Enamorado.

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[POV MYUNGSOO]

Para ser sincero, en un principio pensé en tomar a Sungyeol como tantas veces había hecho, pero luego de meditarlo un rato una idea invadió mi mente, una que de hecho, me agradaba demasiado.

Solo imaginarla me excitaba, así que me desespere por ponerla en práctica. Besos lentos y tiernos fueron los que le di a mi princesa, permitiéndome saborear sus labios y su boca, borrando el más mínimo rastro del doctor Lee, haciendo que Yeollie se relajara con ese contacto.

No supe cuanto tiempo estuve besándolo, solo que me gusto hacerlo de aquella manera, pero era momento de poner en marcha mi plan, así que decidí alejarme y luego de unos pequeños besos en su cuello, le pedí que fuera a cambiarse, muchas veces lo había imaginado así, solo con una playera, mía por supuesto, caminando por todo el apartamento, dejándome ver sus largas piernas, esas que me gustaban tanto.

Me deje caer en el sofá me permití encender el televisor y poner una película, viendo a Sungyeol salir de su habitación con las mejillas sonrojadas y una playera que cubría sus piernas hasta la mitad, ¿realmente no traía nada debajo? Aquella idea me excito, así que deje que mis miles de fantasías que había tenido con el nublaran mi mente, solo unos minutos fueron suficientes para sentir mi erección apretada debajo de mis pantalones, los cuales permitían que se marcara perfectamente, sintiéndome orgulloso por ello.

Me puse de pie y camine hasta la cocina, justo en el momento en que mi princesa se estiraba para alcanzar la pasta, haciendo que la playera se levantara y dejara al descubierto apenas la línea donde terminaban sus glúteos, no pude evitar morder mi labio inferior y acercarme a él para rodear su cintura.

Se estremeció y bien sabía que no era por la sorpresa, sino por mi erección intentando meterse entre sus glúteos, haciéndome reír por ello, comenzando a restregarme con esos muy pequeños montículos, pero que a mí me parecían de un tamaño perfecto. El me decía varias cosas, pero sus gemidos no tardaron en aparecer, logrando que mi hombría palpitara dentro de esa prisión.

Sungyeol obedeció y siguió cocinando, deje que cortara todo lo que había que cortar antes de continuar, tampoco quería dejarlo sin algún dedo, pero en cuanto hubo terminado, comencé un camino de besos por su espina dorsal y lo continúe hasta encontrar lo que buscaba. Tuve que levantar su playera para dejar a la vista ese hermoso trasero, acariciándolo con mi mano antes de estrellarla para comenzar a ponerlo rojo, riendo al ver como Yeollie en lugar de quejarse gemía.

Gemía fuerte y me movía su sensual trasero de forma provocativa, así que no pude contenerme más y me agache hasta tener su trasero a la altura de mi rostro, sonriendo al ver lo bonito que era. Separe sus piernas y comencé a acariciarlas con mis manos, para luego sustituir aquellas caricias con mi lengua, comenzando a lamer el interior de sus muslos, zona que bien sabia, era muy sensible para él, y no me decepciono, no cuando el solo las separo un poco más y gimió mas alto que antes, iba por buen camino, pero mi objetivo no era ese, tome sus glúteos y los separe hasta dejar su rosada entrada bien a la vista, soplándole un poco solo para ver como esta se contraía y Sungyeol me suplicaba porque no hiciera aquello.

Una carajada escapo de mis labios, así que sin esperar más, deslice mi lengua alrededor de su agujero, sintiendo como este se contraía y Sungyeol recargaba su cuerpo contra la encimera, una cuchara cayendo al suelo mientras sus piernas se doblaban y yo lo sostenía con fuerza por lo glúteos para que no cayera.

Mi lengua se movió con más rapidez, y de vez en cuando, intentaba profanar aquel apretado agujero, pero me era un poco difícil, mientras yo me encargaba de lubricar bien a mi princesa, mis manos amasaban sus glúteos y dejaba suaves golpes en ellos, Sungyeol convirtiéndose en una maquina de gemidos aun cuando ni siquiera había entrado en el.

Disaster [Myungyeol]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora