar, eran voces tan conocida...¿pero de quién eran? Las empecé a contar: una.....dos.....tres.....cuatro...cinco...¿seis? Quizás si no hubiera escuchado mi nombre jamás hubiera salido, sin embargo cuando escuche que me nombraban mi cuerpo se movió solo.

-¿Qué pasa conmigo?

-¡Yuïji! Así que aquí estabas -dijo Hana

-¡Chicos! Así que erais vosotros.

Delante mío se encontraban Hana, Meru, Look, Break, Nia y Vana, pero no conseguía ver ni a Lira ni a Alis y tampoco había señales del idiota de Yunki y su compañero Yume.

-¿Chicos sabeis algo de Lira o Alis?

-No, pensábamos que estaban contigo.- dijo Meru

-Uff, ya se han vuelto a perder - dije tranquilamente a pesar de que quería salir corriendo a buscarlas.

Y por si no tuviéramos suficientes problemas, adivinar qué pasó después. ¿Lo adivinaron? Así es, apareció Yunki junto con Yume mientras nos gritaba:

-¡Qué haces aquí!¡Iros, no sabéis que es de mala educación entrar en casas ajenas sin su permiso!

Nunca había visto a Yunki tan enfadado. Y para colmo Vana solo estropeo más la situación.

-¿Por qué? Ah es tu casa, pues podrías limpiarla un poquito.

-¡Fuera! No lo volveré a repetir

-Si no querías que entraramos haber cerrado la puerta. Que no te lo enseñó tu madre - le recrimino Vana con un tono de sabelotodo que me hizo querer saltar a su cuello y estrangular.

-¡Vana! - grité, no podía contener - ¡Para ya!

-Y tu ahora porque te metes, nadie te ha hablado.

-Vana para ya - Nia no estaba de broma, su tono autoritario no mentía - Ahora mismo nos vamos, perdónanos Yunki.

-¿Por qué? Fuera está empezando a oscurecer. ¡No quiero! ¡No quiero dormir en el suelo!

-Vana, no lo repetiré - dijo lanzandole una mirada que espero que nunca me lanze.

Salimos de esa cabaña y nos dirigimos a una cueva situada a dos kilómetros de ese lugar. Una vez llegamos a la cueva Vana cayó rendida al suelo durmiendose en el acto, los demás no tardaron mucho en dormirse,, pero a mi me fue imposible. Tenía una mala sensación, aparte ese par seguían desaparecida. Salí a que me diera el aire y dar una vuelta, pero la vaguería me ganó así que me quede encima de la cueva observando las estrellas tumbada en el suelo. La brisa era muy suave, muy agradable. El viento me llevo una pequeña hoja que hizo despertar nostalgia.

Estaba con una mujer que no conseguía recordar su rostro en lo alto de una colina, yo estaba intentando imitar a aquella mujer que con tan solo una hoja hacía esa tranquila y bonita melodía. Sin darme cuenta empecé a interpretar aquella preciosa melodía. La canción que había escuchado en el estadio tiempo atrás era esa, quizás... No, estaba pensando demasiado. Lentamente los sonidos del bosque crearon una gran orquesta a mi alrededor. Era digno de escuchar.

El Juego de las Mil CartasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora