Las Aventuras Del Bebé Dean.

11. La llegada del niño nuevo

Reigns y Ambrose se encontraron como siempre en el parque.

Roman estaba muy emocionado al ver a su castaño preferido.

- Dean, te extrañaba ¿Cómo estás?

- Bien amigo, yo también te extrañaba y ¿Cómo te encuentras?

- Mejor, ya que te veo amigo – Lloraba de alegría el pequeño samoano. Dean se había apoderado del pequeño corazón del amigable Roman.

- Ese es mi chico. Conocí a tus primos ¿Ellos te dieron el dibujo que te mandé?

- Sí, Dean. Lo puse en un portarretrato. Lo conservaré toda la vida.

- Me gusta que sea así Roman, porque tú eres como mi hermano. Por cierto, te has fijado que alguien se está mudando acá.

- Sí amigo, le he escuchado a mi tío y a mi madre decir que son personas importante pero con maldad en el corazón.

- ¿Por qué maldad? Cuestionaba el pequeño castaño a su amigo.

- Porque quieren desalojar a todos de aquí por los capricho de un niño malo que vendrá a vivir aquí.

- ¿Y quiénes son ellos para que hagan eso?

- El presidente, su esposa y su hijo malcriado – Contestaba indignado Roman.

- ¡Qué tontos!

- Dean, tengo miedo que eso pase. Me costará mucho hacer amigos nuevos en otros lados, bueno, tú eres mi único amigo, eres el único niño normal de aquí, los demás me caen mal.

- Jajaja, sí lo he notado amigo, por la manera de expresarte de los demás niño – Decía de manera burlona el castaño.

- Es que Dean, los niños de aquí no son buenos, peor el que vendrá. Si así son los padres imagínate como será él. – Decía el pequeño adorable samoano.

- Tranquilo Roman, nadie nos separará amigo. No lo voy a permitir jamás.

- Gracias Dean, tus palabras me tranquilizan.

De un auto negro baja la Sra. Stephanie con un pequeño.

- Mi niño, aquí es nuestro nuevo hogar, espero que te guste y si algo te incomoda me lo harás saber para arreglarlo.

- Está bien madre – Respondía el niño a su madre, mirando a todos lados.

Mientras de lejos observaban Dean y Roman al niño nuevo.